Padre e hijo

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Sali del rincón después de cambiarme y me dirigí nuevamente al lugar donde estaba Esteban, este no se había movido casi nada, solo que ahora platicaba plácida y animadamente con un muchacho de pelo rojizo.

Lo despidió en cuanto sus ojos me visualizaron. El chico se alejo de el a regañadientes y se acomodo junto a los hombres que custodiaban la entrada, como refuerzo. Un refuerzo que no era muy necesario. Comparado con los gigantescos hombres de la entrada este era esbelto y debilucho. Apenas un niño.

- Permíteme expresarte lo maravillado que estoy. Te has convertido en una hermosa mujer - dijo Esteban atrayendo nuevamente mi atención como si me conociera de toda la vida. Decidí ignorar el hecho de que dijera que me había "convertido", como si expresara su clara presencia durante mi infancia.

- Muchas... gracias - dude si era lo que debía decir. ¿era lo correcto?

- Aunque... si me permite preguntar. ¿Por qué el color de su cabello y ojos? - pregunto mientras comenzaba a caminar en dirección a la construcción de granito negro, en donde había desaparecido Dylan hace solo unos momentos.

- Se me quitara dentro de un rato. No es permanente - añadí como quien no quiere la cosa. En cualquier caso, a mi también me había impresionado mucho mi aspecto después del cambio hasta que me había acostumbrado.

- Entonces... ¿Cuál es tu color natural? - pregunto con una sonrisa.

- Tengo la melena rojiza, y los ojos verdes - dije mientras lo seguían aún con paso inseguro.

- Impresionante, igual a... - se detuvo, lo considero y prefirió cambiar de tema. No pregunte pese a que las preguntas no dejaban de arremolinarse en mi cabeza-. Gracias por traer a mi hijo. Su estado parecía un poco complicado.

- No es nada. Si no le molesta creo que Dylan ya esta en buenas manos, así que yo... me retiro - dije de la manera más educada, pero dejando bien claro que no estaba pidiendo permiso -. Un gusto conocerlo.

- El gusto es mío, pero debo insistir, quédate - dijo de manera informal -. Por favor, para nosotros sería un placer si nos acompañaras a cenar. Estoy segura de que también puede ser favorecedor para ti.

- Lo siento pero me será imposible porque... - pensé en una excusa coherente, aunque después lo abandone y preferí decir la verdad - mi familia me espera - dije con convicción. El elevo una ceja sorprendido y soltó un leve gruñido, casi imperceptible aún con el perfecto sistema auditivo que poseía.

- ¿Familia? - dijo aún con más curiosidad - No estaba enterado de que tuvieras familia - dijo colocando su mano en mi espalda. Un tacto que me pareció posesivo.

- Usted parece saber mucho sobre mi y mi historia - dije irritada por su toque. Me separe de el y su mano cayo lentamente en su costado.

- Algo por el estilo - dijo el descarado. Quitándole importancia al tema.

- Tengo que irme - dije dándole la espalda y encaminándome a la salida a paso seguro y sin vacilar.

Cuatro hombres se colocaron delante de mi, obstruyéndome el paso.

- Me temo que no puedo permitirlo, como ya le dije, me gustaría tener una larga charla con usted - dijo con una pequeña carcajada cargada de superioridad.

Corrí en dirección a los hombres tomando por sorpresa a estos, que tardaron demasiado en ponerse en guardia, derribe a dos de ellos antes de que los otros dos me sujetaran. Di una voltereta y escuche como tronaba el hueso de uno de los hombres mientras el otro reaccionaba más deprisa y cambiaba su agarre. Di una fuerte patada con dirección hacia su cabeza pero el la esquivo y logro derribarme antes de que mi pierna tocara el suelo. La nieve me golpeo en la cara antes de que el hombre me levantara completamente inmovilizada.

- Gracias Bretan - dijo Esteban dirigiéndose al hombre que me tenía inmovilizada mientras entraba en la casa. Si se le podía llamar casa, un termino más adecuado era "palacio" - que entre - le ordeno Esteban a Bretan.

El hombre literalmente me empujo dentro, siguiendo los pasos de Esteban. Este nos esperaba sentado en una gran mesa en un salón gigantesco.

Me sentaron forzadamente en la silla opuesta a Esteban, justo en la cabecera. Bretan se quedo justo detrás de mi para asegurarse de que no hiciera otro movimiento absurdo, pero a una distancia suficiente como asegurado de que el no era la amenaza que debía preocuparme. Lo entendí al instante. El hombre que tenía delante era el Alfa, y por un motivo evidente.

- La mención de tu familia me ha dejado con la intriga. Cuéntame ¿Cuántos integrantes? - me cruce de brazos decidida a ni siquiera dedicarle una mirada. Mi gesto obtuvo la reacción que deseaba, Esteban gruño e inmediatamente recibí un fuerte golpe en la nuca que me dejo aturdida un momento. Que infantiles. Pero aún así no le contaría nada de mi familia.

Bretan también gruño y miro a Esteban buscando aprobación, éste ultimo asintió con la cabeza y entonces Bretan volvió a acercarse a mi. Tomo mi brazo izquierdo en sus manos pese a mi forcejeo y con un simple movimiento escuche como el hueso de este se rompía. El dolor me invadió al instante, una lagrima traicionera escapo por mi ojo derecho, eso logro que Esteban me sonriera con suficiencia.

- Entonces... ¿tu familia? - pregunto aún sereno.

- ¡A usted no le importa eso¡ - grite con el dolor de mi brazo. Inmediatamente sentí un dolor similar en el otro. Bretan me había roto también el brazo derecho. Ahora si sentía coraje palpándome la vena.

- ¡Ya detente¡ - escuche como gritaba la voz familiar. Me gire y me encontré con ese par de ojos azules conocidos. Ya tenía bastante ira acumulada, pero su presencia solo hizo que esta se incrementara, si eso era posible.

Camino en dirección a Bretan, este estaba paralizado con su presencia. Evan lo derribo rompiendo sus dos rodillas justo antes de que Bretan tuviera siquiera la oportunidad de hacer una simple reverencia. Evan tomo su cabeza con ambas manos, mirándolo con asco y solo giro su cuello. Otro sonido de hueso roto y Bretan cayo sobre el piso de mármol, completamente inmóvil. Muerto.

- Hola padre - dijo de manera casual mientras me guiñaba un ojo pícaramente y me regalaba una sonrisa socarrona -. Así que el juego ha terminado - dijo mientras se sentaba justo en la silla que estaba a mi lado izquierdo.

- Me temo que si hijo mío y... - dijo sonriéndole, ahora veía de donde había sacado ese rasgo Evan. Idéntico a su padre - has perdido - dijo de manera despectiva. Como si estuviera avergonzado de el.

Evan me sujeto una mano por debajo de la mesa, solté un pequeño gruñido de dolor y aparte mi brazo de su alcance, el reacciono al instante. Evaluando la manera en la que mantenía mis brazos rotos y adoloridos.

- La lastimaron - afirmo con un gruñido, golpeo con los puños la mesa como si realmente estuviera molesto. Quizá el no había entrado a tiempo como para ver como Bretan me rompía el brazo, quizá el solo había pensado que estaba sosteniéndome de una manera bastante atrevida. Camino en dirección a su padre y lo levanto de su silla tomándolo del cuello de la camisa.

- No seas irracional - dijo su padre con serenidad -. Tu no eres nadie. Ya no.

Evan lo soltó como si esa afirmación lo hubiera herido y se acerco nuevamente a mi, con furia y dolor en la mirada. Por un momento incluso sentí lastima por el.

Corazón DivididoWhere stories live. Discover now