Te conocí a través de ella

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"Los vuelos a Sur Corea están retrasados dos horas. Gracias por su atención y paciencia queridos clientes"

-¿Qué, dos horas? ¿Qué hago en dos jodidas horas?

-¡Eunhyuk!- gritaron a lo lejos sobre la multitud - ¡Vamos a comprar bebidas para el staff puedes esperar aquí un momento ¿cierto?!- Asintió suspirando –Bien. ¡Regresamos en unos minutos!

El pelinegro negó con la cabeza viendo como su manager le abandonaba en medio de cientos de personas distraídas. Arrastro su maleta hasta las sillas mientras él tomaba asiento de forma quejumbrosa, y volvía a acercarla hasta tenerla entre sus piernas. Al menos eran solo dos horas de espera para volver a su realidad, era mejor que todo un mes oculto en Europa y tenido ataques de ansiedad. Estaba cansado.

Una figura femenina capto su atención cuando entro corriendo, viendo a todas partes como un fugitivo en aprietos. Vestía elegante y formal, pero era como una niña asustada que contaba con un tic de ver el reloj cada tres segundos trascurrido. Al encontrarlo a él como una opción, se acercó rápidamente y hablo temblorosa:

-Disculpe. ¿Vuelo a Corea del sur?- su ingles era igual de terrible como el suyo, ¿entonces porque no comunicarse en su lengua natal?

-Dos horas de espera, vuelo retrasado hasta último aviso- respondió flojo y mostrándole una amable sonrisa. –Puede sentarse si quiere.

La mujer rio dulcemente y se sacó el pesado abrigo café pareciendo repentinamente aliviada. Se sentó justo alado suyo con el bolso de mano en su regazo, y guardando la prenda bien doblada en él. –Así que es coreano. Se le ve, pero no es fácil saberlo con certeza estando en un aeropuerto internacional.

-Sí, es verdad- respondió contagiado por su sonrisa. –Podría haber sido japonés, o tal vez chino.

Ella no pudo evitar reírse más ante tal ocurrencia. –No, jamás pensaría que fuera alguna de las dos cosas.

-¿Por qué no?

-Sus ojos. Son muy grandes para ser Chino, y muy pequeños para venir de Japón. Conozca ambos lugares y reconozco a su gente.

-Viene de Corea y no reconoce a los coreanos- se burló HyukJae ocultando como siempre un brillante gesto.

-Patético ¿no? Pero déjeme presentarme- se giró en la silla, viéndolo de frente y estirando su delegada mano hacia él –Soy Choi Sook Yon.

-Lee HyukJae- sus manos se unieron en un saludo formal.

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Durante el vuelo ambos se vieron sentados en asientos muy cercanos uno del otro, con Sook Yon al frente de HyukJae y sin parar de hablar como dos amigos de toda la vida.

-Señorita es peligroso que no se siente correctamente en el avión, cuando despeguemos puede caerse y causar un accidente- decía por tercera vez fastidiada, la pobre azafata encargada de aquel pasillo.

-Lo siento- le dijo entre risas acompañada de HyukJae. Aparentemente volvió a sentarse y colocarse el cinturón; pero más tardo en irse la mujer que Sook en volver a arrodillarse sobre el asiento, recargando sus brazos sobre el respaldo para ver y hablar más con el pelinegro. –Tipa mandona.

-Es su trabajo-musito divertido, siguiéndole el juego de pucheros.

-Ya lo creo que sí, pero me aburro sentada en un solo lugar tanto tiempo.

-¡Señorita!- ahí estaba de nuevo la azafata, pero sorprendentemente esta vez se dirigió a la persona alado de HyukJae -¿Le molestaría intercambiar lugares?- el hombre de mediana edad asintió indiferente de lo que sucedía. –Y usted, puede venirse a este lugar.