Dulce sensación

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Noto como Jake se tensa a mi lado.

- Yo no soy tu hijo, yo no tengo madre, ni padre. - dice dirigiendo su mirada glacial hacia el hombre.-

Oh no, esto no es bueno.

- Jake por favor, es importante que hablemos... - dice la mujer entre sollozos mientras su marido la rodea por los hombros. -

- No se como me habéis encontrado, pero será mejor que os marchéis. - dice apretando los puños a sus costados. -

Entiendo perfectamente la actitud de Jake, coloco una de mis manos en su hombro, intentando tranquilizarlo.

Inmediatamente se relaja, librando sus puños.

- Vamos. - le dice el hombre a la mujer, mientras la toma por el brazo y comienzan a bajar las escaleras. -

Escucho el llanto de la mujer hasta que la puerta de entrada se cierra.

Jake permanece con la cabeza gacha, está realmente confundido y dolido, lo puedo notar en la expresión de sus ojos.

- Jake... - comienzo a decir, pero él ya se encuentra en la puerta del apartamento, la abre y se cuela en el interior de la vivienda dejándola entreabierta. -

Respiro hondo y entro, cerrando la puerta tras de mí.

Lo encuentro en el medio de la sala, sentado en un amplio sofá, con la cabeza entre sus manos.

Me mata verle así.

Me acerco silenciosamente y me siento a su lado.

- Siento que hayas tenido que presenciar esto. - dice después de varios minutos en silencio. -

- No pasa nada, lo entiendo.

- No Mel, no lo entiendes.

- Sí, lo entiendo.

Jake levanta la vista hacia mi, y puedo ver la confusión en sus ojos.

- ¿Lo sabes?

Asiento levemente.

- ¿Quién...?

- Eso no importa. - digo interrumpiéndolo. - se lo que ha ocurrido y te entiendo.

Jake toma mi cara entre sus manos.

- Eres lo mejor que tengo. - dice atrayéndome hacia él en un cálido abrazo. -

Es imposible que haya dicho lo que creo que ha dicho.

El rubor se extiende por toda mi cara mientras le correspondo el abrazo apoyando mi mejilla en su pecho.

Permanecemos así durante un largo rato.

Me separo levemente de él, mirándolo a los ojos.

- ¿Estás bien? - le pregunto suavemente. -

- No, lo estaré cuando haga esto.

- ¿Hacer qué...? - pregunto confundida. -

Antes de poder seguir hablando Jake planta sus labios sobre los míos, me quedo paraliza, pero finalmente le correspondo, su tacto es cálido, suave y delicado.

Entrelazo mis manos en su pelo atrayéndolo hacia mi, rápidamente el beso se torna más profundo, un leve gemido se escapa de mi garganta y Jake gruñe en respuesta.

Me toma por las piernas y me coloca en su regazo, quedando a horcajadas sobre él. Su lengua juega con la mía, produciéndome dulces escalofríos. Su mano viaja desde mi cuello hasta mi cintura estremeciéndome a su paso y arqueándome más hacia él.

Él teléfono suena de repente, haciendo que nos separemos al instante.

Maldito teléfono.

-¿Si? - contesta aún con la respiración entrecortada. - ¿Qué? Si, si, vamos para allá. - dice antes de colgar. -

- ¿Qué ha pasado? - digo con un hilo de voz mientras me bajo de su regazo y me coloco a su lado, estoy segura que estoy roja hasta las orejas. -

- Los ermitaños han llegado antes, ya están en el Santuario. - dice levantándose del sofá. - Vamos. - dice mientras coge las llaves y se encamina a la salida.

Los cuatro elementos (EDITANDO)Where stories live. Discover now