Capítulo 13 - Lo que te hace feliz

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Capítulo 13 - Lo que te hace feliz

El enfermero preparó la aguja con el líquido que inyectaría en la vena. De reojo miraba al español el cual acariciaba la cara del italiano con cuidado, dedicándole una sonrisa dulce y cargada de amor, y con la mano libre agarraba fuertemente la mano del italiano acercándola a su pecho.

-Ni que me fuese a morir, idiota- se rió Lovino besando la mano que Antonio tenía presionada contra su pecho, incluso sentía como el corazón de Antonio latía despacio, a un ritmo tranquilizador -No ahora.

Antonio se inclinó para depositar un dulce y corto beso en los labios del más bajo, provocando que una suave sonrisa se formara sobre los labios ligeramente rojos de Lovino.

El enfermero se giró para preparar la zona donde iba a pinchar la aguja.

-Es la primera vez que vienes acompañado- dijo el chico sonriendo pero sin dejar de mirar la zona que estaba preparando, la limpiaba cuidadosamente bajo la atenta mirada del español -¿Quien es este chico~?

-Mi prometido.

Esta respuesta por parte del italiano hizo que Antonio sonriese, esbozando en sus labios una sonrisa que hizo que el enfermero y Lovino lo mirasen con ternura.

-Felicidades- el chico pinchó la aguja en la vena de Lovino haciendo que este volviese la mirada hacia el español -¿Cuando es la boda?

-Pronto- contestó Antonio mirando al rubio mientras Lovino se acomodaba en la camilla.

-Eso es genial- el chico no pudo evitar sonreír dulcemente mirando lo pegajoso que era el español y lo dedicado que estaba a el italiano, podría estar enfrente de él una estrella de cine y él mantendría sus ojos esmeralda clavados en Lovino.

Le habían dicho un par de veces que Lovino tenía una muy baja probabilidad de sobrevivir, que necesitaría un milagro para curarse pero en vez de llegarle un milagro de ese tipo le llegó otro tipo de milagro, al menos eso fue lo primero que pensó Tino al verle entrar por la puerta con el español. El finés le había dado la quimioterapia a Lovino todas las veces que había ido al hospital, esta era la primera vez que venía acompañado y con ánimos de que toda clase de milagros le pasasen.

Tino fue a atender a otra persona ya que Lovino esta vez no parecía ninguna clase de ayuda, el rubio todavía recordaba las ojeras bien marcadas en el rostro del italiano, sus ojos rojos e hinchados de llorar tanto, su expresión de completa indiferencia, incluso parecía que le diese igual estar pasando por algo como una quimioterapia, parecía un recipiente vació de sentimientos, esperando a que llegase su día. Había venido tres veces en total, la segunda vez ya no estaba tan mal pero seguía manteniendo sus ya no tan marcadas ojeras y su indiferencia ante todo, se alegraba de que su tercera visita fuese un Lovino feliz, que insultaba al otro chico fingiendo molestia pero sin poder esconder esa suave sonrisa que mantenía en sus labios.

-Puede que me quede calvo si sigo con esto- dijo Lovino el cual se distraía de las pequeñas nauseas que sentía mientras apretaba los dedos del Antonio.

-Para mi siempre seras el chico más guapo del mundo- el más alto sonrió.

-En realidad sabes que estoy muy bueno, soy irresistible- el chico de ojos avellana provocó que el español se riese muy bajito.

-Ya sabes que me encantas- Antonio mantuvo una sonrisa tranquilizadora confirmando la frase de Lovino.

-Oye, Antonio.

-Dime.

El menor le miró debatiéndose entre si su pregunta era muy estúpida o no.

-¿Cuando me muera nos veremos en el cielo?

Anche se cado (SpaMano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora