Capítulo 10

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N/A: Contiene un par de Flashbacks, espero que se entienda a la hora de leer! Gracias por leer y comentar!

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Mi mirada esta completamente perdida en el vendaje blanco que cubre parte de mi mano, sobre mis nudillos, inmovilizando esa zona prácticamente. Fractura del quinto metacarpiano. Justo lo que necesitaba... Pienso irónico. 3 semanas sin poder mover la mano... Sin escribir. Sin embargo no me importa lo más mínimo, de alguna forma tenía que dejar fluir toda la rabia, el medio, la angustia que sentía en ese momento en ese pasillo.

-Esto ya está-me informa la enfermera, con una mirada de complicidad. Sabe quien soy.

Suspiro. En otra ocasión agradecería los comentarios sobre mis libros, ahora señorita, es lo último que necesito. Ahora lo que necesito saber es como ha ido todo.

-Sabe, señor Castle, a esta fractura se le llama "la del puñetazo fallido"-me comenta mientras salimos de la sala. -Cuídese la mano, y no dude en tomar le calmante.

Yo asiento sin siquiera agradecerle su dedicación. Camino completamente perdido, tal y como me siento, y mis pies se mueven por inercia.

Me coloco mi chaqueta arrugada sobre el hombro y observo que en el borde de la manga de mi camisa hay manchas de sangre seca. Todavía no sé si ha sido por la herida de mi mano o que al quitarme el traje verde esterilizado que te otorgan en quirófano me he manchado con su sangre.

Su sangre. O la de él.

Arrastro mis pies con pesadez, mis ojos siguen enrojecidos por el llanto y mi pelo se pega a mi frente mientras cabizbajo camino y voy dando tumbos por el hospital.

Intento dejar las penas en las baldosas amarillas que decoran el ala de maternidad y pediatría. Me paro frente la sala dónde los recién nacidos descansan y me quedo mirando a través del cristal todos esos pequeños cuerpecitos que descansan en sus respectivas cunas, echando en falta el de Liam entre ellos.

Siento como mi garganta se desgarra cuando me pongo a llorar después de todo lo acontecido.

Estoy paralizado. Inmóvil. Siento como que mis músculos no reaccionan. Ni mi mente. Nada. Estoy quieto, y todo pasa ante mí como si fuera una película.

Una enfermera me aparta nerviosa y siento angustia cuando mis dedos rozan la punta de los dedos de Kate al separarme de ella.

La miro una última vez, está sedada. Parece tan débil. Tan indefensa. Esta conectada a un par de maquinas que no dejan de pitar mientras los doctores a su alrededor hablan sin parar con palabras técnicas que hacen que me ponga más histérico.

Uno de los bisturís cae al suelo y resuena por toda la sala. Un molesto zumbido se instala en mis oídos. Escucho como escapa un chorro de sangre... Por que a pesar de todo, soy capaz de escuchar el desagradable sonido de la sangre casi chapotear entre las piernas de ella.

Y el nudo de mi garganta es tan grande que no soy capaz de decir nada.

-Hay que tomar una decisión. El pulso esta cayendo considerablemente.

Yo miro a un lado y a otro. No sé que hacer. No estaba preparado para esto.

La voz de los doctores y enfermeros que están a mi alrededor me llega lejana, ellos hablan y hablan y me explican y la maquina que no deja de pitar me recuerda que esto es un contrarreloj y que no puedo perder tiempo que la vida de Kate... la vida de Liam, mi pequeño ángel, esta en peligro constante.

Intento tomar aire a través de la mascarilla que cubre mi boca. Me falta el aire. Siento como si una mano estrujara mis pulmones impidiéndome respirar. O tal vez es la falta de valor. El miedo que me paraliza una vez más.

Sweet BabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora