Como magia

100 9 1
                                    

Comienzo ha retroceder instintivamente, me siento aturdida, no se que ocurre, miro una vez más hacia Jake, las llamas han desaparecido, me mira con la culpabilidad reflejada en su rostro.

Permanece con la cabeza agachada, no me gusta verle así. Me acerco hacia él lentamente, Jake continua mirando hacia abajo, cada vez comienzo a acercarme más a él, hasta que tan sólo nos separa un paso, él continúa sin levantar la vista.

Extiendo mi brazo, no soy capaz de pensar, tan sólo quiero posar mi mano sobre en lo que hasta hace cinco minutos, estaba recubierto por fuego, me resulta tan mágico, tan sorprendentemente, tan atrayente... Poso mi mano en su hombro acortando la poca distancia que nos separa.

- Lo siento no quería asustarte. - dice Jake un tanto preocupado. - Simplemente no se me ocurrió mejor manera de que lo entendieras.

No le contesto, continúo con mi investigación. Deslizo mi mano hacia su pecho y continúo descendiendo hasta su abdomen. Jake levanta la vista, y me mira directamente a los ojos, yo hago lo mismo, y en ese momento se enganchan nuestras miradas, como aquella vez en la cafetería, salvo que esta vez no me siento incómoda.

Comienzo ha acercarme más a él, nuestras frentes se rozan y yo sólo puedo distinguir su olor y su calor, ese dulce calor. Puedo notar su piel, su aliento, su fuego...

Y me separo.

- Perdona, es sólo que... Es tan mágico. - Musito un tanto avergonzada. -

- ¿No tienes miedo? - Pregunta seriamente. -

- No. - Respondo con sinceridad. - Es decir, me sorprende y me resulta imposible, pero no te temo, sólo quiero entender porque te ocurre esto.

- Es fácil, ¿recuerdas el mito? yo soy la reencarnación del Fuego. Creía que había quedado claro. - dice burlón. -

- Pero ¿por que te ocurre esto? ¡Esto no es posible!

- Deja de intentar buscar una razón para todo. Simplemente soy así, somos así.

- Es cierto, aquella vez en el santuario hiciste referencia a <<ellos>> ¿hay más como tú?
- No exactamente, ellos encarnan otros elementos.

- O sea, la Tierra, el Agua y el Aire.

- No, sólo el Agua y el Aire. - dice mirándome significativamente. -

- ¿Y la Tierra? ¿Es que ésta no se ha reencarnado en alguien? - pregunto curiosa. -

- No exactamente, estamos en su busca.

- ¿Por que la buscáis?

- Queremos protegerla.

- ¿Protegerla de quién?

- De los seres que desean nuestra extinción. - comenta distraído. -

Me quedo un rato meditando sus palabras, ¿como se puede mostrar tan tranquilo? Lo que está diciendo es muy grave, y sin embargo él no parece tener miedo.

- Suficiente información por hoy, volvamos. - Ordena Jake. -

Nos alejamos del hermoso lago, caminando lentamente, sin prisas, ninguno de los dos habla durante todo el trayecto. Al poco tiempo nos encontramos de nuevo en el instituto, mi odiado y ostentoso instituto.

- Quiero saber más. - declaro mirándole directamente. -

- Eres sorprendente, haz visto como literalmente me convertía en una llama con patas y no has huido, sabes que esto es peligroso y que van tras nosotros y tu simplemente "quieres saber más" - comenta mientras no puede controlar las ganas de reír-

- Mira no voy a alejarme de ti porque seas el friki rarito del Fuego, siempre me he juntado con los raros, la gente extraña es mi rollo, y tú lo eres bastante a pesar de parecer el típico popular sin sentimientos preocupado sólo por su físico, así que no me iré, la verdad es que me tienes bastante intrigada, y aunque admito que me de algo de miedo, quiero saber lo que hay detrás de todo esto. - digo de carrerilla. -

- Mmmm... Esto... ¿Gracias?

- Oh de nada. - le dedico una sonrisa cómplice cargada de ironía. -

- Será mejor que te lleve a casa, las clases ya han terminado.

- Joder, últimamente no paro de hacer novillos, sin Matt se entera me matará.

- Tienes un hermano muy protector, normalmente los hermanos suelen pasar el uno del otro.

- Si, Matt es así, es el típico hermano sobreprotector. Así que aunque no me guste estar tan cerca de ti y odie tu moto, permitiré que me lleves a casa para que Matt no me arme una escena, he tenido suficiente con todo lo de hoy.

- ¿No te gusta estar tan cerca de mi? Eso no es lo que parecía en el bosque.

- ¡Cállate! sólo estaba sorprendida gilipollas ardiente.

- ¡Oye! Empieza a tratarme con respeto, o te tocará ir caminando sola hasta tu bonito hogar. - Amenaza con una sonrisa triunfal. -

- Que te den. ¿Donde tienes la moto?

Me conduce hasta donde está, se sube en ella y me acomodo detrás de él, justo como el día anterior, aunque esta vez desde un principio me abrazo a él porque se que no voy a ser capaz de soportar la velocidad. Es tan cálido como la última vez.

- Ahora entiendo lo de tu temperatura corporal. Eres como un sol andante. - digo asombrada. -

Sonríe ante mi ocurrencia y arranca la moto. Mientras nos alejamos de los aparcamientos me aferro a su pecho con más fuerza.

Una vez llegamos a mi casa, me bajo como puedo de la moto y me despido haciendo un gesto con la mano, me giro y avanzo hasta la puerta, con el único pensamiento de darme una ducha reparadora y procesar toda la información.

Los cuatro elementos (EDITANDO)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora