Capitulo 15 El gran viaje

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Lo recordó en ese mismo mometo, tiempo atrás en ese mismo árbol arrojó la espada roja, casi distinguía el sitio donde dejó a Akane mietras la tiraba y en efecto, lo que brillaba allí arriba era la espada, con movimientos ágiles empezó a trepar por el árbol hasta llegar a la espada, extendió la mano y agarró el pomo, en ese momento la espada brilló com un resplandor más fuerte y sintió una reconfortante calidez extenderse desde el brazo hasta la última fibra de su cuerpo, cerró los ojos disfrutando de ésa sensación cuándo, con un crujido, la rama en la que se apoyaba cedió y se precipitó al vacio acabando de espaldas en el suelo.
"No eres demasiado agil ¿eh?"
Asthor miró alrededor y al no ver nadie dirigió su mirada a la espada
-¿Me estás hablando tu?
"¿Ves a alguien mas por aquí? Claro que soy yo, te llevo llamando desde que me dejaste aqui tirado, pero tu mente siempre estaba bloqueada, los humanos siempre teneis la cabeza en otra parte".
Asthor se incorporó y fijó la vista en la espada que estaba clavada en el suelo a su lado, en ese momento la gema de la empuñadura emitió un suave resplandor y un joven muchacho salió de ella, de complexión delgada y pelo negro, parecía real salvo si uno se fijaba en que sus bordes estaban difuminados lo que daba a entender que no era de este mundo a pesar de su penetrante mirada de ojos ambarinos.
-Me llamo Tarkl, encantado.

Asthor parpadeó sorprendido y dio un paso atrás
-¿Quién...Qué eres tú?

El ser sonrió.

Había mucha agitación en el castillo de Ordian, acababan de detener a unos intrusos que pretendían acabar con la vida de la reina Lara, un año atras se había formado un grupo de rebeldes, en su mayoría csmpesinos y comerciantes que habían perdido su manera de subsistir y culpaban a la corona, el grupo era conocido como Los Cazadores, se dedicaban a atacar caravanas de suministros y pequeños grupos de soldados, pero ésta vez se habían atrevido a más, habían conseguido infiltrarse en el castillo y casi llegar a la reina, pero ante las puertas del trono habían sido detenidos por la guardia real.
Arrodillados ante el trono había tres personas, dos hombres y una mujer, vestidos con ropas de sirvientes pero bordados en el pecho el emblema de Los Cazadores, un campo negro rasgado por una garra roja, los tres atados e inmovilizados, la reina, vestida con un elegante bestido negro y morado, paseaba de un lado a otro, furiosa.

-¡Hablad, maldita sea respoder! ¿Quien os manda?

Ante el silencio de los tres cogió del trono una fusta negra y golpeó salvajemente a la mujer en el rostro, la mujer giró el rostro y escupió al suelo tras llamar a la reina zorra asesina, la reina volvio a golpearla con mas fuerza, esta vez la mujer se desplomó en el suelo provocando un horrible sonido cuándo su cabeza golpeó con el marmol.

La reina, furiosa, se sentó en el trono y ordeno retirar el cadaver y llevar a los prisioneros a las mazmorras, cuando estuvo sola uno de sus consejeros entró por una puerta lateral.
Evan paró a unos pasos de la reina haciendo una reverencia.

- Mi señora, tenemos visita, insiste en hablar solo con usted.

El consejero dio paso a una figura encapuchada vestida con ropajes negros.

- Quien eres y que quieres-el tono de la reina era aburrido, le hastiaban en grado sumo las personas que solo venian a pedir favores.

La figura no se movio lo mas minimo lo mas minimo, pero del interior de la capucha salió una risa oscura y maligna.

-Vaya, vaya, a si que vosotros sois los humanos que han colaborado con el consejo, sinceramente, esperaba más.

Evan abrió muchisimo los ojos, horrorizado.

-No...¡No puedes ser tu!

