La fiesta

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No fue demasiado difícil convencer a Matt, según él me vendría bien salir y relacionarme, lo que él no sabe es que me relacionaré con gente no del todo humana en un lugar totalmente oculto a sus ojos dónde la única forma de entrar es a través de un portal mágico.

Después de rebuscar en mi armario por lo menos durante media hora, me decanté por unos vaqueros negros ajustados, un top color granate y unos tacones negros que estaban prácticamente sin usar, me dirigí al baño y me hice una coleta alta, despejando mi cara.

Me miré en el espejo.

No parecía yo.

Ni siquiera sabía cómo tenía esa ropa en el armario.

En un principio había pensado ir con mis zapatillas y sudadera, pero Lena me había llamado hacía unos minutos recalcando que era obligatorio ir elegante, sí, parecía que la pequeñaja se tomaba lo de las fiestas muy en serio.

Bajé al segundo piso y cogí mi chaqueta de cuero negra, me despedí de Matt desde el umbral y salí al exterior, la temperatura era un poco baja aunque más cálida que en los últimos días.

Jake ya estaba allí, parado frente a la acera, apoyado en su brillante moto, lucía genial, con su chaqueta de cuero y su pelo despeinado, poseía un aire salvaje y envidiablemente sexy.

Contuve el aliento.

- Vaya estás genial. - Jake me miraba fijamente, la sorpresa relucía en sus ojos junto con un brillo que no fui capaz de identificar. -

- Gracias... - el rubor comenzaba a subir por mis mejillas. Mierda. - Tú estás aceptable. - dije intentado mostrar indiferencia. -

Jake rió.

- ¿Gracias...? - dijo burlón, enarcando una ceja. -Venga sube, Lena está de los nervios, quiere que estemos todos allí antes de que lleguen los invitados.

La identidad de los invitados me es totalmente desconocida.

Aún no se quien irá a esa fiesta, aunque tengo la sensación de que serán personas de lo más extrañas y pintorescas.

Seres mágicos, había dicho Lena.

Me incorporé detrás de Jake y fijé mis manos alrededor de su pecho refugiando mi cara tras su espalda, un gesto que ya se había convertido en algo de lo más habitual entre nosotros.

Cuando atravesamos el portal caemos directamente en la biblioteca, me tambaleo ligeramente, perdiendo el equilibrio, seguidamente noto como Jake me sujeta por el codo, anclándome al suelo.

- Vas mejorando. - dice con una sonrisa de lo más sarcástica. -

Me aparto apresuradamente de él, su proximidad me afecta sobremanera.

Comienzo a avanzar rumbo a la puerta, seguida de Jake, el pasillo está completamente en silencio, frunzo el ceño, extrañada.

- ¿Estás seguro de que aquí hay una fiesta? - digo parpadeando. -

- Deben de estar en la sala de baile. - dice mientras comienza a subir las escaleras que llevan hacia el primer piso. -

-¿Sala de baile? - El Santuario no parecía esa clase de lugar donde encuentras una sala de baile repleta de equipos de sonido. -

- Sí, pero no es como tú piensas, el Santuario lleva erguido desde hace cientos de siglos, en esa época, se celebraban bailes de bienvenida, era una época donde se vivía en paz, y prácticamente cada noche, se celebraba un baile con cientos de invitados. Luego empezaron los ataques, y la única prioridad se convirtió en elaborar métodos de defensa, nos instruimos para aprender tácticas de combate y prácticamente nos aislamos del mundo exterior.

- Eso suena horrible. - susurro. -

- Si bueno, nosotros no vivimos la época de paz, no conocemos otra cosa que la lucha y la batalla, supongo que eso hace que sea menos duro, si nunca has conocido la paz no la extrañas.

Una pregunta retumba en mi cabeza.

- Entonces ¿quien vivió la época de paz? Creía que no existían más hijos de los Elementos, que cada Elementos se rencarnaban en una única persona.

- Así es, pero el poder nunca se erradica, nosotros no hemos sido los únicos portadores de Elementos, cuando esa persona muere, el poder se reencarna en otra, una persona a la cual se le considera digna para ser portadora de tal poder. Digamos que el poder va rotando cuando su portador muere y así sucesivamente, nosotros somos la nueva generación, estamos empezando a manejar nuestro poder, y es de vital importancia preservarlo y cuidarlo hasta la muerte.

- Entiendo...

¿Digna del poder? No creo que yo lo fuera, a fin de cuentas no sabía cómo usarlo o que hacer con él.

Jake tenía razón, aún me quedaban muchas cosas que comprender y mucha historia de los Elementos que seguir descubriendo.

Antes de darme cuenta estamos parados frente a unas grandes puertas francesas, sigo sin escuchar nada.

- La sala está insonorizada. - Explica Jake. -

Lo miro asintiendo esperando que empuje las pesadas puertas.

Cuando lo hace me quedo boquiabierta, plantada en la entrada.

Los cuatro elementos (EDITANDO)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt