Capítulo 8

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14 de Enero de 1816

Era un lindo día en Norfolk cuando llegó un carruaje desconocido para Georgiana que estaba tratando de tejer, desde su saloncito pudo ver por la ventana de allí a un caballero bajar, era muy apuesto pero no más que su Christopher, que aún casado, cuando fueron a Londres, las damas seguían coqueteando con el, y Charlotte no se diga, era la primera en coquetear descaradamente.

Siguió en su labor cuando entró la Sra. Lawrence. Le había traído el té.

- Sra. Lawrence, ¿usted sabe quién es el caballero que llegó?
- Es el nuevo socio de el Sr. Rumsfeld, milady.
- ¿El nuevo socio? No me ha comentado nada...- Susurró para sí misma.
- Es el Sr. Fernsby.
- ¿Fernsby? Nunca había escuchado su apellido.
- Salió a Irlanda, allá estudió, pero ha regresado y al parecer hará un trato con el Sr. Rumsfeld.
- Gracias Sra. Lawrence.
- Con permiso Sra. Rumsfeld.

Salió la ama de llaves y Georgiana se levantó y fue hacía la ventana para ver mejor el carruaje, el sello eran dos espadas, ¿será soldado? ¿cómo va a ser soldado? Ay Georgiana. Se rió de sí misma al encontrarse hablando sola.

Regresó a su asiento para tomar el té y después de que lo terminó, fue a su arpa y tocó un rato, cuando ya iba a terminar de tocar una nota, escuchó que se abrían las puertas de Norfolk por lo que corrió a su ventana y abrió un poco la cortina.

Era alto y de ojos mieles, su cabello  era rubio y vestía elegante. Christopher le ganaba por unos pocos centímetros, pero no se notaba mucho.

El caballero que era el Sr. Fernsby según la Sra. Lawrence, se subió a su carruaje y después vio a Christopher salir para dirigirse a los establos, se quedó en la ventana esperando ver a dónde iba su esposo cuando lo ve encima de su caballo y cabalgando detrás del carruaje del Sr. Fernsby.

- Pero qué le pasa a este, ¡no me dijo nada!

Se quejaba Georgiana mientras salía de su salón e iba a el estudio de Christopher donde abrió la gran puerta de madera oscura dándose cuenta que estaba vacía, era obvio que nadie iba a estar allí pero quería ir por curiosidad, no sabía que hacía, tenía las mejillas enrojecidas, se había enojado un poco.

- Es un mentiroso.

Se dio la vuelta y salió por los jardines de Norfolk mientras decía los "defectos" de su esposo.

- Miente, es un mentiroso. No me dice nunca a donde va y me había prometido que lo haría. No le gusta hablar mucho, el me exigió que tenía que dejar de ser tímida con el y el ¡no lo hace! Aunque lo de el no es timidez, estoy segura pero, ¡ahh! Es orgulloso, jamás deja su orgullo cuando tenemos discusiones, debo ser yo la que me disculpo. ¡es intolerable! Sé que todos tenemos defectos pero... ¡el no hace nada por dejar los defectos! - Exclamó enojada.
- ¿Qué más soy, mi querida duquesa?

Georgiana de detuvo en seco al escuchar la voz de su marido, que por estar hablando, no se dio cuenta de que venía detrás de ella en caballo.

- ¿Yo? N-nada... Decía que eras un esposo maravilloso. - Le dedicó una sonrisa de arrepentimiento.
- ¿Qué soy un esposo maravilloso? No creo haber escuchado esa oración desde que te vi hablando.
- Oh... Pues... Si lo hice.
- ¿Quieres hablar de mis defectos en una cabalgata?
- No, no me apetece.
- Bueno, te llevo, mientras decías mis defectos caminaste mucho y estás algo lejos.
- Está bien. - Se acercó a el mientras el se bajaba para ayudarla. - Yo puedo sola.
- ¿A caso estás enojada?
- No, no estoy enojada.
- ¿Ahora qué hice?
- No estoy enojada, vamos.
- De acuerdo.

Empezó el camino a la entrada de Norfolk en silencio, ella estaba callada, pues al principio Christopher quiso hablar con ella, pero la respuesta era silencio.

Llegaron después de una rato donde al entrar en establo, apenas paró el caballo, de un salto nada decoroso, bajo y caminó hacia su habitación.

Confundido por la actitud de su esposa, Christopher se quedó junto con el Sr. Relish observando a Georgiana que caminaba a paso rápido. Después de salir de su asombro, entregó el caballo al Sr. Relish y salió detrás de ella.

Caminó apresuradamente y al entrar, no la vio en su saloncito ni en la biblioteca, por lo que subió las escaleras hacia su alcoba.

Tocó a la puerta y escuchó un "adelante", por lo que se apresuró a entrar.

- Querida, ¿estás bien?
- Ah, eres tu... Y si, si estoy bien.
- ¿Segura?
- Ajá...
- Bueno, estaré en mi estudio, con permiso.

Salió de allí cerrando la puerta dejando a Georgiana con cara de asombro.

- ¡Agh! - Gritó con disgusto Georgiana mientras se levantaba e iba hacia su mesita de lectura y se sentaba a leer para esperar a que llegara su esposo y poder enfrentarlo.

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Otro capítulo de Always Yours.✨✨

Les pido nuevamente comprensión y paciencia, la historia de Georgiana está siendo corregida y no es fácil, por lo que tardaré un poco en subir capítulos pero trataré no tardar mucho.

Besos💋💋

Estephania🌸

Always Yours (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora