Capitulo 17 Rostros en la arena

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-¡¿Nos han arrastrado en el estómago de un pez muerto, nos han quitado las armas y nos han arrojado a esta cárcel de arena y aún dices que no me sulfures?!

El general Asthor caminaba de un lado a otro de su prisión con gesto de exasperación, había observado minuciosamente cada centímetro de su prisión y no había más que arena, de hecho su prisión no era más que un enorme agujero a unos cientos de metros de profundidad, no había forma de salir, solo los moradores de las arenas, pues así se habían presentado los extraños seres, y sus monturas podían entrar y salir impunemente, les habían llevado comida, unos extraños lagartos de piel dura asados, tras un rápido vistazo el humano dejo el suyo en el suelo mientras el licántropo lo devoraba.

- Míralo por el lado bueno, al menos nos dan de comer, eso quiere decir que nos quieren para algo.

Asthor se pasó la mano por el pelo mientras se sentaba junto a Rayzor

- Menudo consuelo, ¿No puedes hacer nada? Sacarnos de aquí o algo

El mago negó con la cabeza mientras masticaba los últimos pedazos de su lagarto

- Levantar toda la arena que hay sobre nosotros para salir me mataría, no tengo tanta energía, la arena tampoco deja espacio para que nos movamos entre ella ni aún usando los caminos de las sombras y no serviría de nada transformarla en otra cosa, nos mataríamos.

Asthor suspiro tumbándose en la arena y clavando la mirada en el techo

Algo hay que se pueda hacer, pero el que se me escapa, no puede ser tan complicado, los moradores se mueven de alguna manera, si ellos lo han conseguido nosotros también lo haremos.

Cerro los ojos concentrándose en su interior mientras reflexionaba, había algo que se le escapaba, estaba seguro, sumido en sus reflexiones se hallaba cuando una voz surgió de las sombras

- No malgastéis energías, no es posible salir de aquí, lo sé muy bien...

Como movido por un resorte guerrero y mago se levantaron a la vez y se encararon hacia la esquina de la que había surgido la voz, en un rincón de la sala, que hasta hace un segundo en nada difería del resto, ahora se perfilaba la forma de un rostro, surcado por arrugas de incontables años, sus ojos, de un color marrón muy claro, miraban desde el interior de unas resquebrajadas cuencas oculares, el rostro carecía de cuello, torso, o algún otro símbolo de que antaño fuese una criatura viva. El extraño les sonrió, fue algo parecido a ver resquebrajarse un castillo de arena con la llegada de la marea.

- No me tengáis miedo-susurro con voz ronca- soy ya completamente inofensivo, mi nombre es...vaya, ya no lo recuerdo, hace demasiado tiempo que no lo pronuncio, demasiado tiempo...

El ser cerró los ojos fundiéndose por completo con la pared, Asthor aun con el susto en el cuerpo dio un paso hacia el rostro.

- ¿Quien eres? ¿Otro morador de las arenas?

El hombre sin nombre volvió a abrir los ojos y los clavó en los del hombre que le hablaba, unos ojos cargados de pena, de rabia y de una profunda desesperación.

- No, yo no soy como ellos...yo...soy su creador, hace mucho mucho tiempo era uno de los humanos mas brillantes de Amsom, un continente muy muy al norte de aquí, era inventor, inventé miles de objetos que hicieron que la vida de mi país fuese mas cómoda, pero inventé algo...algo tan horrible y tan brutal que me condenaron al exilio, y al final, tras un largo viaje, mi creación se reveló contra mi y me encerró, desde ese momento usa mis conocimientos para crear mas seres así...yo fui quien dio vida a la Reina de Arena.

Ambos hombres, asombrados ante tal descubrimiento acosaron a preguntas a aquel hombre sobre sus carceleros, pasaron horas informándose y con cada nueva revelación el peso del desanimo caía sobre sus hombros.

Estos excepcionales seres estaban constituidos por piezas metálicas, pero no por un metal cualquiera, mediante un procedimiento alquímico, casi mágico, convertían las piezas de metal que constituían su cuerpo en arena, esa era la explicación por la cual podían desplazarse por la arena sin restricciones, pero su mas oscuro secreto residía en el ritual para insuflar vida al metal, utilizaban corazones de seres vivos, trasladaban la energía del corazón tras sacarle de su ocupante aun vivo,con ello a veces se trasladaban los sentimientos y el raciocinio de la victima, pero todo ello quedaba en un segundo plano debido a la sed de sangre y la obediencia ciega que tenían hacia su reina, eran en definitiva unos seres asesinos cuya conciencia colectiva les impulsaba a la supervivencia.

Tras estas horribles revelaciones Rayzor se dejó caer al suelo, aun anonadado, con la boca abierta, Asthor sin embargo se había apoyado en la pared,con un brazo tapando el rostro y una sonrisa en los labios.

- Entonces, los moradores son seres de metal, entonces...creo que tengo una idea...

El mago, tras escuchar la propuesta de Asthor parpadeo varias veces, aturdido, era algo tan simple que obviamente no podía salir bien, era impensable.

- Es...una locura, no, una locura es quedarse corto, es la madre de todas las locuras, ¿cómo estas tan seguro de que vendrán? Y en el caso de que vengan no sabemos si van a acceder, no siquiera sabemos si pueden sentir dolor, por todos los dioses Asthor, ¡Es la mayor insensatez que he oído!

- Por eso mismo estoy seguro de que funcionara Ray, ademas, no nos queda otra salida, ¿No te das cuenta? para la creación de moradores la Reina necesita corazones, ¿Que mejores corazones que los nuestros? Seremos unos moradores perfectos, te lo pregunto una vez más, ¿Puedes hacerlo?

Rayzor asintió secamente, apartando la vista, Asthor se acuclillo a su lado y poso una mano sobre el hombro del licantropo.

- Confía en mi, tenemos una oportunidad de salir de esta y la vamos a aprovechar, puede que te parezca una locura, pero se puede hacer, es lo único que podemos hacer

El mago se llevo las manos a la cabeza y se frotó los ojos con cansancio y asintió, total, no iban a perder nada, las horas pasaron sin novedad, sin mas actividad que la de Asthor con sus interminables paseos de un lado a otro, Rayzor se encontraba aun sentado, con los ojos cerrados,concentrando su energía para la tarea que se les venia encima.

De repente algo se movió en la pared del fondo,con un extraño sonido, como de la seda al rasgarse, la arena se abrió y emergió de ella un morador con una bandeja en la cual había un cuenco con dátiles y agua, Ray no aparto la mirada del morador a la vez que sus labios formaban la palabra y esperaba la señal de Asthor, este por su parte se había acercado al morador lentamente, con aparente fatiga para coger la bandeja que este les tendía, pero en el momento en que rozó la bandeja con un rápido movimiento la estampo en la cara del morador, esa era la señal convenida, al instante un rayo surgió de la nada y sacudió el cuerpo del morador provocando en este un intenso  agudo grito de dolor, antes de que se recuperara el mago proyecto tres rayos mas dejando a su oponente postrado en el suelo, retorciéndose, su cuerpo, en apariencia solido, parecía ahora una masa gelatinosa, antes de que pudiese ponerse en pie Asthor lo agarró y lo empujo hacia la pared por donde había venido.

- Ahora vas a abrirnos un túnel fuera de aquí...¡Ahora!

Ante esta nueva señal el mago volvió a descargar su magia sobre el morador mientras este se retorcía, hicieron falta tres impactos  más para que este empezase a abrir una especie de túnel en la arena, mientras miraba con una mezcla de agonía y odio a sus agresores, pero con cada descarga abría un poco mas el túnel, permitiendo a estos un paso franco hasta llegar a otra habitación, donde se desplomo en el suelo para no levantarse más.

- Asthor...yo...

En el momento en que el general se giraba Rayzor calló de rodillas, pálido y resoplando. Asthor acudió raudo a su lado y le ayudo a levantarse, paso el brazo derecho por sus hombros y avanzo por la sala, la cual estaba completamente vacía salvo por unas pieles de animales que alguien había desparramado en un rincón, ambos juntos, sujetándose el uno al otro se encaminaron por un túnel adyacente que estaba iluminado por una antorcha, ese dato perturbó a ambos pero ninguno dijo nada, del fondo del pasillo se escuchaban ruidos raros, parecían gritos de un animal agonizante, humano y licantropo intercambiaron una mirada y tras separarse avanzaron con cautela pegados a la pared.

Nunca podrían olvidar lo que presenciaran en esa sala

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⏰ Last updated: Dec 17, 2016 ⏰

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