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❛era su hermana, más mayor, más debil, pero viva❜
NO HABÍA PEGADO OJO ALGUNO. Me había sido imposible dormir, las pesadillas y los recuerdos volvían a mí como un ave rapaz a su presa.
Así que, juntando el insomnio y el hambre, decidí levantarme. Era pronto cuando llegué al salón, pero aún así esperaba ver a Steve ahí. Al comprobar el reloj pensé que seguiría durmiendo, pero la puerta de su dormitorio estaba abierta y su cama se encontraba vacía. No estaba en casa.
Resoplé frustrada, pues tendría que ingeniármelas yo sola para prepararme el desayuno. No es que fuese una inútil y no supiera calentarme un vaso de leche y hacerme unas tostadas, es sólo que era bien capaz de prenderle fuego a la cocina con solo dos simples acciones.
Decidí esperar a que Steve viniera y darme una ducha, pues al fin y al cabo la necesitaba. No quise quedarme mucho rato bajo el agua pues no era la única que usaba el cuarto de baño y no quería gastar todo el agua caliente. Salí envuelta en una toalla y me dirigí a la habitación, que justamente quedaba en frente, chocándome abruptamente contra algo. O alguien.
─¡Steve! -grité asustada, sujetando con fuerza la toalla sobre mi cuerpo.
Él también había chillado de la sorpresa, estampándose contra la pared y haciendo sacudir un cuadro a sus espaldas. La luz sobre nuestras cabezas tintineó, apagándose y volviéndose a encender rápidamente un par de veces. Me miró, de pronto avergonzado al percatarse que estaba completamente desnuda bajo una simple toalla blanca.
─Yo... Lo siento -farfulló empezando a caminar torpemente hacia su habitación- No sabía que estabas despierta... Era demasiado temprano y...
─Tenía hambre -le expliqué- Me había levantado para prepararme algo de comer.
─¿Ya has desayunado? -preguntó con su voz algo más calmada, apoyándose contra su puerta.
─No -fruncí los labios- Quería esperarte, no quería quemar la cocina.
─Había salido a correr -me informó.
─¿Tan pronto? -inquirí.
Sentí cómo de las puntas de mi cabello caían gotas de agua, las cuales mojaban mi cuello hasta llegar a los pies. Steve se percató de ello y también de que lo había pillado mirándome, por lo que se aclaró la garganta y cambió la dirección de su mirada.
─Sí, bueno. Me relaja -comentó aún con la voz ronca, haciéndome alzar una ceja- Será mejor que te... Vistas. Sí, puedes resfriarte.
─Claro, olvidaba que el Suero Súper Soldado me hacia inmune a todo menos a un simple constipado -comenté con sarcasmo mientras me dirigía a mi habitación.
