Pedro: Van.
Dilvis: Aunque le hables Pedro. Eres un miedoso que no realiza nada, pueden pasar días y hacer el desafío sea cual sea, de cualquier forma tú ni lo harás.
Pedro: Te recuerdo que tú tampoco has hecho ningún desafío.
Dilvis: Pero lo he intentado hacer, no soy una nena como tú.
Pedro: No pienso discutir con una persona menor a mí.
Dilvis: Menor a ti, pero mucho más maduro.
Van: Veamos quién es más maduro aquí, ¿quién quiere quedarse sin hijos por el resto de su vida? Pero disfrutando de ella.
Dilvis: ¿Ahora qué Van?
Van: El desafío es sencillo si así quieren verlo, simplemente deberán tomar unas tijeras, bajarse el cierre del pantalón y cortarse su parte íntima. El primero en hacerlo vive, el otro muere. ¿Fácil no?
Pedro: Estás loca Van, muy loca. ¿Cómo te atreves a hacernos esto?
Dilvis: Será eso o nada, yo quiero vivir. Adiós Pedro.
Pedro: No quiero hacerlo.
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Dilvis se encontraba sentado frente a su computador, utilizando WhatsApp web, no quería que Pedro le ganara, él haría primero el desafío.
Dilvis se levantó de la silla, las luces de su habitación comenzaron a tintinear, Dilvis sabía que Van ya estaba ahí y debía apurarse.
Por otro lado, Pedro estaba llorando mientras esperaba su muerte, no iba a hacer lo que Van pedía y si iba a morir iba a hacerlo entero.
—No puedo dejar que Dilvis viva —dijo mientras miraba a su mochila, ahí tenía unas tijeras—. Debo hacerlo. Por Aly.
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—Van ya lo haré —dijo Dilvis con las tijeras en sus manos, ahora estaba sentado en el borde de su cama, miraba su pantalón y luego lloraba, no quería quedarse sin hijos pero tampoco quería morir.
—Dios mío —dijo y comenzó a bajarse el cierre de su pantalón.
Se bajó los pantalones de inmediato y dejó su parte íntima a la vista. Lentamente iba acercando las tijeras a él y de pronto las retiró, no quería hacerlo.
—Pedro no puede ganarme.
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Pedro abrió el cierre de su mochila y sacó las tijeras, éstas estaban cubiertas de sangre, Pedro soltó de inmediato las tijeras y éstas se fueron debajo de la cama.
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Dilvis mordía una almohada mientras tenía los ojos cerrados y las tijeras entre su parte intima, al cerrarlas iban a cortarlo, no todo de una sola cerrada pero quería hacerlo fuerte, iba a cerrarlas pero su parte íntima se endureció, ahora se le iba a complicar más.
No le importó, no lo pensó dos veces y cerró las tijeras con todas sus fuerzas.
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Pedro se agachó y observó debajo de la cama para ver las tijeras, no las miraba, entonces se le ocurrió la idea de ir por un cuchillo a la cocina.
Antes de levantarse algo lo tomó de los pies y lo jaló debajo de la cama, Pedro quería salir, pero algo aún lo sujetaba, sabía que era Van y que trataba de matarlo porque quizá Dilvis ya había cumplido el desafío.
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—¡Aaaaaa! —Gritó Dilvis y el grito se escuchó muy fuerte, tan fuerte que su papá entró de inmediato.
Dilvis abrió las tijeras y las cerró de nuevo, lo hizo repetidas veces hasta que su papá se las quitó, entonces Dilvis tomó la parte superior de su pene y la jaló arrancandola del resto de su anatomía. Dilvis había cumplido el desafío, ahora estaba a salvo.
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Pedro tenía su celular en la mano, la conversación del grupo estaba abierta y de pronto vio un mensaje que acabaría con su vida.
Dilvis salió...
Pedro ya no se sintió sujetado y entonces salió debajo de la cama sin dejar de ver su celular.
Van: Pedro, eres el último que ha quedado en el grupo. Ya sabes lo que eso significa.
Pedro: No lo hagas, no pienso morir por una causa injusta.
Van: La vida es injusta amigo.
Pedro: Al menos moriré sabiendo que no hice nada malo. Pero, por lo que más quieras, ten piedad, amo a Aly y quiero ser feliz.
Van: Lo que más quiero, en este moemento es matarte, tu amor por Aly no es tan fuerte como mis ganas de matar, yo también quería ser feliz, pero por ustedes, putos, no pude serlo, mi única felicidad ahora es verlos morir. Te perdonaría la vida, pero no, eres la última persona con la que me divertiré asesinando y tu muerte será lenta y dolorosa, como ya dije, es la última.
Pedro: ¡No!, ¿hay algo que pueda hacer para evitarlo?
Van: No, y ya deja de molestar, de tu destino no te salvarás.
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Pedro está en su habitación leyendo los mensajes de Van.
De repente siente que algo toma su pie de nuevo, la fuerza misteriosa lo jala y lo tira al suelo. Pedro sabe que es Van y que su hora ha llegado
Con muy poca fuerza dice:
—Van, si vas a matarme al menos concedeme un último deseo. Desearía poder verte.
Pedro se sorprende al ver a una chica de no más de quince años, con un aspecto muy normal para haberse suicidado y después haber tomado venganza, definitivamente las apariencias engañan.
Van está usando una sudadera roja con gris y unos pantalones.
Pedro reacciona y sube la capucha de Van cubriéndole la vista, jala los cordones de la sudadera y bloquea a Van por unos segundos, los suficientes para escapar hacia la planta baja de su casa.
En las escaleras Van lo alcanza y lo tira, pero como Pedro estaba por llegar abajo no cae de una mala forma.
Se para y se encierra en el baño. Comienza a gritarle a su mamá pero recuerda que le dijo que iría al mercado por lo tanto está solo en casa.
De repente Pedro siente unas manos al rededor de su cuello.—Se te olvida que soy un fantasma cierto...
—Me las vas a pagar Van, nos veremos en el infierno y ahí cobraré venganza.
—Primero deberías encontrarme, el infierno es grande. No te lo imaginas.
Pedro ya no puede hablar, Van aprieta su cuello muy fuerte.
Pedro se quita a Van de encima y la golpea contra el lavabo.
Corre a la cocina y encuentra que su mamá está llegando.
—¡Mamá! Yo...
Pedro no puede seguir hablando porque un cuchillo atraviesa su cuerpo.
Van le susurra que ya todo va a terminar.
Pedro abraza a su mamá, piensa en Aly, sonríe y después cae al suelo en su propio charco de sangre.
Van se ríe de lo sucedido, la madre de Pedro no puede verla.
Pedro salió...
Van: Definitivamente la muerte más difícil. La última y la mejor, aquí no hay finales felices, no conmigo.
Van salió...
Van eliminó el grupo "Desconocidos".
Fin.