12 | Aire fresco

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Ya llevaba una semana viviendo aquí, bajo este techo. Me sentía un poco incomoda pues esta prácticamente no era mi casa, no había crecido aquí y todo era extraño para mi. Pero era lo que tenía ahora, tendría que acostumbrarme.

A pesar de estar un poco incomoda estaba muy feliz, ahora estaba con mi familia, yo misma escogí quedarme con ellos y aceptar que jamás podre formar parte completamente de la familia. Y olvidarme del hecho de convertirme en licántropo. Esa era una de las repercusiones que había mencionado mi padre.

Lo que ellos no sabían era que yo aún no cedía a la idea, de hecho, no me veía capaz de ceder, yo no quería hacerlo.

Me vi forzada a idear varios planes, con ideas buenas y también malas, con actos seguros y unos bastante arriesgados, pero todos tenían el mismo objetivo, la misma meta. Pero aún quedaba ese pequeño detalle sin resolver, la persona que clavaria sus colmillos en mi cuello, aquella que me concedería el sueño de mi vida. Mi familia me dejo bien claro que ninguno estaba dispuesto a correr el riesgo,  por lo que tendría que encontrar a alguien más, pero quién podría.

- ¿Quieres salir? – me sorprendió Austin sacándome de mis ensoñaciones. Toda la semana estuvo en mi habitación, en cierto modo era bueno porque era el remedio perfecto contra el aburrimiento pues siempre encontraba la forma de subirme el estado de animo.

- Austin… no lo se… - dije con la mayor amabilidad posible para evitar que mi hermano pequeño se deprimiera.

- Vamos, necesitas un poco de aire fresco – argumento con una sonrisa mientras se recostaba de espaldas en mi cama, apoyando su cabeza en mis piernas: cruzadas.

- De acuerdo, supongo que tienes razón – accedí.

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Allen

Había transcurrido una semana de búsquedas sin resultado. Parecía que la mismísima tierra se la había tragado. Me estaba volviendo loco buscándola, mi padre había perdido interés en ella, pero por algún motivo yo seguía igual  de obstinado que al principio. Su imagen estaba plasmada en mi mente; su hermosa cabellera rojiza, sus grandes y deslumbrantes ojos, sus rosados labios…

Necesito encontrarla, volver a verla pues ese recuerdo no iba a estar fresco en mi mente por mucho tiempo. He recorrido todo el bosque con esa única meta.

Es extraño que hasta el momento no me haya topado con esos apestosos lobos, en ninguna de mis expediciones había encontrado una sola huella o rastro de ellos. En la mayoría de mis expediciones pasadas estaban presentes, y ahora también habían desaparecido.

No solo era extraño, sino curiosos y sospechoso.

- ¿Hubo algo? – pregunto Miller apenas cruce por la puerta principal.

- Por supuesto – dije con una sonrisa sarcástica -. No se porque tan malos modales, saluda Jade – dije haciendo el ademan de presentación hacia el espacio vacío junto a mi.

Miller contuvo la risa a pesar de que mi comentario sarcástico no tenía esa finalidad.

- Tranquilízate, seguro que la encontraras – se quedo callado un momento, obviamente pensando que ni el quería que la encontrara. En su rostro apareció una sonrisa picara que me desconcentro - ¿sabes que es lo que pienso? – hice un gesto de poco interés y comencé a caminar hacia mi habitación. Miller me tomo del brazo – creo que esto ya no es por trabajo, o por algo relacionado con papá. Creo que es una razón más personal.

Corazón DivididoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora