Capítulo 24

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1 de Marzo de 1816

Georgiana se paró de su cama hacia Lissa que la esperaba en el baño para ayudarla.

Entró en su tina y disfrutó del contacto del agua con su piel, cerrando sus ojos mientras Lissa enjuaguaba su cabello.

Después de terminar, volvió a su cama donde tomó un libro y se puso leer durante las siguientes horas.

Christopher POV's

Ese día Christopher salió hacia el Hyde Park para tomar un poco de aire donde a lo lejos vio a la tía de Georgiana, Lady Armstrong-Jones, quien estaba embarazada y era muy notable. No sabía si ir a saludarla o no, se le veía muy feliz leyendo una carta en uno de los lugares para sentarse frente al lago. Después de verla un rato decidió seguir su camino, pero Claire voltió hacia él.

- ¡Sr. Rumsfeld! - Para que ella no se levantara, Christopher caminó hacia ella.
- Lady Armstrong-Jones, un placer verla aquí.
- Lo mismo digo, ¿y Georgiana? ¡ay pero que olvidadiza soy!
- Bueno, Georgiana se quedó en Norfolk, yo tengo que resolver unos negocios que gracias a Dios terminan en un día, antes de lo que había esperado. - Habló apesar de que parecía arrepentirse de la pregunta que le había hecho.
- Muchas felicidades Sr. Rumsfeld por...
- ¡Claire! Disculpe Duque de Norfolk. - Era el tío James que llegaba junto a su esposa.
- No se preocupe, Lady Armstrong-Jones, ¿por qué felicitaciones?
- Lo siento, se me ha salido pero usted lo sabrá cuando llegue a Norfolk, que pase una linda tarde Duque de Norfolk.

Se despidieron de Christopher quien decidió volver a su hogar confundido por las felicitaciones.

Georgiana POV'S

4 de Marzo de 1816

Estaba ansiosa de que su esposo llegara, ya quería decirle la gran noticia que tenía, el había mandado una carta donde decía que los negocios habían terminado, agradeció que el Dr. Gibson le dijera que no debía de subir y bajar las escaleras, pues no se encontraría con la Srta. Edwards no con sus padres que en esos momentos no pensaba podría tolerar sus bromas y su voz tan fuerte.

La Sra. Edwards había subido a verla, pero parecía no preocupada por lo que tenía, sino más bien había subido para contarle chismes que ocurrían en Londres, de lo que a Georgiana no le interesaba nada, pero ella parecía no entenderlo.

En eso entró Lady Rumsfeld con una taza de té para ella.

- Toma, te hará bien. - La había dicho que había amanecido con muchas náuseas, además de que había vomitado su desayuno.
- Gracias... ¿Ya ha llegado Christopher?
- No, pero no tarda en llegar, no te preocupes.
- Si... - Dio su primer sorbo al yé, caminando al balcón donde se sentó.
- Georgiana, espero y Christopher te haya contado...
- ¿Sobre?
- Sobre la Srta. Catherine, debo de decir que jamás me ha caído bien, pero sus padres, los señores Edwards, ellos son tan amables.
- Si de eso no hay duda pero, ¿qué tenía Christopher haberme dicho?
- Bueno, hace mucho ellos tuvieron una relación y...

En eso se escucharon los cascos de caballos acercándose, era obvio que se trataba de Christopher.

- ¡Es Christopher!
- Espera aquí Georgiana, recuerda lo que te dijo el Dr. Gibson.
- Si, lo siento. - Dijo apenada, pues había intentado salir corriendo escaleras abajo.

Lady Rumsfeld salió de habitación para recibir a su hijo mientras Georgiana tocaba su campana para llamar a Lissa quien llegó en poco tiempo.

- Lissa, quiero cambiarme, el vestido nuevo que acabo de comprar, ese.
- No creo que sea conveniente, el corsé es muy apretado.
- Si... Ponme uno que no sea de corsé.

Always Yours (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora