Parte 6.

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Empiezo a volver en mí, oigo que alguien dice mi nombre con desesperación, abro lo ojos, la veo a ella. ¿Es un ángel? No, es mejor, es Eli.

Me mira preocupada, me toca la frente y cambia la cara al ver que reacciono a su tacto, se la ve más tranquila.

- Nos has dado un susto de muerte.- dice Hugo desde el fondo.- ella no se ha separado de ti ni un momento.

Eli se pone muy colorada, tanto que casi siento el calor de sus mejillas desde donde estoy. Me sonríe y yo la abrazo.

- No te preocupes por mí, recuerda que soy un mal chico.- le susurro al oído.

- Los chicos malos solo necesitan algo que proteger para que enfoquen su violencia en algo bueno.

- ¿Ah sí? Alguna idea.

- Protégeme a mi.- me responde dejándome sorprendido.

- Eso no tienes ni que pedírmelo nena.

Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estamos en el edificio en ruinas en el que pasé toda mi infancia. Ya veo, me han traído aquí por que quedaba cerca de la fiesta y para no tener más problemas.

- ¿quieres irte a casa?- le pregunto a Elizabeth.

- Estoy algo cansada y tú necesitas descansar. Quedémonos aquí hasta mañana.

- Vale, ven conmigo, te llevaré a donde dormía yo cuando estaba aquí.

- ¿Viviste aquí?

- Si, desde que me encontró Hugo hasta que fui mayorcito para cuidarme solo.

Me mira sorprendida y algo asustada, pero me sigue ciegamente, con confianza.

Llegamos al lugar, ella abre mucho los ojos ante la sorpresa de ver que está bastante limpio y bien cuidado.

Hay un colchón en una esquina, me acerco y lo tiro al suelo, sorprendentemente está en buen estado y se puede dormir en él.

Nos acostamos en el colchón, juntos y abrazados por la falta de espacio.

- Tengo frio Jony.

- Ven anda, toma.-le digo dándole una manta que le quité a Hugo de camino aquí.

- Muchas gracias Jony.

- Oye, tampoco es para que te quedes con toda la manta.

Ella echa a reír, se ríe de mí con todas sus fuerzas. La abrazo y cojo algo de manta para echármela por encima, quedamos los dos debajo de la mantita, abrazados y dándonos calor.

Se me había olvidado lo frio que es este edificio de noche.

A la mañana siguiente todo está mucho más claro, ya no me duele nada y ella sigue a mi lado, abrazada a mí, dada la vuelta y apoyando la cabeza en mí pecho.

La abrazo más fuerte y ella abre los ojos despacio, me mira perpleja, no sabe ni donde está, pero está feliz.

Acabamos levantándonos del colchón y yendo hacia donde están todos desde hace rato. Todos nos miran y sonríen, sé lo que piensan, sé lo que quieren decir esas miradas. Creen que hemos hecho mucho más que dormir.

- Buenos días campeón, ¿Qué tal?- dice Hugo.

- Pues bien, aún algo aturdido pero bien.

- Ya, se te ve mucho mejor... señorita.-le dice a Eli con un gesto de cabeza muy cortés.

- Buenos días.- saluda ella a todos con una sonrisa.

¿EXISTE EL AMOR IMPOSIBLE?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora