A Broken Man. [Caryl]

Capítulo 10: Como si fuera a perderte.

"I found myself dreaming in silver and gold, like a scene from a movie that every broken heart knows. We were walking on moonlight and you pull me close, split second and you disappear, and then I was all alone. Woke up in tears, with you by my side, breath of relief and I realized... no, we're not promise tomorrow. So, I'm gonna love you like I'm gonna lose you, I'm gonna hold you like I'm saying."

Carol y Glenn estaban atónitos ante la repentina decisión de Daryl, ni siquiera se tomó unos segundos para pensarlo, sólo aceptó y ya. Carol estaba frustrada, su cabeza estaba a punto de explotar y estaba a unos momentos de apretar el gatillo directo hacia el cráneo del tal Derek y borrar esa sádica sonrisa de su rostro, pero no lo hizo. Daryl se volvió a mirarlos, sin decir palabra alguna. Su largo flequillo cubría su rostro, lo que hacía para algunos imposible de descifrar lo que sus ojos tan azules como el cielo de invierno demostraban; pero Carol siempre lo sabía, siempre.

Una disimulada sonrisa se formó en los labios de Carol al momento en que Daryl la observaba y colocaba sus brazos detrás de su espalda, esperando a que uno de los tipos con la "W" en la frente le atara las manos. Un tal André sacó una pequeña soga de su mochila y se encargó de hacer unos cuantos nudos alrededor de las muñecas de Daryl detrás de su espalda. Glenn miraba a Carol y a Daryl sin saber qué hacer, eso no podía estar pasando, Daryl era más inteligente que eso.

- Carol, hay que hacer algo -Susurró Glenn, acercándose al oído de su compañera. Carol no pareció escuchar su comentario, estaba dedicada en ver a los ojos de Daryl, como si fuese la última vez que lo haría, pero sabía que no sería así.

Quería correr hacia él y abrazarlo fuerte, decirle miles de ñoñerías de quinceañera enamorada, pero hizo su mayor esfuerzo por permanecer inconmovible ante aquella situación tan desesperante que le provocaba arrancarse los pelos y gritar hasta quedar afónica.
André, y otro de los lobos, sujetaron a Daryl, cada uno por un brazo, y comenzaron a alejarse, fueron seguidos por otros tres tipos más cuyas armas apuntaban hacia el arquero por si se le ocurría intentar escapar. Los otros dos tipos que quedaron, esperaron a que Derek les dijera cuando debían marcharse. Derek lanzó a Carl hacia los pies de Glenn y Carol e hizo una seña militar, junto con una sonrisa enfermiza en su rostro, despidiéndose de ellos.

- Imbécil -Susurró Carol para ella misma, observando como ese cerdo se marchaba con sus secuaces.

- Carl, ¿estás bien? -Preguntó Glenn, alarmado, ayudando a Carl a ponerse sobre sus pies; cosa que hizo que Carol se espabilara y prestara atención a Carl. Ambos comenzaron a revisar a Carl y a preguntarle cómo estaba, que si lo habían lastimado, entre otras cosas a las que respondió que todo estaba bien, que debían preocuparse por Daryl. Eso le heló la sangre a Carol, ya lo extrañaba, necesitaba sentirlo cerca.

- Hay que informarle al resto del grupo -Dijo Carol, con una estoica expresión en su cara. Los chicos asintieron y la siguieron. Corrieron lo más rápido que pudieron hasta que se encontraban en las puertas de Alejandría.

- ¡Maggie, abre la puerta! -Gritó Glenn al ver a su esposa detrás de las rejas que protegían Alejandría de los caminantes e invasor de cualquier tipo. Maggie abrió las puertas y los dejó pasar a los tres, e instantáneamente en que se encontraban los tres adentro cerró los portones. A lo lejos pudieron vislumbrar a Rick, que se acercaba corriendo con una sonrisa enorme hacia su hijo. Rick abrazó a su primogénito con tanta fuerza que le hizo soltar un gemido al chico con sombrero de vaquero.

- Papá, escucha...-Dijo Carl, haciendo que su padre se separara de él- Se llevaron a Daryl.

- ¿Qué? -Rick preguntó confundido.

- Los lobos se lo llevaron -Afirmó Carol, mordiendo su labio en un intento de reprimir sus ganas de tirarse al suelo a patalear como una niña. La sensación de vacío que había sentido hace unos minutos atrás regresó a ella y se sentía tan impotente, Dios, su pecho sentía que algo se destrozaba dentro de él, sentía un nudo en la garganta y su intestino se contraía, haciéndola sentirse tan vulnerable y patética, cosa que detestaba. - Hay que ir a rescatarlo, pueden matarlo...