No sabía Lauren que unas horas después de ese encuentro con su madre, un auto llegase a estacionarse a pocos metros de su casa ni que desde ahí un par de policías a quienes ella nunca había visto estarían vigilando la puerta, esperando verla salir. No sabía que no le darían oportunidad ni de echarse a correr ni de volver a meterse a la casa para luego salir por la puerta principal, como era su plan de contingencia. No sabía que se la iban a llevar. No sabía que la tendrían seis horas encerrada en una celda donde solo había un par de sillas y un excusado.
Ciertamente, la ingresaron a las diez cuarenta y cinco de la mañana; casi a las cinco de la tarde oyó que alguien manipulaba su racimo de llaves al otro lado de la puerta de su celda.
Luego escucho que abrían:
- ¿Ya hiciste cargo de conciencia, mamacita?
Era Simón Cowell, solo. Al principio no lo reconoció, ya no tenia su bigote de morsa. Traía una lata de Coca-cola en una mano y una de Fanta en la otra. Se sentó en la silla que quedaba libre.
Lauren lo miró a la cara, pero no le contesto.
-¿Cuál quieres?- Cowell le dio a escoger entre las dos latas.
Ella tomo la fanta
-Tiene más azúcar que la coca, ¿sabias?
El comandante la barrio de arriba abajo mientras ella bebía con avidez. Le habían quitado su chamarra y su mochila y todo lo que llevaba en los bolsillos. También los zapatos. Estaba sentada en esa silla solo con sus jeans y una camiseta anaranjada con desteñidas letras verdes que decían: "Escuela De Yoga". Un hilo de refresco escurrió por las comisuras de sus labios, con un efecto de inequívoca sensualidad que incomodo al policía.
-¿Qué es eso?- le pregunto de repente - A ver.
Lauren entendió a que se refería y le mostro sus antebrazos.
-¿Quién te hizo esas quemadas?
- Yo sola
-¿Por qué?
- Nada más
-"Nada más" - la remedó el comandante-. No me gustan tus respuestas, mamacita. Vas a tener que cambiar de estilo porque pienso hacerte muchas preguntas- se le quedo mirando en espera de alguna reacción a esas palabras.
Pero no la hubo.
- Vamos a platicar a mi oficina. Aquí apesta.
Era verdad: la celda olía a excusado, a mugre humana, a sudor: ese sudor frio que secretan las personas normales cuando tienen miedo.
Salieron a un pasillo largo, mal iluminado, como de hotel. Solo que aquí las habitaciones tenían una ventanita en la puerta. Al final había una escalera que subía a la recepción. Simón miro los pechos de Lauren y se dio cuenta de que tenía frio.
- ¿Traías chamarra?
Ella asintió con la cabeza.
El se dirigió a un escritorio y le ordeno a la mujer policía que estaba ahí:
- Que le devuelvan a esta niña sus zapatos y su chamarra.
- Enseguida, comandante.
No tardaron en llevarle las cosas.
Luego Simón la condujo a un elevador. Subieron tres pisos y entonces se encontraron en un pasillo alfombrado, con oficinas de paredes de vidrio a ambos lados; en casi todas había alguien que parecía estar trabajando. Lauren reconoció en una de ellas a la policía tetona. ¿Cómo se llamaba? Meli?. No, Demi. Sí, eso era.
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SÍNDROME DE MEURSAULT (camren)
FanfictionSíntomas del síndrome de Meursault * Incapacidad para experimentar emociones humanas. * Indiferencia a todo lo que ocurre en su entorno. *Conflictos con la autoridad. *Dificultad para concentrarse en cosas que no les interesan personalmente...