IV

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Un incómodo silencio invadió la habitación y las horas pasaron sin que ninguno volviera a dirigirse la palabra. Sin embargo, cuando menos se lo esperaban, Genos y Saitama se llamaron por su nombre al unísono; rompiendo el silencio en sonrientes suspiros, hasta que el pitido del hervidor de agua, los obligara a levantar un poco más la voz.

– Estoy cansado... – dijo Saitama, aunque apenas eran las cinco de la tarde; pero claro, Genos entendió muy mal. – Oye... no me mires así, no dije que tuviera sueño... –

– Sé a lo que se refiere, yo también lo estoy... Y aún no sé dónde guardar este maletín. –

– Debajo de la cómoda, también es una opción. – sonrió, aunque preocupado porque su broma fuera demasiado lejos. Y tal vez así fue, cuando Genos se vio cabizbajo de repente. – Genos... –

– Sensei... – al unísono – quisiera poder explicárselo pero... no sé por dónde empezar... –

– N-no tienes que darme una explicación... – reconsiderando su propuesta – uhm... Compré un nuevo té... ¿Te gustaría probarlo, conmigo...? ¡Joder, sigo hablando de forma muy extraña...! –

– Eso estaría bien... – asintió Genos, erizando los vellos de Saitama – Lo prepararé en seguida –

– Ni hablar, tú quédate donde estás ¿me oíste? – le apuntó Saitama, acusadoramente – ¿Acaso tengo que demostrarte que también soy autosuficiente? No me respondas... –

Aunque el mostrador de la cocina conectaba con la sala, Genos lo siguió sobre sus pisadas hasta el umbral de la puerta. El espacio era muy limitado en la cocina y agradeció que no tuviera que compartirlo con él; sin embargo, que Genos se quedara mirándolo tan fijamente, le ponía muy nervioso. En su desliz por registrar el área dentro de su campo de detección, Saitama se inclinó disimuladamente a ver su entrepierna; como temía, ahí estaba su muy animado y urgido amigo.

– Quiero tener sexo. – confesó, sobreexcitando a Saitama; debilitando el soporte de sus piernas.

La caja de té resbaló de sus manos, al suelo; abriéndose en el impacto y esparciendo gran parte de su contenido. Genos, como siempre, preocupado por su bienestar, se anticipó a recogerlo antes que él tuviera que hacerlo. ¿Cómo es que alguien que acababa de verse tan vulnerable, pudiera decir ese tipo de cosas tan a la ligera?; Saitama estaba muy confundido.

Lo siento, es todo lo que pude rescatar del té. – Genos levantó la caja de té por debajo de sus mentones, pero Saitama no lo recibió; por alguna razón, parecía muy perturbado – ¿Sensei...? –

El té, estaba servido; los héroes, se encontraban sentados uno frente al otro y el murmullo del televisor, alivianaba el silencio entre los dos. El pequeño maletín se asomaba por debajo de la cómoda y esto a Saitama lo tenía un poco inquieto. Desconocía por completo las pretensiones de Genos; había imaginado que buscaba el beneficio del tacto pero ¿sexo?

– Genos... – dejando su té sobre la mesa – eso que dijiste en la cocina... ¿Tú en serio...? –

– Tal vez me apresuré al decirlo... – percibiendo la incredulidad en el tono de voz de su maestro.

– No, no... Está bien que lo digas; es más, yo también quisiera... – interrumpiéndose a sí mismo; últimamente hablaba demasiado – Lo que quisiera saber es... ¿Qué significa el sexo para ti? –

Genos analizó sus palabras, con su habitual gesto pensativo. Aunque pareciera que el cyborg tuviera la respuesta en la punta de la lengua, Saitama estaba casi seguro de que Genos no tenía la menor idea. Es decir, era un niño cuando renació en un cyborg ¿Qué probabilidades tendría?

One Punch Man - Despertar SexualWhere stories live. Discover now