Capítulo 11 - La luz del atardecer

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Capítulo 11 - La luz del atardecer

Lovino observó el apartamento, el cual estaba débilmente iluminado por la tenue luz que se colaba por las finas cortinas descoloridas. La luz rosada se posaba frágilmente sobre los muebles más cercanos a la ventana y parte de ella ,mucho más débil que la que estaba cerca de la ventana, sobre la cara del italiano.

Lovino se giró para mirar como Antonio colocaba su chaqueta sobre el sofá y se acercó a él sonriendo suavemente.

-Lovino- susurró Antonio mirando a Lovino con una sonrisa suave sobre sus labios.

El menor se acercó a Antonio y enredó su brazos alrededor de su cuello.

-Antonio- Lovino se puso de puntillas mientras los brazos de Antonio se enredaban en su cintura acariciándola suavemente.

-Oye- susurró el español cubriendo el cuello del italiano con delicados besos -¿Te casarías conmigo?

Lovino le miró incrédulo, no se esperaba para nada esa pregunta para nada.

-¿Qué es esa proposición tan cutre, bastardo?- Lovino se rió colando sus dedos en el pelo de Antonio.

-Bueno, no me queda mucho de vida y lo poco que me queda quiero que tu seas mi esposo- Antonio le besó suavemente sacando de su bolsillo una pequeña caja negra -Ya sé que mi casa no es lo mejor y que él anillo no es el más caro pero aún así me gustaría que fuese mi esposo.

Antonio abrió la pequeña caja y la puso en medio de los dos, Lovino se limitó a mirarla mientras Antonio acariciaba con su nariz el cuello de italiano.

-¿Sabes? Esto es algo que deberías poner tú en mi dedo.

-¿Eso es un si?

-Bueno, no es un no, interpretalo como quieras bastardo español.

Antonio comenzó a besar toda la cara de Lovino mientras provocaba que el italiano se retorciera, riéndose, intentando que Antonio parase poniendo sus manos en la boca del español.

-Eres tonto.

-Lo soy- Antonio sacó de la caja un pequeño anillo que a pesar de ser bastante básico a Lovino le parecía el más bonito del mundo y lo colocó en el dedo de Lovino -pero ahora soy tu tonto.

Antonio besó a Lovino levantandolo, provocando que el más bajo enredara sus piernas alrededor de la cintura del mayor.

-Pero yo necesito tres comidas diarias y una siesta- sonrió Lovino mientras el español cubría con besos su barbilla.

-Trato hecho- murmuró contra la piel del más bajo.

-Que prometido más idiota tengo- Lovino sonrió besando a Antonio suavemente mientras este le llevaba a su habitación.

Antonio lo tiró sobre la cama mientra emitía una risa suave.

-Pensaba que eso ya lo tenias asumido- el hispano besó su torso aún cubierto por ropa y miró a el más bajo con una sonrisa dulce en los labios, apartado los mechones rebeldes de pelo que no le dejaban tener una visión clara de la cara de Lovino.

-Lo tengo- Lovino enredó sus dedos en el pelo del español mientras este llenaba su cuello de besos y le quitaba la chaqueta tirándola al suelo.

Antonio se deshizo de sus zapatillas y tiró al suelo las de Lovino, el cual las había dejado sobre la cama.

-Te amo- murmuró el español royendo el labio inferior de Lovino mientras el italiano se limitaba a emitir suaves quejidos, tirando del pelo del moreno.

El más alto despojó al italiano de su camisa y tras quitársela se fundió en un beso con Lovino, un beso desesperado que solo buscaba consumirlos, hacerlos arder.

Lovino desabotonó la camisa de Antonio torpemente. Ese beso le había comenzado a nublar el juicio y solo deseaba que Antonio colaborase y se despojase de esa prenda de ropa que a Lovino se le antojaba completamente innecesaria.

Antonio rompió el beso quitándose su camisa mientras miraba al jadeante Lovino buscar desesperadamente el aire que su cuerpo le pedía en esos instantes.

