Capítulo 5

9.1K 1.1K 629
                                    


Sentí emoción y pánico al mismo tiempo. Mi respiración se agitó, sentía que mi corazón latía con rapidez, y cerré mis puños con tanta fuerza que mis uñas se marcaban en mis palmas. No recuerdo haber estado así de tenso en mi vida. Y vaya que he tenido momentos de mucha angustia, en los que mi vida ha estado en peligro. Pero ninguno se acercaba remotamente a lo que estaba viviendo en aquellos instantes.

Sherlock me había confesado que amaba a alguien, lo cual me parecía increíble. Y entre tantas personas, era yo, John Watson, ese alguien.

Por mi mente pasaron momentáneamente una serie de recuerdos en cuestión de segundos de mis días en las habitaciones de Baker Street, memorias en las que aparecía Sherlock una y otra vez: cada sonrisa discreta, cada mirada sugestiva, nuestras risas, su mano tocando la mía, nosotros corriendo por las calles de Londres, él y yo contra el mundo.

Desde el día en que lo conocí, fue la emoción y dedicación a su trabajo tan peculiar, su impresionante inteligencia, y su excentricidad, lo que me hizo olvidar mi soledad y el vacío que la guerra había dejado en mi alma. El conocerlo me había hecho sentir vivo de nuevo. Su compañía hacía correr la adrenalina por mis venas, y me di cuenta de que estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por ese hombre.

Pero soy consciente de que esto no es algo normal. Nunca me había atraído tan profundamente una persona. Y nunca pensé que sería alguien como él, tan misterioso... tan especial.

He tenido relaciones románticas, me he enamorado, he salido a citas, pero nunca he experimentado algo parecido a lo que siento por Sherlock, como si algún lazo invisible nos uniera.

Espero no hablar sólo por mí, cuando digo que ambos nos sentíamos tan confusos respecto a nuestros sentimientos, que ninguno se atrevía a confesar la posibilidad de que nos unía algo más que una amistad.

Pero ahora esa posibilidad se había convertido en una realidad. Sherlock había puesto las cartas sobre la mesa. Todo dependía de mi respuesta, todo dependía de las palabras que usara y como las expresara.

Una parte de mí me decía que admitiera que yo me sentía de la misma forma que él. Que me arriesgara, y susurrara "te amo" a su oído. Pero otra decía que no quería cambiar nada, que nuestra relación era perfecta como estaba, y que nuestra amistad debía perdurar así. Sin duda, la última opción era la más racional.

Por unos minutos se generó un silencio incómodo mientras yo reflexionaba sobre mis opciones. Sherlock por fin se aclaró la garganta y dijo:

-Mycroft me ha advertido que el sentimiento probablemente no sea mutuo. - Sherlock removió las lágrimas que brotaban inconscientemente de sus ojos con la manga de su camisa, y recuperó la compostura, hablándome de nuevo con su voz grave y formal – Pero es algo que viene consumiéndome desde hace tiempo, y no decírtelo me provoca una gran distracción. Así que te ruego que a pesar de que sepas esto, no quiero que las cosas cambien y que lo nuestro sea igual de formal y agradable como es ahora. No quiero comprometerte en ningún aspecto. Pero también necesito que seas directo y me digas lo que piensas, para así poder sentirme tranquilo. Por último, te suplico que no te vayas, aunque no te culparía si lo hicieras...

-Sherlock...

-Mycroft no para de recordarme que en un futuro te irás de Baker Street para hacer tu vida propia. Que tendré que estar listo para una despedida. Pero, créeme John, cuando te digo que mi vida no sería la misma sin ti.

Abrí la boca para responder, pero Sherlock siguió hablando.

-...Y, aunque odio admitirlo, Mycroft tiene razón: me harás daño cuando me rechaces, cuando te vayas. Cuando me veas como un anormal, como todos. - Sherlock suspiró amargamente.

-Sherlock, por favor

-Pero, contra toda posibilidad de aceptación he decidido decirte todo, sin importar el peligro que esto puede causarle a nuestra amistad, y te he posicionado en la más difícil de las situaciones. John, siéntete libre de usar las palabras que quieras, no contengas tu indignación o tu rabia, yo ya había premeditando esto, y estoy listo para recibir tu respuesta. Prometo aceptarla, no importa cuál sea.

Parecía que Sherlock continuaría con su interminable discurso, impidiéndome oportunidad alguna para hablar, e interrumpiéndome cada vez que lo intentaba.

-¡Sherlock!- exclamé- guarda silencio un momento, y escúchame.

La sorpresa en el rostro de Sherlock era clara ante la autoridad de mi voz. Instantáneamente guardó silencio, como un alumno que es reprendido por su profesor.

-Las cosas son más simples de lo que crees. Tú y Mycroft, a pesar de ser las personas más listas que he conocido, no son muy asertivas cuando se trata de temas como este. Siento decirte que tanto tu como tu hermano se encuentran totalmente equivocados sobre mí. Nunca te abandonaré, Sherlock. No me iré ni te veré como un fenómeno por decirme esto. Porque en ese caso... ambos seríamos fenómenos.

Por primera vez, vislumbré un rastro de indiscutible confusión en el rostro de mi amigo.

- ¿A qué te refieres con eso? - me preguntó, mirándome con desconcierto.

-A que...- observé los ojos de Sherlock, expectantes, contemplándome con las pupilas dilatadas y su peculiar color claro, en los que era fácil perderse si les prestabas atención. No podía creer lo que estaba a punto de hacer, e intentaba controlar mis emociones para evitar que me acobardara- A que yo también te amo. 

El secretoWhere stories live. Discover now