Capítulo XVI

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Kiara despertó a las 8:53 AM. Tenía un huracán dentro de la cabeza. La resaca no era una enemiga desconocida, pero apenas había bebido. Oh, no, mejor no retroceder demasiado en sus recuerdos, le producía una jaqueca insoportable.

Se incorporó haciendo acopio de todas sus fuerzas. ¿Dónde estaba? Ni siquiera se atrevía a abrir los ojos. Los había mantenido tan firmemente cerrados las horas anteriores que ahora se le habían cosido con lágrimas resecas. Sentía la brisa fría de la mañana en el pelo, el cuello, el asfalto contra sus piernas desnudas. Las costillas le presionaban en lo más hondo de su ser. Su caja torácica tenía algo anormal cuando respiraba. No, no eran las costillas, era el estómago. Se palpó bajo el pecho. Retiró la mano, adolorida.Retuvo un gemido de dolor. ¿Por qué le dolía tanto el abdomen?

Lo recordó cuando un automóvil rompió el silencio en la carretera y levantó una polvareda fina de tierra y suciedad.

"Me he lanzado del coche", recordó de repente. Había caído boca abajo, a pesar de haber intentado mitigar el impacto con las manos.No la habían golpeado. Todavía. Tenía que levantarse.

Las piernas le fallaron. Mierda, había perdido uno de los tacones. La tela del vestido se le pegaba al cuerpo como Hell cuando estaba borracho. Levanta, levanta, levanta. Demasiado aturdida para reaccionar, se derrumbó en el suelo.

"Traga", había dicho el hombre introduciendo los dedos en su boca, aquellas pastillas de acabado mate, aquella fría certeza de lo que ocurría. Kiara había conseguido esconder una bajo la lengua, pero la otra la engulló. Descendió por la garganta hasta el estómago y cayó con un sonido horrible. Kiara sabía que no se había producido tal ruido, pero ella lo había escuchado.

El coche ya estaba delante de ella. Frenó con las luces encendidas a pesar de haber amanecido. "Ahora bajará él, y probablemente quiera partirme la cara. No le dejaré".

Blue posó sus zapatos de setecientos dólares sobre la carretera. Miró a su alrededor, como si no estuviera acostumbrado a contemplar aquel paisaje desértico. Probablemente no lo estuviera. Se quitó las gafas de sol.

-¿Te has hecho daño, cariño?

Kiara no contestó. Veía todo borroso, moviéndose de acá para allá.Retuvo una arcada.

-Cállate,no eres real – susurró agarrándose la cabeza con las manos.

Cerró los ojos con fuerza de nuevo. Notó el olor del perfume de Blue al agacharse junto a ella.

-¿Te parezco poco real?

Le apartó las manos de los oídos y le acarició la mejilla.

-Dime, ¿te parezco poco real, cariño?

-¡Que te calles! ¡No me toques!

Le propinó una patada. Blue atrapó su pierna al vuelo. La atrajo hacia él.

-¿Soy o no soy real?

-¡Henry!

No vio venir el golpe. Le cruzó la cara antes de que siquiera pudiera cerrar los ojos. Aquel impacto frío, amargo, contra su piel, le llevó a DD Capobianco a su memoria. Fue el mismo tipo de golpe. Incluso la sangre de sus labios sabía igual.

-¿Estás asustada, cariño?

Kiara escondió la cara entre las manos. Si no desaparecía se volvería loca.

-Por favor, vete. Yo no te he hecho nada.

Blue rio. Volvió a acariciarle la mejilla.

-Y yo que pensé que eras una fiera. No me hará falta domesticarte.

Heroína (Saga Adrenalina III)Where stories live. Discover now