Capítulo 22

446 34 2
                                    


Capítulo 22

— ¿Maia?

— Hola Brandon. — Lo saludo mientras coloco un plato de pasta frente a su cara. — Comételo. Te hace falta. — Le doy una disimulada mirada a su rostro, tiene unas terribles ojeras negras y a adelgazado notablemente. Para resumirlo, su rostro parece una calavera con una fina capa de piel blanca.

¿Pero qué podía hacer? Ni que le fuera a poner una cenda para alimentarlo. Aparte si comía en su estado en coma, eso implicaría entonces tener que limpiar todos sus desechos fecales ¿No?

Que asco.

Aparto una silla de la mesa y me siento frente a Brandon, él me mira sorprendido y empieza a balbucear con millones de preguntas acumulándose en su boca. Yo solo espero, fingiendo que soy una persona paciente.

Dos días cuidando al inconsciente Brandon y no tardó ni treinta segundos en convertirse en un grano en el culo, me imagino que pasará cuando se ponga más fuerte.

Me obligo a mí misma a recordar las palabras de Mike: "Dale algo como el síndrome de Estocolmo, hazle creer que lo único que le queda eres tú, que ha perdido todo. Solo de esa forma lograrás que sea un aliado¨

"Bien Mike, hasta ahora he ido haciendo todo lo queme has dicho sin quejarme. Espero que funcione maldito hijo de puta."

Al final Brandon se decide por preguntar algo simple que puedo contestar sin mucho trabajo:

— Maia, ¿En dónde demonios estamos?— Pregunta mirando a su alrededor, extrañado.

— En una cabaña. — Le contesto sarcásticamente haciendo una seña a la pequeña habitación en la que nos encontramos. Es lo mejor que he podido encontrar, un comedor, una habitación, un baño, lejos de Rose y lejos de toda población existente.

Brandon suelta de repente el tenedor con fideos enrollados que lleva en su mano llamando mi atención, me mira seriamente y dice:

— Lo digo en serio.

— Yo también. — Respondo.

No sé cómo hace, debido a lo débil que está, pero se levanta de un salto en la mesa y yo por reflejo lo imito. Quedamos frente a frente, aunque él es más alto que yo.

Brandon me mira con odio.

Mierda, esto si que no me lo esperaba, contaba con que en los primeros días estaría en estado "sumiso" y así podría yo domarlo a mi manera.

— ¿Qué es lo que has hecho? — Pronuncia con sorna cada palabra, casi como escupiéndolas hacia mí. Como si supiese que escondo algo.

Hasta ahora nada.

— Te he salvado la vida, imbécil. — Respondo.

Brandon levanta las cejas con ironía y dice: — ¿Ah sí? ¿Y por qué nos llevaste a ese bosque Maia? ¿Qué es lo que querías? ¿Matarnos? ¿Tu plan no funcionó, verdad? ¿Y por eso colocaste ese lobo sobre Sean esa noche?

— ¡Olvida esa mierda, Brandon! — Exclamo enfurecida, ni siquiera tengo que fingir mi enojo. — ¡Eso es la punta del icerbeg comparado con todo lo que ha pasado, maldita sea!

Brandon se para en seco en su lugar, como si se hubiese dicho así mismo "Para el carro amigo, hay que tranquilizarse". Veo como su pecho empieza a subir y bajar lentamente. Bien.

Yo también me obligo a estar calmada, pero espero a que él hable primero.

Brandon se rasca la frente y me mira con recelo pero luego dice:

La Niña de los Rizos Rubios (Cancelada)Where stories live. Discover now