El consejero sacó una daga de su cinto para abalanzarse a por el encapuchado pero éste, con un movimiento de la mano, envió al consejero contra la pared opuesta dejándolo allí inmovilizado, acto seguido se acerco a la reina.

-Tranquila Lara, no he venido a hacerte ningun daño, he venido para hacerte una proposición, algo que ninguno de mis hermanos demonios podrá darte, fuerza, poder y un ejercito como nunca se habia visto antes.

La reina tragó saliva, sus pupilas estaban dilatadas por el miedo.

-Que me pediras a cambio, oh gran Azrael, lider del consejo.

Una risita de satisfacción salió del otro lado de la capucha.

-Nada importante, solo tu alma.

En ese momento se quitó la capucha, en los ojos de la reina había reflejados miedo y sorpresa por igual.

-¿Me estás diciendo que eres el hijo de una diosa que al morir quedaste atrapado en esa espada para ayudar a los futuros herederos del trono de los licantropos?

Tarkl asintió, el muchacho se habia sentado frente a él y habían estado conversando toda la noche, hacía mucho tiempo la diosa Naelia había tenido varios hijos, pero la envidia de otros dioses los había matado, por eso al nacer Tarkl lo había vinculado a un arma, para que jamas pudiese morir, la espada había pasado de un licantropo a otro a lo largo de incontables generaciones realizando un vínculo de simbiosis con los portadores, éstos recibian la fuerza y la habilidad de aquellos que la habían portado antes y a cambio permitian a Tarkl ver el mundo y fortalecerse para siguietes portadores, todo hubiese seguido así si hace años un rey no hubiera entregado la espada al bando de los adoradores demoniacos que solo la querían por el poder.

-¿Porqué quieres ayudarme? No lo entiendo.

Tarkl suspiró.

-Tú sacaste la espada de la roca, lo que quiere decir que eres el elegido, seas consciente de ello o no, sabia que los humanos erais duros de mollera, pero parece que me e topado con el peor.

Asthor miró perplejo al extraño ser mientras este le devolvia la mirada divertido y le ofrecia una mano

- ¿Aceptas?

Por la mente de Asthor pasaron varias imagines, la boda, el extraño mundo donde le mandaron, la princesa Akane, su rey... Estrechó la mano de aquel ser sin dejar de mirarlo a los ojos con una sola idea en la mente, venganza.

Cuando volvio junto a Rayzor el sol ya había salido, pero el mago no se habia movido un ápice, levantó la cabeza al oirlo llegar y miró con curiosidad la espada que colgaba a su costado, una expresión interogante fue suficiente para que Asthor se sentse a su lado y le explicara todo lo que habia ocurrido, con cada palabra los ojos del antiguo general orlesiano brillaban con una luz especial, el hombre estaba decidido.

- Y eso es todo, vamos, levantate, tenemos un largo camino ppr delante.

- ¿ Cómo?

El mago licantropo lo miró confundio, ni en sus más fantasticos sueños había pensado en abandonar el bosque.

- Quiero que vengas conmigo, quiero saber que a ocurrido en mi mundo y creo que voy a necesitar toda la ayuda posible, ademas, ¿Que te queda aquí? Ya no hay nada para nosotros aquí.

Rayzor lo miró durante un segundo, en el fondo sabía que tenia razón, en el bosque no había nada ya, pero la opción de salir de él lo incomodaba en grado sumo, sus ojos volvieron a recorrer la espada, el testimonio de los tiempos antiguos, que había elegido a un humano para suceder al rey licantropos, suspiró y se levantó.

- Ya puestos a morir, mejor morir viendo mundo.

Asthor sonrió entusiasmado, apoyó la mano derecha en el hombro del licantropo como gesto de agradecimiento y cerro los ojos, una vez mas sintió la presencia de Tarkl en la espada, le envió a la mente una imagen del camino que debian recorrer para volver al mundo de los hombres y ambos, humano y licantropo, comenzaron a recorrer un camino que cambiaría el mundo para siempre.

El Retorno De La BestiaOnde histórias criam vida. Descubra agora