Capitulo 21

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Y volvían a empezar. Nagisa y Makoto volvieron a reírse una vez mas antes de golpear con fuerza la pequeña maquina que se encontraba en medio de la habitación. Por primera vez pudo ver con claridad toda la estancia. El piso tenia baldosas blancas y negras. Habían mesas y sillas como si fuera un restaurante había un escenario con telas rojas a sus costados. En una parte de la habitación habían dos cortinas completamente negras. Parecía que aquella parte en si desprendía un aura de oscuridad. Los dos jóvenes estaban vestidos de blanco. Cosa irónica por que eran demonios mas que ángeles. Nagisa iba con un vestido de tirantes y una flor roja en lado izquierdo de la cadera y unos zapatos de tacón negros. En cambio Makoto vestía un traje de gala blanco con una flor roja en su pectoral derecho.

En el escenario había una silla con una castaña atada en ella. Su rostro era indiferente pero su cuerpo demostraba el dolor que estaba sintiendo en ese momento. Tenia la gran herida en su costado que se iba curando poco a poco. Varias cortadas en los brazos y una gran brecha en la cabeza. Una vez mas intento deshacerse de las cuerdas que la retenían pero le fue prácticamente imposible.

— Miki-echan te hemos dicho que tienes que curarte y te dejarlos salir de aquí. ¿Que crees que pasaría si murieras?~ Mou, no puedes ser tan cruel de no pensar en nosotros. —le regañó la chica.

— ¡Maldita sea, Nagisa! ¡Dejame salir ahora! No puedo quedarme tanto tiempo inconsciente. ¡¿Cuanto tiempo llevo aquí?!

— Llevas aquí con exactitud. 2 meses, 15 días, 20 horas con 28 minutos y 30 segundos, 31, 32, 33.... Y ya sabes lo demás.

Mikan gruño y se rindió durante un momento. Los hermanos aporreaban aquella maquina como si fuera algo sin importancia. Pero ella sabia que había visto aquella maquina en alguna parte.

— ¿Que es exactamente lo que estáis aporreando?

Los hermanos se detuvieron un momento mientras sonreían gatunamente y se giraban a susurrar entre ellos mientras de vez en cuando se reían burlones.

— Es una maquina sin importancia. Solo algo que encontramos por tus recuerdos. —respondio el chico con algo de indiferencia.

— Esta maquina fue la que consiguió hacer que los alice desaparecieran por completo en España y demás países cercanos.

— Espera un momento. ¿La que hizo que desaparecieran?

— Vaya en verdad no recuerdas casi nada de lo que pasaste ahí dentro ¿eh? —se burló Nagisa.

— Y-yo... Tsk.

— Jejejeje. ¿Y sabes que? Lo mejor de todo es que te olvidaste también de como controlarnos. De como utilizarnos. De casi todo. Pero Mikan... Pronto te acordaras. Y tendrás que elegir que es lo mas importante para ti —dijo Makoto, pegando un fuerte golpe a la máquina.

— ¿L-lo mas importante?

— S-si.... Yuichi... No... Tu... Chico... Hota-... Adiós...

Mikan chasqueo los dientes e intento seguir cerca de ellos pero solo podía llegar a escuchar sus risas. No lo había entendido, que es lo que estaba ocurriendo exactamente.

Poco a poco sus ojos se fueron abriendo, encontrándose con un techo blanco, absolutamente todo blanco. Había una máquina a su lado haciendo un extraño pitido cada vez que su corazón latía. Giro su mirada encontrándose con unos ojos violetas que la miraban con alivio.

— Vaya vaya. Subaru Imai si aun sigues vivo he de suponer que tu hermana aun no ha hablado contigo.

— Aun no. Creo que me ha estado evitando. Bueno dejando eso de lado. ¿Como te encuentras?

— Bien... Creo.

La castaña intento incorporarse pero en seguida volvió a caer con una descarga de dolor por todo su cuerpo. Su cara se deformo por culpa del insoportable dolor y en seguida se le escapo un quejido bajo.

— Ten cuidado Mikan. Recuerda que debes descansar.

— Si si. Ya he estado descansando mas 2 meses así que ahora dejame levantarme de esta camilla y ayuda me a escapar de este lugar tan.... Depresivo.

El azabache suspiro y sopesó bien las opciones. En seguida dijo que si. Una sola palabra o mejor dicho apellido… Yukihara. Con o sin su ayuda se iba a escapar de todas maneras. Así que era mejor ayudarla antes de que se hiciera mas daño que antes.

— Hay un camino que sólo conozco yo en el que puedes ir tranquilamente. Es extraño pero puedes ver a las personas pasar pero ellos a ti no. Es como si todo aquel que pase y el pasillo en si mismo se volviera invisible. Sólo tienes que ir con cuidado, en cuanto algo salga del campo se vuelve a ver. Bueno vete corre. Cuando Hotaru decida hablarme avisame antes de que ocurra.

La castaña asintió y le miro pensativa después se levanto y por fin el azabache se marcho no sin antes desearle suerte. Se coloco el uniforme de la escuela y respiro hondo.

Se asomo por la puerta y al ver el pasillo completamente despejado salio, caminaba pegada a la pared y cuando encontró la puerta que daba al pasillo invisible, entro. Su cuerpo poco a poco empezó a verse transparente y cuando se quiso dar cuenta ya no se veía. Con un asentimiento de cabeza empezó a caminar mirando a su alrededor hasta que vio a ciertas personas familiares. Iban cabizbajas completamente deprimidas y alcanzo a ver algo que en verdad la molesto, Hotaru y Ruka iban de la mano con los dedos entrelazados. No es que no lo aceptara, era al contrario. Sólo que... ¿Tan poco confiaban en ella que ya no le contaban ni aquel mínimo detalle? Suspiro y se fue de ahí. No quería seguir viendo eso, se sentía mal. Obviamente había cambiado pero seguían siendo mejores amigas. ¿No?

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