Extra 3.

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Haylee se abrazó a si misma intentando entrar en calor mientras Karen a su lado imitaba su acción. Se encontraban en el hospital, porque Haylee había pedido un turno y no quería que Matt fuera el que la acompañara.

Ya había pasado por algo similar con anterioridad, que después de hacerse dos tests, uno diera positivo y otro negativo. Y ya había pasado por el triste momento de perder un embarazo. Así que ahora, había comprado cuatro tests de embarazo de los cuales tres dieron positivo.

Tenía mucho miedo, y habían pasaron cinco meses desde que había perdido al bebé. Tenía miedo de llegar a perder otro.

Había sido toda una odisea ocultarle la verdad a Matt, aunque Haylee podía hacerlo más tranquila, a Karen se le complicaba bastante más. Y aún así habían llegado hasta allí sin que él supiera nada.

No era que no quería que se enterara, no quería sufrir ella al verlo sufrir sabiendo que ella lo había perdido. Así que cuando las dos muchachas se encontraban en al baño de Matt, sentadas una enfrente de la otra con los tests en medio de ellas, habían acordado mantenerlo en secreto hasta que Haylee pudiera estar segura de que todo podría ir bien.

Claro que Haylee sabía que iba ir bien, pero no podía ver más allá de un par de días, porque todo era bastante complicado con el embarazo.

El doctor la llamó y la rubia tuvo que quedarse afuera mientras ellos hablaban de los resultados de los estudios. Claro que eso no certificaba absolutamente nada, pero la vez anterior los mismos estudios habían dicho que algo andaba mal, y poco después todo terminó.

Karen abrió su celular y vio los mensajes que tenía. Lo bloqueó, para acomodarse otra vez en la silla. Hacia frío en Hell's Kitchen y por más que se encontrara con una campera abrigada, no podía entrar en calor.

Pasaron varios minutos hasta que Haylee volvió a salir con una pequeña carpeta entre sus manos. La miró a los ojos y sonrió. Karen se levanto apresuradamente corrió hasta ella y la abrazó. La morocha lloraba y sollozaba contra su hombro.

—Todo está saliendo bien— dijo contra su oído —. Todo está saliendo bien.

Se separaron con enormes sonrisas, la rubia tenía la nariz roja por el frío y los ojos llorosos por la emoción.

—¡Matt tiene que saberlo!— gritó y tomó su brazo para guiarla fuera del lugar.

—No sé cómo decirselo.— se detuvo.

—No debe ser difícil— rodó los ojos —. "Matt, estoy embarazada".

—No, me refiero a que es difícil. Ya pasamos por esto una vez...

—Pero esta vez todo va a salir bien— sonrió —. Están más que preparados para esto, y estoy orgullosa de ambos.

—Gracias por todo, Karen.— susurró.

La rubia la dejó en la puerta del departamento que compartían. Iban a mudarse a un lugar mejor, pero cuando perdió el bebé ninguno quiso aceptar el contrato y mudarse.

Caminó hasta la sala encontrando lo sobre el sillón, sonrió al escuchar sus pasos y se levantó.

—¿A dónde fueron?— preguntó acercándose a ella.

Haylee se sacó la campera y la tiró contra el sillón.

—Estoy embarazada.

—¿Qué?— Matt se detuvo

—Estoy embarazada.

Matt corrió y besó sus labios con felicidad. Pasó sus brazos por su cintura, y sonrió mediante el beso.

—No puedo creerlo— dijo contra sus labios y volvió a besarla —. Te amo, te amo, te amo.— continuó repartiendo besos.

La muchacha rió y besó la frente de de él para terminar alejándose. Matt la guío al sillón y sin decir palabra, le sirvió un vaso con agua y se lo llevó. Ya comenzaba a cuidarla como si fuera a romperse en cualquier momento.

—¿Cómo lo vamos a llamar?— preguntó sentándose enfrente de ella.

—No lo sé, creo que es temprano para pensar en eso.— rió.

—Abby Hudson.— la muchacha volvió a reír.

—Ya no uso ese apellido.

—Pero nuestro hijo podría tenerlo.— levantó las cejas.

—Murdock suena bien.— Matt negó con la cabeza.

—Hudson es mejor.

—Gael Murdock— la morocha comentó —. Si es niño, usa tu apellido.

—Si es niña, el tuyo— tomó sus manos desde el otro sillón —. Va a ser niña.

—Todavía no lo sabemos.

—Va a ser niña.— aseguró Matt.

—Yo quiero un niño.— Haylee estaba segura de sus palabras.

—Ya veremos.

Haylee volvió a reír ante las palabras de Matt. Todavía no sabían si sería niño o niña, y tampoco sabían cómo era criar a un hijo, pero estaban seguros de que disfrutarían cada segundo de aquello.

Porque cada segundo junto a Matthew Murdock era el mas feliz de la vida de Haylee.

Connections «Matt Murdock»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora