CAPÍTULO 19

1.4K 73 8
                                    



—Después de tanto tiempo, ¿es lo único que me dices? ¿si soy yo?

—¿Qué haces aquí?

—Gretchen me dijo que lo más probable era que te marcharas a Hispanoamérica una vez que finalizase la guerra y bueno, ya sabes que las cosas no pintan demasiado bien para Alemania.

—¿Y eso qué se supone que tiene que ver con nosotros?— todas las miradas de los caminantes uniformados que deambulaban de un lado a otro se posaron sobre nosotros.

—Erik, ¿podemos hablar en un sitio más privado?

Él asintió y accedimos al interior del edificio. No podía creer como mi vida había cambiado tanto estos últimos años. Desde que se marchó, no hice más que pensar que había sido una completa estúpida por dejarle ir, pero todo este tiempo había pensado que él me había engañado cuando no era más que una burda mentira. Erik siempre quiso estar a mi lado, quererme y le había dado la espalda cuando él más lo necesitaba. No imagino el dolor que debió sentir a mano de los soviets ni tampoco como sobrevivió pero sí sé que todavía le amo. Ese fuego intenso que siento siempre que lo veo, su pequeño hoyuelo que se forma cuando sonríe, sus ojos oscuros mirándome con ternura, sus brazos abrazándome y protegiéndome... Echaba de menos todas esas sensaciones. Con Bruno estos años, he aprendido a valorar la amistad y la confianza pero ciertamente, eso no era amor. Bruno no es Erik. ¡Qué ciega había sido! Gretchen, Henriette... ellas tenían razón. No era capaz de darme cuenta pero, ahora ante ese hombre, lo demás se desvanece a mis pies. Con solo ver su rostro, sé que es con Erik con el que quiero pasar el resto de mis días y formar una familia junto a él a pesar de estos tiempos convulsos; haré todo lo que esté en mi mano para volver a recuperar el amor de este comandante, mi comandante.

Estaba tan ensimismada en mis propios pensamientos que no me daba cuenta que vagaba bajo un rumbo trazado hacia un despacho. De hecho, Erik me abrió la puerta pero creo que mi mente no estaba siguiendo sus pasos sino que eran mis recuerdos los que me hacían seguirlo como los soldados cuando siguen los pasos de su general.

—Toma asiento, por favor.

—Gracias por permitirme hablar contigo. Gretchen me comentó que te habían ascendido a comandante. Te felicito.

—Gracias Astrid pero si me haces  el favor de decirme para que has venido sería mejor para ambos. Como comprenderás, no creo que tu visita sea para felicitarme por mi ascenso. 

—Verás... Dios, no sé por donde empezar.

—Te recomiendo que por el principio. Resulta menos confuso.

—Erik, desde que te fuiste no he dejado de pensar en ti. Fui una tonta al permitir que te fueras. Mi orgullo me hizo pagar con creces todo lo que te dije. Cuando en el hospital atendía a soldados heridos, no paraba de pensar si tú estarías bien. Me contaron que en Stalingrado hubo muchas bajas y los que consiguieron sobrevivir, fueron destinados a un campo de concentración. Pensé que habías muerto... Me sumergí en una profunda oscuridad. Pasaban los días y no le encontraba sentido a nada. Fue horrible hasta que Bruno me confesó lo que sentía por mí. Quise darme una segunda oportunidad con él, recordar todo lo que sentí contigo...

>>Pasaron los meses y las cosas fueron poco a poco mejorando. Conseguí rehacer mi vida con otro hombre... o eso creía, pero no estaba siendo sincera conmigo misma. Cada vez que le besaba, pensaba que eras tú hasta que volvía a la realidad. Dicen que el tiempo lo cura todo, pero no es así. Tan solo ayuda a sobrellevarlo. Cuando me pidió matrimonio... Acepté. En esos momentos me convencí de que había conseguido superar lo nuestro hasta que Gretchen vino a casa y me contó que estabas vivo, que habías conseguido huir de aquel infierno y... la verdad sobre lo que ocurrió en Pontivy. En esos momentos me sentí como una completa idiota. Dejé que te marcharas por mi maldito orgullo. Me odio por todo lo que te hice. Te traté de muy malas maneras y después de que tu hermana se marchara, hice el equipaje y esperé a que Bruno regresara para sincerarme con él. Naturalmente, no se lo tomó muy bien y me obligó a escoger entre tú o él. No puedo jugar más con sus sentimientos, no se lo merece; es un buen hombre y se merece a alguien mejor que yo así que rompí el compromiso. Hubo un tiempo en que me creí mi propia mentira...

>>Erik, te quiero como nunca he querido a nadie. Estás siempre en mis pensamientos, día y noche. Si pudiera volver al pasado, trataría de aprender de los errores y no volver a cometerlos pero, no puedo y lo único que te puedo decir es que lo lamento.

No me di cuenta de que las lágrimas habían empapado mis ojos y su sabor llegaba hasta mi boca. Se instaló un largo silencio entre ambos. Ninguno decía nada, tan solo nos mirábamos.

—¿No vas a decir nada?— pregunté dubitativa.

Entonces, ocurrió algo que no esperaba. Se levantó de su asiento y se plantó frente a mí. Con delicadeza, me cogió por los codos y me besó. Fue lento, tierno y apasionado. Lo echaba tanto de menos... era como estar en un sueño del que no quería despertar. Puso sus suaves manos sobre mi cintura, presionándome contra su cuerpo. En un acto reflejo, me aferré a su nuca aprisionándole más a mí. No quería que se marchara, no otra vez. Por falta de respiración tuvimos que separarnos. Deslizó una de sus manos por mis mejillas, limpiándome el rostro de las furtivas lágrimas que de mis ojos emanaban. Era tremendamente feliz. Quería pasar el resto de mis días junto a él. Entonces sus labios pronunciaron las más tiernas palabras que hicieron que mi corazón se derritiera:

—Te amo, Astrid von der Sichel. Te he extrañado tanto... Cuando estaba en ese campo de concentración lo único en lo que pensaba era salir vivo solo para poder verte una vez más.  Puede que el frente me haya enseñado a ser valiente y a no temerle a nada pero tú me has enseñado a amar. Quiero pasar el resto de mis días junto a ti. Te quiero. Nunca me cansaré de repetirlo y espero que tú tampoco.

—Siempre estaremos juntos, Erik. En los buenos y malos momentos. Siempre.

Y, de nuevo, puso sus labios sobre los míos fundiéndonos el uno en el otro...

Nota de autora:

¡Dios, qué emoción! Tengo que reconocer que este capítulo ha sido el que más me ha gustado de toda la historia. ¡Por fin hubo reconciliación! Sólo falta un capítulo para acabar este proyecto que empecé agosto. El próximo será el epílogo y la historia finalizará aunque va a haber un secuela. Más adelante, os informaré de que trata aunque os puedo aventurar que los protagonistas no serán nuestros amados Erik y Astrid. No obstante, ellos aparecerán. Bueno, espero que lo hayáis disfrutado y nos vemos en el epílogo.

En multimedia nuestra feliz pareja besándose

¡Votad y comentad!

Esmeralda❤️

Mi Gran GuerraWhere stories live. Discover now