Capítulo 2: Tú no eres de mis princesas.

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2 semanas después.

Jenn PDV.

Como los otros días, me encuentro en la cocina, ayudando a Nona a preparar un postre.

Jamás en mi vida estuve tan agradecida de una persona por acogerme. Me sentía feliz de que ella se había preocupado por mi situación. Pero otra parte, sólo una pequeña parte, me hacía sentir muy mal, porque yo no era su responsabilidad y no tenía el derecho de estar en un gran lugar como este.

-Y bien pequeña ¿qué tal si me cuentas sobre ti? -Nona se detiene un momento y le ayudo a colocar el molde en el horno.

-No hay mucho que contar. -trato de sonreír, pero sale más una mueca.

-¿Pero cómo dices eso? Entonces explícame porque una chica tan linda como tú estaba en la calle pidiendo limosna.

-Bueno, no sabría como empezar, no sé si es una corta o larga historia. La verdad es que no sé cómo reaccionaría usted, es... horrible. Pero lo único que puedo decirle, es que soy un monstruo. -susurro casi lo último.

-Pequeña -se acerca a un lado mío y me da un pequeño abrazo tomándome de imprevista-. Todos fuimos monstruos alguna vez. Todos cometemos errores.

Asiento limpiándome una pequeña lágrima que se me ha escapado.

De repente, somos interrumpidas por un toque en la puerta.

-Espera aquí. -susurra. Asiento y me agacho para que nadie me vea.

Nona abrió la puerta y puedo visualizar una coleta rojiza castaña alta.

-¡Nona! -chilla una voz-. ¿Podrías hacer un pastel de chocolate con fresas para el postre de hoy? -me acomodo mejor para ver. Pero sólo alcanzo a ver la coleta y por abajo unos zapatos blancos y medias blancas.

-Claro que sí mi niña, ahora ve de donde llegaste o no queremos que Papi te castigue ¿de acuerdo? -la chica chilla con un gran ¡Sí! y sale corriendo.

Nona vuelve a cerrar y suspira.

-Ya puedes salir pequeña -ríe.

-Eso estuvo cerca -bufo saliendo de mi pequeño "escondite"-. Por un momento pensé que alguien me vería y la metería a usted en prob....

Justo cuando estoy a punto de acababa mi frase, la misma chica vuelve a entrar abriendo la puerta por completa.

-Nona no se te olviden las chispas de... -se detiene al verme.

Nona abre los ojos y yo suelto chillido del susto.

-¡Nona! -dice ella. Yo pensé que era una niña, pero se ve de mi edad-. ¿Quién eres tú? -su voz se vuelve normal y deja de ser chillona-. Tú no eres de aquí -hace un puchero.

-¡Malorie no! -Nona se acerca a la chica y cierra la puerta dejándola pasar-. Malorie, no digas nada por favor, no queremos problemas.

-Pero Papi puede enojarse Nona, ella es una extraña -Y otra vez vuelve a su estado de niña. ¿Qué rayos sucede con ella?.

-No mi cielo, ella..... ella también...

-¡¿También se quedará en la casa con Papi?! -chilla sonriendo.

La miré mejor; sus ojos son de un color café oscuro, su cabello rojizo castaño sujetado en una gran coleta y su piel es morena. Vestía con un pequeño vestido blanco con ondas que le llegaban un poco arriba de las rodillas, sus zapatitos blancos, y medias blancas y con ella sujetaba un osito de peluche.
¿Qué rayos sucede con esta chica?. ¿Acaso estaba trastornada o qué?.

-¿Cuántos años tienes? -le pregunto sin rodeos. Mi curiosidad me está matando.

Ella alza una ceja seguido de su frente y se endereza mejor-. 18 -sonríe. Abro mis ojos completamente.

-¿Y por qué vistes así? -al parecer mi pregunta le afecta ya que arruga la frente al instante.

-Porque Papi Justin dice que sus princesas deben ser bonitas. -me saca la lengua.

¿Papi? ¿Qué rayos dice esta chica?, pienso.

-Malorie, educación por favor -pide Nona.

-Lo siento, creo que no debo estar aquí. -digo sin más y salgo de la cocina por la parte principal, pasando por los pasillos, hasta llegar a la puerta de enfrente y salir corriendo de este lugar lo más pronto posible. Nona incluso me llamaba, que volviera.

Pero me detengo al llegar a la reja que se abría y entra un coche muy elegante, mientras de este sale un joven de traje.

-Mierda -musito.

La persona sale y se detiene sorprendido al verme.

-¿Quién eres tú y que haces en mi casa? -su rostro no tiene una facción de como definirlo, no sé cómo describirlo, quizás está furioso.

-Y-yo.... no, no tenía casa y Nona, ella... lo s-siento. -tartamudeo.

-Tú no eres de mis princesas. -mis nervios aumentan cuando me mira de los pies a la cabeza, inspeccionándome con la mirada.

-Me voy. -digo y avanzo, pero me detiene sujetándome fuertemente.

-No, tu no puedes salir de aquí, esta es mi propiedad y aquí mando yo. -habla casi gritándome.

Sólo lo miro con temor.

Mierda, mierda y más mierda. ¿Ahora qué hago?.





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