|| Celos ||

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—Ehmm...  ¿Qué les parece si vamos a los juegos?—preguntó tímidamente Juvia, al notar el ambiente en el que se encontraba.

Algunas veces se preguntaba como era que esos dos podían vivir juntos.
Lyon Vastia y Gray Fullbuster siendo hermanastros desde los cinco años era muy difícil de imaginar. 

—¡Claro, Juvia-chan!—respondió Lyon, tomándola de la mano, logrando enojar a Gray aún más.

—Etto...

—Bien, vamos.—dijo Gray pateando a Lyon y cargando a Juvia estilo princesa, para después salir corriendo de ahí.

—¡Gray-sama!

—¡GRAY!—gritó Lyon persiguiéndolo mientras que el nombrado sólo tenía una sonrisa triunfante. —Maldito...—susurró Lyon.

Gray llevó a Juvia hacia la rueda de la fortuna, y entró inmediatamente con una sonrisa triunfante.

—Gray-sama,—llamó Juvia, causándole un escalofrío al peli-negro.

—¿S-Sí?—preguntó Gray dándose la vuelta con un semblante serio.

—¿Por qué le hizo eso a Lyon-sama?—preguntó, inclinando su cabeza a un lado.

—¿H-Hacer qué?—tartamudeo Gray.
¿Decirle la verdad? Él ni muerto haría eso. Preferiría quedarse mudo a confesarle que estaba muriendo por ella. 

—¿Fue porque hice algo malo?—preguntó Juvia con una mirada de lástima.

—¿Qué? N...—antes de que pudiera decir algo, fue interrumpido.

—Si fue por eso...  ¡Castígueme, Gray-sama!—le gritó Juvia poniéndose en una posición un tanto... rara.

—¡J-Juvia! ¡N-No hagas eso! ¡Para!—gritó Gray mientras trataba de tapar sus ojos.

Juvia hubiera seguido rogando, si no hubiera sido por la vista que la distrajo.

La rueda de la fortuna paró, dejándolos a los dos en el punto más alto. Lo bueno era que ellos dos eran los únicos en la cabina.

—¡Ohhh! ¡Qué bonito!—exclamó Juvia con pequeños destellos en sus ojos. 
Y Gray, él también disfrutaba de la vista, pero no la de Magnolia, si no la de su amada.

~Oh cuanto amaba verla así~
Sonriente.
Sus cabellos azules bailando con el viento.
Y sus ojos azules más brillantes que nunca.

—¿Te gusta?—preguntó Gray poniéndose a su lado.

Ella asintió, y dio vuelta a su cabeza para estar frente a Gray. 

—¿Y a usted, Gray-sama?—preguntó con una pequeña sonrisa.

—Me encanta.—respondió, y sin darse cuenta, sonrió.

—¡¿QUIÉN ERES Y QUÉ LE HAS HECHO A MI GRAY-SAMA?!—exclamó Juvia separándose inmediatamente. Al fin y al cabo era una de las pocas veces en las que sonreía.

—Wow, wow. Tranquila, Juvia. Yo soy Gray.—dijo mientras trataba de tranquilizarla, pero ella seguía con un semblante serio.

La rueda de la fortuna continuó moviéndose, haciendo que Gray perdiera el equilibrio y cayera encima de Juvia.

—¡Gray-sama!—exclamó Juvia con pequeños destellos en sus ojos.

—Mierda...