1.La Promesa de un Extraño.

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1. La Promesa de un extraño.

Ara Pov.

El clima cambiante de mayo se hizo presente hoy. La tarde era cálida, especial para mi caminata diaria por los jardines del hospital naval, mientras repasaba una de mis lecturas preferidas.

Me gustaba salir de la aburrida habitación donde era prisionera hace un buen tiempo. El aroma del mar dejaba que mi mente por leves instantes, olvidara la realidad que estaba obligada a vivir y me llevara a un lugar donde nada parecía tener fin.

Dejando que mis pies flotaran por los senderos, saludando de vez en cuando a uno que otro paciente, imite el trayecto buscando mi banquilla preferida. Aquella que esperaba bajo el mas grande árbol, donde la sombra se divertida bailando de un lado a otro por la ventisca cercana y constante.

Y ahí estaba, pero alguien más la ocupaba.

Pensé en buscar otro lugar aunque la idea no me apetecía pero fue su gesto abatido y notorio dolor lo que me hizo recaer a su lado.

– La vida puede ser una real mierda de vez en cuando... – aventure. El de inmediato irguió su cuerpo y pude contemplar con mayor precisión cuan suertudo fueron algunos bendecidos por dios. – Pero tu no deberías quejarte... no con esa imagen. – agregue bajando la voz.

Tenia un rostro que me fue difícil traducir en palabras. Su cabello azabache ligeramente largo en la parte superior estaba acomodado prolijo hacia un lado, permitiendo que sus patillas afinaran sus oídos. Las facciones eran marcadas, pero no en exceso. Con su frente amplia que moldeaba un par de cejas oscuras que a su vez dibujaban con precisión unos ojos rasgados profundos, oscuros como una noche sin luna. La nariz no era algo común, larga pero con una terminación curva, uniéndose en escasos centímetros a sus labio superior algo mas delgado, mientras el inferior era mas lleno. Sin embargo fue su piel lo mas inquietante... etérea de principio a fin.

–¿Perdón? – respondió con voz profunda. Jure que provino de abajo de la tierra, de algún submundo.

– Parece que tienes un mal día... – El me observo quedamente por medio segundo, antes de detener su visual sobre mi cabeza. Desvió sus ojos y tal como esperaba, la incomodidad se presento.

Solía tener ese poder sobre las personas desde hace un tiempo. Según mi hermana no era algo bueno, pero para mi resultaba divertido. – No te preocupes, no me siento tan fatal como realmente luzco...

El trago acido, y luego miro de reojo.

– Lo siento, no estoy acostumbrado... a todo esto. – dijo al fin.

– ¿Vienes aquí por ti? o ¿Por alguien? – pregunte deliberadamente. Esa quizás era la única forma que su manera lastimera de mirarme, cambiara.

– Por alguien...

– ¿Esta... muy mal?– el bajo la mirada. – Lo siento, suelo preguntar de forma directa siempre, aun cuando es con extraños. – El irguió la cabeza, y arqueo las cejas algo sorprendido. – Mi hermana suele reclamar que soy muy habladora y que tengo un problema con los modales, así que en honor a ella me presentare como se debe. – hice una pausa, aclare mi garganta para continuar. – Soy Ara, tengo veinte años, me gusta escribir y tengo Leucemia Mielógena y linfocítica crónica.

Lo que Aprendí de una Estrella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora