II

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Los días fueron pasando y las cosas sucedieron con total naturalidad entre Genos y Saitama: aniquilando monstruos, arrasando con los descuentos de los supermercados y atendiendo los asuntos impuestos por la federación de héroes. Todo igual que siempre, a excepción de las constantes visitas de Genos a las instalaciones de Kuseno; generándole una sedienta curiosidad.

– Genos... ¿te gustaría ir al cine conmigo? – sintiéndose un poco idiota por practicarlo frente al espejo, sólo quería una salida casual... no una cita. – Eso se oyó malditamente extraño...

– ¡Sensei...! – llamó Genos, tocando desde el otro lado de la puerta – ¿Sensei, está ocupado...? Acabo de recibir una llamada del doctor Kuseno, es urgente que me dirija a sus instalaciones. –

¡¡Sí, Genos... sólo vete...!! – temblando de coraje, escuchó las pisadas del cyborg alejarse por el corredor. Saitama rodeó su cintura con la toalla y salió a su encuentro – ¡Genos, espera...! –

Como lo sospechaba, Genos acababa de inclinarse a colocarse las zapatillas. El cyborg le dirigió una confundida mirada y fue cuando se dio cuenta de que estaba actuando de forma muy sospechosa. Sin embargo, frente a Genos, sabía que siempre sostendría un aire de superioridad aunque actuara como un retrasado; así que dejó de tomarle importancia a su nerviosismo.

– Dígame, Sensei. – enderezándose hasta ponerse a su nivel, aunque él seguía viéndolo más alto por ser inmensamente poderoso – ¿Necesita que vaya de compras al supermercado o...? –

– Sólo... quería saber cuándo estarías de regreso... – quedándose totalmente petrificado por lo que acababa de decir – ¡¡Joder eso es aún peor que lo anterior...!! – totalmente erizado.

– P-pues... – extrañamente afectado por sus palabras – N-no estoy del todo seguro, yo... –

– ¡O-olvida eso que dije...! – silenciándolo con un ademan con la mano – es sólo que... que yo... – mirando el minutero en su reloj de pared. – Esperaba... que fuéramos al cine... y a beber... –

Genos dio un par de parpadeos antes de devolverle la llamada al doctor Kuseno. Saitama lo vio regresar a la sala sin protestar y eso lo llevó a preguntarse ¡¿Qué carajos...?! Su sedentaria vida le hizo suponer que quizá Genos había estado mintiendo con eso de las visitas al doctor Kuseno; prefiriendo pasar el rato con alguna novia. No era que estuviera celoso, claro. Sólo ansioso...

Entonces él no tiene una novia... – Las sospechosas desapariciones de Genos comenzaban a mortificarlo ¿Qué hacía? ¿A dónde se dirigía? ¿Por qué tardaba tanto en regresar? – mmm... –

– ¡Sensei! – sacando a Saitama de sus pensamientos – Kuseno puede esperar hasta la noche. –

Claro que ella puede esperar hasta la noche, Genos – considerando que podría tratarse de un escape muy bien planeado – Entonces... sólo me vestiré y nos vamos ¿te parece bien? –

Su discípulo asintió, enorgullecido por la invitación, y regresó a la sala. Fuera de lo que Genos pudiese creer en ese momento: una casual salida al cine; Saitama tenía otros planes en mente. Si Genos vería a su novia en la noche, entonces estaría más que dispuesto para animarlo en su pequeña fiesta nocturna. Terminaba de vestirse, cuando una revelación lo paralizó de repente.

¡Un segundo...! G-Genos no puede tener sexo... ¿o sí? – dirigiéndole una consternada mirada, intentando adivinar un bulto entre sus piernas. – No hay manera de que pueda hacerlo...

Agitó las llaves del departamento en señal de que estaba listo y Genos apagó el televisor. La tarde aún estaba despierta y Saitama supuso que no era un buen momento para llevar a Genos a ese lugar especial. Calculó el precio de las entradas en su billetera: sí alcanzaría para un par de funciones. Genos insistió en que él podría pagarlas pero Saitama se negó; éste era su plan...

One Punch Man - Despertar SexualOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz