Lo que nos mantiene unidos

Nos volveremos a ver

Angie camino rápidamente sin voltear a ver a German. No quería hablarle, no quería verlo, no quería nada que tuviera que ver con el en ese momento. Dentro de ella se libraba una batalla mientras luchaba con todas sus fuerzas para no darse la vuelta y besar a German de vuelta. Con decisión la casta;a entro a la habitación y cerro la puerta tras de si, respirando agitadamente. Porque no podía confiar en German por mas que lo intentara? De pronto lagrimas empezaron a manar de sus ojos. Por fin su corazon exploto como un torrente, liberando su enojo contenido y permitiendo que se desbordara por los rocosos desfiladeros de sus emociones. Derrotada y abatida se deslizo contra la puerta hasta quedar de lleno en el suelo, sollozando.

Su mente daba mil vueltas sin saber que hacer, a medida que la mezcla de emociones iba y venia y su confusión daba paso a los recuerdos una nueva oleada de pesar se combino con confusión. La casta;a se quedo sentada en silencio mientras el dolor de la traición de German invadia su alma de nuevo. Hasta cuando podría superarlo? Su corazon se disputaba el primer lugar contra su mente, algo dentro de ella latia por German pero su mente le recordaba los duros momentos que el le hizo pasar, cada lagrima derramada, cada noche llena de lamentos y sollozos. Rendida, Angie se dejo caer contra la pared y cayo en un profundo sue;o...

-Angie. Angie levántate necesito que hablemos antes de que se vayan.

La rubia se quejo en vos baja mientras intentaba abrir los ojos debido al exceso de luz que ahora inundaba su habitación. Angie veia como una silueta se movia de un lado al otro, sin descanso. Parecía que estuviera arreglando algo y en su intento de hacerlo causaba un enorme ruido. La rubio cerro sus ojos con fuerza en un intento por adaptar su vista al ambiente. De repente se dio cuenta de que estaba tendida en la cama, quien la había puesto ahí?

-Vamos que yo sola no puedo ordenarlo todo, Angie-volvio a decir la mujer con cierto tono de impaciencia.

Angie levanto la vista viendo a la mujer de espaldas cuando esta se giro. Por un momento los ojos verdes se fundieron con unos ojos marrones que Angie conocía a la perfeccion. En ese momento la casta;a sintió como el suelo desaparecia bajo sus pies mientras sentía como toda la sangre huia de su rostro. En un arrebato, Angie retrocedio a traspiés, intentando alejarse lo mas rápido que podía de aquella mujer. Su corazon se desbocaba en su pecho mientras sus ojos seguían sin poder creerlo.

-Ma...ma...maria?-balbuceo con esfuerzo a causa de la sorpresa.

La mujer sonrio levemente y se sento en el borde de la cama, junto a su hermana. Angie la miraba con los ojos abiertos como platos y la boca abierta.

-Cerra la boca que se te van a meter las moscas-comento la mujer riendo, mientras cerraba la boca de la casta;a.

Sus manos se sentían tan reales que causaron que Angie sintiera un escalofrio en la espalda al sentir las delicadas manos de Maria rozar su rostro. Era real, tenia que serlo. Angie cerro los ojos y agito la cabeza con intención de borrar la alucinación y restaurar la realidad. Pero cuando los abrió Maria seguía allí. Embargada por una emoción inexplicable Angie se lanzo a los brazos de Maria, como una ni;a en busca de refugio.

-Tranquila preciosa- comento la mayor mientras acariciaba la espalda de su hermana, de arriba abajo; calmandola.

Angie empezó a sollozar sin control, sintiéndose vulnerable y sin control ante la prescencia de Maria.

-Perdoname-mascullo la casta;a refundiendo su rostro en el pecho de Maria-yo no quería... fue... German, el....

Maria chisto haciéndola callar. Con amor levanto el rostro de Angie, para verla a los ojos. Por el rostro de ella resbalaban lagrimas. Maria se entristecio, nunca había visto a su hermana llorar asi.