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Gray simplemente se separó de ella y la vio fijamente. –Dime que esto no es una estúpida broma.

–¡Gray-sama me quiere! ¡Gray-sama me quiere!–festejó Juvia. –¡Ughgh, Juvia se siente tan feliz!

–Te hubieras aguantado un poco más, Juvia.–le susurró Gajeel.

–¿Tu sabías de esto, pendejo?

–Mohh... Juvia-chan, era divertido verlo de esa manera...–dijo Chelia.

–¿Tu también?

–Ya se enteró...–susurró Lyon. –Lo quería ver sufrir más

–A ti sí te rompo los dientes, imbécil.–dijo Gray antes de tirarse encima de Lyon, golpeándolo con enojo y al mismo tiempo insultándolo.

–¡Graay-saamaaa! ¡Graay-saamaa! ¡Graay-saamaaa!–le gritaba Juvia. –¡Juvia sí acepta tener 30 hijos con Gray-sama!

Y al escuchar eso, paró. –¿Qué?

Juvia rió. –No crea que a Juvia se le ha olvidado eso,–dijo sonriendo. –Además, no es justo que Gray-sama pueda besar a Juvia pero Juvia no pueda besar a Gray-sama, ¿no cree?

Y al decir eso, en la mente de Gray pasaron todas las cosas que había hecho y dicho; prácticamente abusar de ella, pedirle que tuvieran 30 hijos juntos... Estaba acabado si ella recordara todo eso.

–Y-Yo...–estaba avergonzado; eso era fácil de observar.

–Juvia sabe que sólo era para que Juvia recuperara sus recuerdos, pero le ha preguntado a Juvia si quería tener 30 hijos, y Juvia claro que quiere. Si Gray-sama desea hasta 10 más.

–¿Qué?–esta vez fue Lyon quien reaccionó. –¿40? ¿Enserio?–dijo Lyon. –¡Respóndele, pendejo!

Pero no lo hacia.

–¡Gray-sama! ¡Juvia siente como si la estuviera ignorando!–gritó Juvia.

Gray seguía en shock. Por su mente sólo pasaban las cosas que le había hecho. Estaba tratando de recordar sobre qué cara debía poner.

Juvia, por otro lado, se hartó de ser ignorada y–con un gran sonrojo–, lo besó.

Gray sintió como el aire salía de sus pulmones frente al tacto de la peli-azul, pero sólo le correspondió mientras cerraba lentamente sus ojos. 

Maldita sea. Él necesitaba ese beso. Ese maldito beso, por el que había estado rogando en secreto cada día. Ese maldito beso que lo había hecho sufrir por tanto tiempo; ese maldito beso que transmitía todos sus sentimientos. Ese maldito, y deseado beso... Él amaba todo de ella; desde su cabello hasta su sombra; desde su personalidad hasta su alma; desde el color de sus ojos hasta el color de su piel. Amaba todo de ella. La amaba a ella

Por otro lado, ella se estaba quedando sin aire, pero se rehusaba a separarse. Claro, sus pulmones decían otra cosa, pero su mente otra.  Ella había anhelado este beso por tanto tiempo. Prácticamente había rogado ese beso; lo había rogado miles de veces, sólo para este momento. Amaba al sensación que le dejaba implantada, amaba sentir como sus labios le transmitían tanto. Lo amaba a él. Lo había amado desde el momento en el que lo había visto, y obviamente lo seguiría amando. 

|| Celos ||Where stories live. Discover now