Almas unidas

Los Marlowe

-¿Tú?-dijo entre una risa atónita.

-Osea que... sois los nuevos inquilinos-no era una pregunta.

-Chica lista-contestó irónico.

-Hola, soy Christine Murray, su madre-dijo tomando el protagonismo.-Perdona...¿os conoceis?-preguntó estupefacta.

-Sí-afirmó el.

-No-negué yo.

Los dos nos miramos instintivamente con gesto de desacuerdo.

-Conocí a su hija cuando iba en el coche con mi madre y mis hermanos. Ella le preguntó a...

-Rachel-dije entre dientes.

-Le preguntó a Rachel sobre la dirección de esta misma casa-dijo terminanando su frase.

-Oh-dijo mamá, por decir algo.-Bueno, esto... Nosotras veníamos a daros la bienvenida, y a tomar un te para charlar-dijo alzando la bandeja.

El chico aceptó y nos guió al salón. Cuando crucé el umbral de la puerta, aquellas paredes despertaron en mi mente recuerdos de sabores dulces, recuerdos de mi infancia; De mí correteando por aquella sala junto a los niños de los Burke. Nos acomodamos en el sofá de terciopelo rojo, uno de los pocos muebles que habían en la sala, la cual era enormemente amplia.
Me quité las gafas de sol, y entonces, aquella mujer de ojos aguamarina apareció en la sala andando gracilmente hacia nosotras. Tenía el cuerpo de una bailarina, alto, esbelto y agraciado.

-Hola, soy Suzanne Marlowe, encantada-dijo mientras ofrecía la mano a mi madre amistosamente, y posteriormente a mi.

-Hola, yo soy Christhine Murray y esta es mi hija Rachel-dijo señalandome. La saludé con la mano tímidamente. -Veníamos expresamente para darles la bienvenida al barrio, esperamos no importunar-añadió mi madre escusandose.

-Oh, claro que no-dijo Suzanne con tono amable mientras se sentaba en el extremo del sofá junto a mi madre.-Da la casualidad de que acababa de preparar té, lo traeré para compañar ese pastel-.

Se levantó como un rayo y volvió sobre sus pasos con una gran tetera metálica. La dejó sobre la mesa y sacó del mueble contiguo unas tazas. Con gran rapidez sirvio té en solo dos de ellas, ya que yo no quería.

-Por lo que veo no habeis acabado con la mudanza-dije pensando en voz alta, y me mordí la lengua.

-No, ya hemos terminado. Supongo que lo dices por lo vacía que está la sala-rió algo histérica.-Esque he decidido cambiar mi vida de cero en todos los sentidos. Empezando por los muebles, pienso cambiar todos y cada uno de ellos. Por eso solo hay lo justo-. Encantadora, pero algo rara también, pensé.

-¿Y...estás casada, divorciada..?-dijo mi madre, como si no hubiera podido evitarlo. Siempre directa al grano. Suzanne pareció dudar al dar una respuesta, pero finalmente lo hizo.

-Lo estuve. Pero... murió por cáncer hace doce años-hablaba intentando parecer indiferente, algo que llamó mi atención.

-Cuanto lo siento... no tenía ni idea. Debió ser duro... perder a alguien tan importante y tener que sacar a delante a tu hijo sola.

-Hijos. Tengo tres hijos. Por entonces tenían doce, catorce y dos años... Y luego estaba mi Rose, mi preciosa y querida Rose, que entonces hacían cuatro años de su fallecimiento- ahora la señora Marlowe parecía como en otro lugar, en otro tiempo, con los ojos vidriosos.- Hubiera cumplido veinte años. Y como comprenderán, lo de mi marido fue peor que un duro golpe. Fue como si me pegaran una paliza por segunda vez. Empezaba a superar lo de Rose con la llegada de mi pequeño Thomas, pero...

Mi madre agarró sus manos y las acarició.

-Suzanne lo siento. No sabía que era algo tan delicado para tí... Piensa que eso es cosa del pasado, y que ellos siguen estando contigo, aunque no los puedas ver-.

-Si, eso es lo que me hw dicho simpre, he aprendido vivir con esto. Disculpar po haberos somtado esto de repente, no suelo abrirme así con la gente, es solo que con vosotras, no se... He sentido la necesidad de contarlo.

-Eso es bueno... supongo-dije sonriendo. Me devolvió la sonrisa, abrazándome con la mirada.

-Bueno, les digo a mis hijos que bajen-dijo mientras se alzaba y avanzaba hacia las escaleras.-Thomas, Ryan, James, bajar que hay visita!-gritó en dirección a estas.

Una figura ágil bajó las escaleras. De nuevo el chico de tez rosada y pelo zanahoria, y tras él, otros dos jóvenes.