-Ven aquí- sonrío el español haciendo que el italiano se sentara, aunque este retrocedió ligeramente para apoyarse en el cabecero de la cama mientras Antonio besaba su torso cubriéndolo por completo de besos y caricias.

-¿Qué h-haces bas-bastardo?- pregunto Lovino mientras el español hacía círculos alrededor de la areola de uno de los dos botones rosados que adornaban el pecho de Lovino.

-Es mas cómodo besarte si estas así- dijo antes de morder uno de los botones de Lovino provocando que este gimiese y arquease su espalda ligeramente agarrándose del cabecero de la cama.

Antonio hizo que Lovino se diese la vuelta para poder besar su espalda siguiendo la linea de su espina dorsal mientras con su dedos seguía jugando con los pezones del italiano, el cual no dejaba de gemir intentando reprimir sus gemidos mientras se mordía el labio inferior.

La espalda del italiano se curvaba para adaptarse al cuerpo del español, estaba perdiendo las fuerzas que le permitían agarrarse al cabecero de la cama mientras el moreno seguía repartiendo besos y caricias por su espalda.

-Voy a besar cada rincón de tu cuerpo- Antonio entrelazó sus dedos con los de Lovino mientras hacia que se girase.

-E-eso es vergonzoso- susurró el italiano, su cara estaba completamente roja, lo cual hizo que el español sonriese dulcemente.

-Lo siento- susurró besando el cuello de Lovino mientras desabrochaba sus pantalones.

-No he d-dicho que me moleste- murmuró, ayudando a Antonio para que se deshiciese de sus pantalones y los tirase al suelo.

Antonio besó desde la barbilla del mas bajo hasta llegar al medio entre sus dos clavículas, y de ahí paseo su lengua hasta su ombligo, haciendo círculos alrededor de este mientras acariciaba los muslos de Lovino, el cual había calentado el ambiente de la habitación, ya no contenía los sonidos que hace unos minutos intentaba reprimir.

Lovino curvó su espalda para desabrocharle el pantalón a Antonio, el cual se lo terminó de quitar mientras Lovino acariciaba el marcado abdomen del español el cual al terminar de quitarse el pantalón besó y mordió los muslos de Lovino, provocando que Lovino se retorciera en la cama, estrujando las sabanas.

Antonio paró y miró al jadeante Lovino, besandole apasionadamente mientras cogía de la mesita de noche un bote de vaselina.

El español le quitó la ultima prenda de ropa que le quedaba a Lovino dejando a la vista su miembro.

-Espero que sepas como f-funciona- le susurró Lovino al oído mordiéndole el lóbulo de la oreja.

-He hecho un par de búsquedas- dijo Antonio llenando sus dedos de vaselina y colocando uno de ellos en la entrada de Lovino el cual abrió ligeramente sus piernas y emitió un leve quejido.

Antonio metió el primer dedo mientras besaba apasionadamente a Lovino, intentando que el italiano se olvidase del dolor que probablemente eso le estaba suponiendo, al meter el segundo dedo algunas lagrimas se le escaparon a Lovino junto con algunos quejidos, quejidos que con el tercer dedo se volvieron placenteros, el italiano había empezado a mover sus caderas pidiendo que los dedos de Antonio fuese mucho más profundo.

El moreno sacó los dedos produciendo que el más bajo se quejara.

Antonio que quito la ultima prenda de ropa provocando que el italiano rodease con sus piernas la cintura del español, el cual empezó a meter su miembro por la entrada del italiano lentamente haciendo que por las mejillas de Lovino resbalaran un par de lagrimas producidas por el placer y el dolor que estaba sintiendo en ese momento. Lagrimas que eran limpiadas con besos de sus mejillas mientras él hundía sus uñas en los hombros de Antonio.

-P-puedes moverte- susurró el italiano haciendo que el español empezase a moverse mientras él no dejaba de gemir mientras arqueaba la espalda.

Sería una noche larga para ambos.

Anche se cado (SpaMano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora