Stalker 🌸 Mikayuu A.U 🌸 || #AwardsNoSeraph

‹ epílogo ›

Luego de terminar la última nota en su viejo cuaderno, Mikaela sonrió de manera nostalgica. ¿Cuántas palabras llenas de sentimientos había escrito allí durante los últimos cuatro años?

"De verdad te extrañaré, tonto cuaderno..."

— ¡Oye, Mika! —un azabache se asomó desde otra habitación, para después dirigir su mirada a su pareja—. Ya hemos subido las cosas al carro, ¿vienes?

— ¿Eh? ¡Sí! —con rapidez éste guardó su cuaderno en su bolso y se acercó a su amado, para luego rodear sus brazos en la cintura del más joven—. Hoy por la noche la pasarás mal...  

Ante el provocativo comentario, el pelinegro se puso rojo de la vergüenza. Siempre que Mikaela lo tocaba de forma tan seductora inmediatamente cada parte de su rostro se encendía.

"¿¡C-Cómo es capaz de decir cosas tan pervertidas tan a ligera?!"

Suspiró. De nada importaba preguntarse algo a sí mismo.'

— Mika, papá y Shinya están esperando en el auto. Ya déjate de tonterías y vamos, ¿sí? —procediendo a darle un suave beso en los labios y unas palmadas en la espalda, se separó para ir camino al carro.

Debido a la acción de su esposo,  Mikaela procedió a seguirle la corriente. Tomó la caja que tenía más cercana y le siguió, para después bufar.

— ¡Eres muy malo, Aman---! —aclaró su garganta con nervios. ¡Casi le decía Amane!—. ¿L-Lacus y René vendrán a ayudarnos?  

— Emmm...—el de ojos esmeraldas posicionó una de sus manos en su barbilla con curiosidad y se rascó—. Supongo que sí... Olvidé mensajearle a Welt-san sobre eso la noche anterior.

— ¡Oigan, par de homos! —una voz molesta para Mikaela sonó a unos metros de ambos chicos—. ¡Nos iremos si no se apuran!

— ¡Guren! —el albino pisó a su compañero directo en el pie—. ¡No los trates así! ¡Es tu hijo y su novio, un poco más de respeto a ellos! ¡Además, tú también eres homo!

— ¡Tu calla, Shinya!

Todos rieron ante el comentario estúpido del azabache. Finalmente, luego de ya unos diez minutos, los cuatro partieron hacia la nueva casa del rubio y el ojiverde. Hoy tendrían un día muy largo como para seguir tonteando allí.

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Mikaela se tiró al suelo y lo besó todas las veces que le fueron posibles.

— ¡Al fin en casa! —siguió dando besos al piso—. ¡¡Al fin, al fin, al fin!!

— ¡Mika, por Dios! —su novio lo tomó del cuello y lo levantó—. ¡Los vecinos te están mirando, estúpido! ¡Tienes que dar una buena impresión!

— Ser rubio ya da buena impresión, o sea —el de ojos zafiro se cruzó de brazos y rodó sus ojos, para separarse de Yuuichirou—. No me importa si me están mirando los vecinos, necesito expresar mi felicidad por algún lado.

— ¡Pero no besando el suelo, idiota! —contestó—. Ya no hagas idioteces y ve ayudar a papá y Shinya a bajar las cajas del auto.

— Sí, sí —le hizo burla a su novio, poniendo varias muecas de disgusto—. Pero luego me pagarás con sexo. Mucho sexo.

— ¡¡Que no tendremos sexo hoy!!  

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