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  Justin


15 de Julio de 2008

Justin quería estar seguro de que mis huesos y mis heridas estuvieran bien repuestos. Y cada día que pasaba, más se me encajaba la pequeña astillita de la curiosidad. Después del relato que narró en el hospital, no pasaba ni un solo día en el que no se lo preguntara. No me cansaba de oír lo maravilloso que era ese sentimiento. Entre más me lo contaba más quería "hacer el amor".

Por algunos días batallé un poco para poder volver a escribir y leer. Justin, como todo un ángel, me enseñó lo básico y como él lo había dicho, había recordado varias cosas en los días anteriores, pequeñas regresiones. Recordé a la chica, mi mejor amiga, Valeria. Justin dijo que no buena idea volver a verla, la pondríamos en peligro y más aparte nos pondríamos en riesgo de que se enteraran en dónde estábamos situados.
Había pasado un mes entero después del accidente. Y la verdad me sentía como nueva. Quedaron algunas pequeñas cicatrices en partes de mi cuerpo. Mi pierna también había mejorado mucho y ya podía caminar e incluso correr.

Sobre el embarazo, todo iba bien, no había tenido ningún inconveniente aún, a pesar de los vómitos y mareos, nada fuera de lo normal, y Justin siempre estaba al pendiente de mí. Aún no se abultaba mi abdomen, tardaría unos cuantos meses más. La idea de ser madre a la temprana edad de 22 años, no me aterraba, pero nunca se me había pasado por la cabeza semejante cosa.

A decir verdad, toda mi vida había estado al pendiente de mis estudios y nada más. Ningún chico robaba mis sueños por las noches, ni mucho menos. Pero el que lo estaba siendo últimamente, era él. En éste mes, había estado observando a Justin, las cosas que hace y las que no.

Recopilando información, saber más acerca de ése magnífico ser que tenía a mi lado. Sabía que no dormía, podía volar, comía una vez a la semana, sabía hacer de comer, y le encantaban mis besos. Pero el problema es que yo no quería solo besos, estaba cansada de solo "excitarme" y después de ahí, nada.

Decía que todo a su tiempo, pero yo ya no aguantaba. Ahora era yo la que iba a romper mis propias reglas. Según lo que recuerdo, muy poco por cierto, no debo de tener relaciones hasta casarme. Pero, ¿para qué esperar? Sí, una vez estando en plena acción, no podrá decir que no.


-Justin, ¿qué haces? –Salí al jardín trasero yendo hacia donde estaba él. A su lado tenía una caja mediana color marrón caquis. Contenía muchas cosas de colores que me llamaron la atención. Estaba por sentarme a un lado de él cuando me tomó por la cintura y me sentó en sus piernas bien torneadas-.


-¿Qué pretendes hacer entonces? –Me besó rápidamente mientras se volvía hacia la caja y sacaba un pequeño juguetito de color rosa-.


-¿A qué te refieres? –Pregunté mirando su rostro que a simple vista se veía perfectamente hermoso-.


-Pensaste que, una vez estando en acción, yo no te negaría. ¿Qué tan segura estás de eso ______?


-Sé que no me negarías Justin. Yo lo sé –Él sonrió dulcemente y siguió inspeccionando la caja- ¿Qué tiene adentro?


-Son adornos que estaban en tu habitación, cuando eras pequeña –Eché un vistazo a la caja y tomé una pequeña figurita de cerámica. Era una muñequita- ¿Seguro que eran míos?


-¡Claro! ¿O acaso no has leído lo que dice la caja? –La volteó hacia mí-.


-Propiedad de _______ita –Las letras estaban un poco disparejas y deformes. Me imaginaba que lo había escrito de pequeña- Bien, sí son mis cosas.


-Lo vez. ¿Ya desayunaste? –Sentía su mirada penetrante puesta en mí, mientras yo seguía sosteniendo a figurilla de cerámica entre mis manos-.

Embarazada de un Angel |jb| Adaptada|Where stories live. Discover now