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Haylee abrió los ojos encontrándose con un techo diferente al roto y sucio del hotel. Suspiró recordando que Matt Murdock le había dejado dormir en su departamento por aquella noche.

Se sentó sobre el sillón para refregar sus ojos unos segundos, intentando despertarse. Observó hacia la mesada, donde Matt se encontraba a punto de sentarse en una de las sillas altas, dándole la espalda, pero se detuvo al escucharla moverse. La camisa blanca dejaba traslucir una pequeña venda bajo la tela.

—Creí que ibas a seguir durmiendo— dijo sin moverse de su lugar.

—Tengo a un par de idiotas que seguir— respondió levantándose del sillón con lentitud —¿Puedo usar tu baño?

Matt soltó una pequeña risa antes de asentir. Haylee caminó hasta el baño frotándose el rostro, sintiéndose todavía dormida.

Se lavó el rostro, luego miró al espejo. La herida sobre la mejilla había empezado a cicatrizar pero sabía que llevaría un tiempo. Tenía unas ojeras más marcadas bajo sus ojos, aparte de que aún tenía la forma de la almohada marcada en su mejilla.

Al salir varios minutos más tarde, Matt se encontraba en su cuarto. Le tendió torpemente ropa, seguramente de él, pero más pequeña que lo que estaba usando en aquel momento.

—No creo que quieras salir con la ropa que te dio Foggy— susurró con una sonrisa en sus labios.

Haylee lo aceptó y Matt salió de la habitación dejándola sola. Se cambió lo más rápido que pudo, no estaba segura de cuanto podría llegar a ver él.

La ropa le quedaba un poco grande todavía, tuvo que acomodar mejor el pantalón y subir la tela de los brazos. Se colocó sus zapatillas y se sentó junto a Matt en la mesada, sobre una de las sillas.

—Puedes fijarte en la heladera lo que quieras desayunar, aunque realmente no tengo muchas cosas.

—Es una pena, Matt. Mi estómago está rugiendo por un buen café— habló, recordando a Thea, la chica que trabajaba en la cafetería —¿Y si te invito un café?

—¿Estás hablando enserio, Haylee?— preguntó girando levemente el rostro en su dirección, pero no totalmente hacia ella.

—Vamos, te va a gustar el café de allí— Matt negó con la cabeza y se levantó de la silla.

—Karen nos lleva el café a la oficina, no tenemos que pasar por allí—respondió, caminando hasta la puerta y colocándose la chaqueta del traje gris que llevaba.

—Pero Karen no me espera por allí...— susurró Haylee, esperando que Matt no lo escuchara.

—Vamos, tenemos que ir al hotel en que estás quedándote— ella asintió con una sonrisa en los labios, sin querer dar ningún comentario de más.

Caminaron en silencio las cuadras que los separaban del hotel. Haylee mantenía distancia de él, intentando distraer sus pensamientos en cualquier cosa que no fuera la muerte del día anterior, provocada por ella. Todavía podía sentir la sangre saltando sobre su cara y manchando su ropa, sus manos temblar y el miedo ascender por sus venas.

Ingresaron a la pequeña habitación del hotel e hizo a Matt sentarse sobre la cama. Haylee tomó ropa y se cambió rápidamente en el baño, volviendo a sus jeans ajustados y una campera de negra.

Al salir, Matt se encontraba sentado en el mismo lugar, con una pequeña sonrisa en sus labios, sus manos moviéndose levemente en sus rodillas. Era difícil imaginárselo como el Diablo de Hell's Kitchen, era difícil poder verlo de otra manera, pero las apariencias engañan y por eso todo el mundo necesitaba de sus conexiones. Tomó el dinero detrás del mueble, evitando las preguntas de Matt sobre lo que estaba buscando.

Connections «Matt Murdock»Where stories live. Discover now