Capítulo 30

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Pdv de Mikan

Pesaba mucho. Todo pesaba demasiado. Suspire. Tan sólo faltaba 1 día. Un mísero día y toda la Academia caería. O bueno, eso es lo que creo que yo. Si todos estos alumnos sirvieran para pensar y se pusieran a entrenar, pero no, tienen que preferir esconderse tras unas cuantas personas que saben luchar. A veces creo que esto solo es una academia de niños mimados en vez de niños con poderes especiales. Suspire otra vez.

— ¿Sabes que cada vez que suspiras un poco de felicidad se escapa?

Me giré rápidamente, encontrándome con la mirada de Ryu. Volví a suspirar y seguí lanzando patadas y puñetazos al aire, entrenando.

— ¿Que haces aquí? —solte algo cansada.

— Vengo a reclamarle por que demonios has rechazado al idiota de Natsume.

El tono molesto de Ryu me desconcentro durante unos instantes, pero no le tome más de unos segundos y seguí entrenando, encogiéndome de hombros.

— Por nada en especial. Sólo que a veces amar a una persona no significa necesariamente que puedan salir juntos. Hay demasiadas incógnitas que no sabes o si habrá alguien o algo que se interponga. Y este es uno de los casos.

No dije nada más, si Ryu dijo más o no, no me importó. Simplemente me hundí en mis pensamientos, preguntándome si de verdad había hecho bien en decirle eso.

— Mikan arriba a la derecha —grito Hajime.

Levanté la vista y pare la patada que intento darme, después esquive su puñetazo pero acabe en el suelo rápidamente cuando con la otra pierna me barrio. Joder, nunca conseguía ganarle.

— Deberías estar más atente. —fue lo único que musitó antes de darme la espalda y perderse nuevamente, seguramente a entrenar.

— Sólo un día. Un mísero día y toda esta habrá terminado —observe a mi alrededor, escuchando a un grupo de chicas reír. A una pareja tomarse de las manos y susurrarse palabras amorosas.

Sacudí la cabeza, debía concentrarme. No dije, ni me desconcentre lo que quedaba de día, hasta la noche. Hotaru entró repentinamente en mi habitación, con el ceño fruncido y una mueca de molestia en su rostro.

— ¿Has rechazado a Hyugga? —soltó repentinamente, suspire bajando la cabeza. ¿Tenía todo el mundo que meterse en una decisión personal?

Negué con la cabeza, algo mareada.

— Si. Lo rechacé. A ti que te importa —fue lo único que dije — Además... ¿Que haces aquí? ¿No me odiabas? ¿Asco? ¿Lastima acaso? Largate de aquí. No necesito a ese tipo de personas.

Se mordió el labio inferior, algo dolida, pero no me disculpe. Si iba a morir el día de mañana, prefería acabar toda relación con las personas que más quería. Sería doloroso perderlos sabiendo que me querían. Abrió la boca varias veces, pero su boca no produjo sonido alguno. Negó con la cabeza y salió de la habitación con lentitud. Vaya, la primera vez que prácticamente dejaba sin palabras a Hotaru.

— Perdón —susurre una vez en el silencio y soledad de mi habitación — Espero que algún día podáis perdonarme, que entendáis que esto era realmente necesario.

Me lancé a la cama. La guerra estaba prácticamente a la vuelta de la esquina. Cogí mi celular y programé una alarma a las 6:00 am, todo listo. Me acosté en la cama y dormí. Dormí lo más profundo que jamás pude haber dormido, lindo y profundamente.

El sonido de la alarma me despertó junto a los constante golpes de la puerta. No me digne si quiera a cambiarme de ropa o arreglarme, abrí la puerta de golpe, viendo el rostro ansioso del pelirrosa.

— Hoy es el día, Mikan. Hoy es el gran día. ¿Que deberíamos hacer?

Me encogí de hombros, nada en especial.

— Como si fuéramos a una misión. Tu simplemente deberías tranquilizarte. No queremos que nadie muera apenas empecemos la guerra.

Asintió y se dio la vuelta, murmurando cosas a las que no tome importancia. ¿Cuantas cosas habían dejado de importarme?

Subí a mi habitación y me cambié de ropa a completamente negro. Mi traje de las misiones. No me coloqué la máscara está vez, no la necesitaba.

Cuando baje las escaleras del edificio, lo primero que me encontré fue a Hiroto. Al verme a su lado, observándole, se levantó de golpe y se abrazo a mi cuerpo.

— Mikan... Mikan... Hoy... Empieza la guerra... A las 4 pm vendrán la primera fila de la AAO. Mikan....

Sonreí de lado, este chico ¿lo sabía y no lo dijo? ¿O directamente no lo sabía? Tampoco le tome importancia....

— Ya lo sé... Hiroto, tranquilizante. Todo acabará pronto. Te lo prometo.

Él no dijo nada, sólo asintió y desapareció entre los árboles del Bosque Sur.

— Os prometo que acabare con todo —musite, observando el cielo azul, aquel que brillaba intensamente sobre mi cabeza — Primero poneros un final feliz a todos. De verdad que lo prometo.

Mi Salvación Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