--¡Vamos bailen!-chillo mi abuela jalándonos hacia la pista de baile.
Hoy mi novio se hace unos meses había conocido a toda mi familia en la fiesta de quince años de una prima, ser latino aveces es raro. Pero estaba feliz, lo querían.
--Yo no sé bailar esto.-me susurró Tom espantado.
--¿Y tú crees que yo sí? Vamos a pasar vergüenza.
--Pero por lo menos ¿Juntos no?-dijo sonriéndome de lado, asentí con una gran sonrisa.
¡Aún sigue intacta mi locura por su amor!
Se escuchaba por toda la sala y la gente bailaba como nunca por todos lados, mientras que yo tomaba la manos de Tom tratando de por lo menos hacerlo bien, pero no nos salían más que risas y movimientos malos.
Me gustaba verlo así, riéndose de mis dos pies izquierdos, y yo de los suyos, por lo menos estábamos juntos riéndonos uno del otro, dando saltos sin sentido en medio de tanta gente que hasta podías perder por segundos el aire.