Capítulo Veinticuatro

2.2K 254 14
                                    


Salir a caminar después del trabajo comenzó a formar parte de nuestra rutina diaria. Jayden tomaba mi mano y me guiaba por diferentes calles, sin un rumbo fijo. A veces terminaba regresando a casa ya caída la noche y otras, solo caminábamos durante unos minutos antes de regresar.

Nunca sabíamos a donde nos dirigíamos. Simplemente caminábamos y caminábamos un poco más mientras admirábamos el escenario que se extendía frente a nosotros. No era particularmente lindo y mucho menos hermoso, pero aun así sentía que era perfecto. Cuando vives tu vida limitada a las cuatro paredes de tu habitación, todo lo es.

— ¿Ya sabe tu mamá de lo nuestro? —me preguntó unos días más tarde, durante una de nuestras caminatas.

Negué con la cabeza, un poco avergonzada. Sentí que mis mejillas enrojecían un poco.

—La mía ya lo sabe. Asumí que la tuya no lo sabría, así que le pedí que no dijera nada por los momentos. Hasta que estés lista.

Eso me hizo sentir mil veces peor, como si fuera algo malo lo que estábamos haciendo y por eso lo ocultada. Pero no era así. No creía que fuera malo, aunque si quizás un poco extraño. No, ni siquiera podía llamarlo extraño, cuando era de lo más normal que una chica y un chico salieran juntos.

Nuevo. Era algo nuevo y no me había acostumbrado todavía.

—Lo siento. Debería decirle que estamos juntos.

Él empujó mi hombro con el suyo de forma juguetona. Levanté la mirada para encontrarme con una sonrisa amplia y genuina y con unos ojos azules resplandecientes. Los golpes que había lucido se habían ido, dejando tras de sí manchones amarillentos. Unos días más y sería como si su rostro no hubiera sufrido ningún maltrato.

Fruncí el ceño, insegura de como tomar su expresión. Él dejó escapar una carcajada, dejando ir mi mano para rodear mis hombros con su brazo. Me atrajo hacía él hasta que mi costado se pegó al suyo.

—Eres tan linda.

Rodeé su cintura como mi propio brazo, aferrándome a su camisa. —No te entiendo.

—No estoy molesto porque no le hayas dicho a tu mamá, Ed. Estoy bien con ir a tu ritmo, aunque... — sus dedos recorrieron mi brazo en una caricia que envió una serie de escalofríos por todo mi cuerpo hasta asentarse en algún lugar muy dentro de mí. Sonrió y continuó como si nada—...probablemente haya momentos donde mi lado salvaje se suelte y quiera más de ti. Puedes patear mi trasero entonces.

Estaba segura que se podían apreciar las llamaradas de fuego detrás de la piel ruborizada de mis mejillas. Dios, estaba ardiendo.

—Voy a patear tu trasero ahora si sigues con eso —dije, pellizcando su costado.

—Ah, me encanta cuando te pones toda agresiva.

Quité su brazo de mí, con toda intención de alejarme. Di unos cuantos pasos lejos de él, cuando tomó mi mano y me giró para enfrentarlo. Lo fulminé con la mirada al ver la sonrisa divertida que comenzaba a extenderse por sus labios. El muy idiota siempre se burlaba de mí.

Sabía porque lo hacía. Sería una estúpida si no me diera cuenta que lo hacía para hacerme olvidar mi incomodidad y mis miedos. Aun así no podía evitar irritarme por su inmadurez.

Jayden me tomó de las muñecas con firmeza —aunque no tan duro como para lastimarme— y aplastó su boca contra la mía. Hice evidente mi sorpresa con un pequeño gemido que quedó atrapado en mi garganta, pues mi boca estaba ocupada con la suya. Lo sentí sonreír. El beso cambió con su sonrisa. Sus labios todavía se movían con determinación, aunque volvía a ser un beso tierno y un poco juguetón.

Cybernetic Cupid© (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora