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  -_______...-Susurró-.

-¿Qué quieres? No necesito nada Justin –Volví a cerrar mis ojos y de pronto me abrazó por la espalda- No quiero que me abraces.


-¿Por qué? –Me miró angustiado por mis palabras-.


-Hueles a ella –Coloqué mis dedos en las sienes y comencé a hacer pequeños círculos. Sólo de recordar el olor de ese perfume, me daba dolor de cabeza-.


-¿De qué hablas? –Me soltó rápidamente y sentí como me miraba fijamente-.


-Hueles a ella, Justin –Abrí mis ojos lentamente y me volví hacia él- Hueles a la chica de la llamada. Desde hace días que hueles a perfume de mujer. ¿Estás consciente de que yo no uso verdad?


-¿La chica de la llamada? ¿A qué te refieres? ¿Cuál es el punto? –Vaya, lástima que no tengo manzanas para explicar-.


-¿Estás engañándome Justin? –Pregunté por tercera vez consecutiva- Quiero que me contestes, si no lo haces, todo esto se termina Justin, haya o no empezado... se termina –Él se puso más pálido que antes y tragó, ruidosamente, saliva-.


-No _______, nunca –Me encontré con sus ojos de color miel profundo. Me perdí en ellos por unos momentos y volví a reaccionar- Sería un completo tonto si hiciera semejante cosa. Ahora dime, ¿a qué se debe eso de la chica de la llamada? –Preguntó arqueando una ceja-.


-Ayer marcaron a tu celular y preguntaron por ti, una mujer. ¿Quién era? Respóndeme eso y lo siguiente, ¿Por qué hueles a mujer Justin?


-Oh, era una amiga _______ y no te puedo decir más. Perdóname la vida, tan solo te pido que no desconfíes de mí. Sabes que no te haría daño, ni a ti ni a Drew.


-¿Y porque me evadías? ¿Por qué sonabas indiferente o distante cuando estaba contigo Justin? ¿Por qué? ¿Sabes cómo me sentía yo al estar tan juntos pero distantes a la vez? ¿Sabes cuánto me costaba llevar éste anillo en la mano y ver que me lo habías regalado y tú ni siquiera me mirabas o sonreías?


-Lo hice porque te amo _______. Sé que nunca podré cambiar tu maldita curiosidad y es lo que detesto. Pero ten paciencia, por favor. Verás que muy pronto sabrás porque pasan estas cosas. Y te haré la mujer más feliz del mundo, lo prometo preciosa..  


De algún modo sabía que Justin no me mentía. Pero era tan misterioso que no podía evitar dudar de él. No pretendía averiguar qué es lo que estaba tramando, ya que terminaba mal. "La curiosidad mató a _______", como siempre.

Después de aquella charla casi todo volvió a la normalidad. Platicábamos como antes, él cuidaba más de mí y dejó de salir, bueno, una que otra vez lo hacía. Pero lo que no cambiaban eran esas llamadas. Cada día llamaba esa mujer y si estábamos en la sala viendo televisión o mientras yo cenaba y platicábamos, sonaba su celular y rápidamente se retiraba de ahí y lo contestaba. Algo andaba mal, pero ya no tenía que entrometerme en eso. Es solo una amiga. Claro, solo una amiga.

Pero cuando lo pillaba en el baño hablando con ella felizmente. O cuando en las madrugadas escucho una que otra risita que viene del balcón. Ella lo hacía reír, cuando yo solo hago, a lo mucho, una sonrisa. Tal vez sea muy graciosa, o diga tontería y media, o tenga la cara muy fea y hace que Justin la recuerde y se ría. Podrían ser miles de cosas. Pero, ¿Cuál de todas esas miles de cosas sería la que justifique su felicidad al llamar?

Tal vez me estaba volviendo loca, solo tal vez. Debe ser idea de mi imaginación, y nada más. Solo tal vez...


21 de Noviembre de 2008

Hoy era viernes, y tendría una cita con el doctor Adam a las seis de la tarde. Tenía varias preguntas que hacerle, ya que la vez pasada se me olvidó por completo y no pude dar rienda suelta a mis dudas. Llevaría una pequeña hoja en la que tenía escritas algunas preguntas, así no las olvidaría.

El Doctor Adam era sustituto de mi anterior doctor, Larry. Hace un par de meses tuvo un percance con su hija Emily, de 5 años en un paseo en bicicleta por el parque. Estaba aprendiendo a andar en ella y cuando aceleró mucho y no supo cómo parar, se estampó en un árbol y cayó en el suelo. No estoy segura de que le pasó, debió de ser algo grave ya que tuvo que ir a terapia intensiva y después de eso ya no supe más.
A decir verdad, el doctor Adam era muy amable conmigo y de vez en cuando me hacía reír. Era guapo, la verdad, y me agradaba mucho. Justin siempre estaba conmigo cuando venía a mis citas pero desde hace semanas que no lo hace, dice que va a pasear por ahí. Yo solo quería seguir conociendo el estado de mi bebé a cada semana. Sé que es una locura pero solo trataba de asegurarme de que estuviera bien.

Volviendo al doctor atractivo, disculpen, me deje llevar. Volviendo a lo del doctor Adam, estaba a unos 20 minutos de verlo. Me acomodaba mi cabello, soltándolo por completo y mirándome varios segundos en el espejo. Creo que mi tipo de pelo era algo... Mírame y no me toques... me gustaban los varios mechones que se ondulaban sensualmente mientras lo movía de un lado a otro. Desearía que mi cabello fuera lo suficientemente largo hasta llegarme a la cintura. Se vería estupendo. Eso creo.

Escuché los pasos de Justin aproximarse a la puerta y rápidamente fijé mis ojos en ella, esperando a que la abriera. Tocó dos veces y la abrió lentamente.


-¿Estás lista? –Preguntó mirando la pantalla de su celular y presionando rápidamente algunos botones-.


-Claro, ¿cómo me veo? –Esperaba a que me dijera algo excitante. Quería saber si mi cabello estaba bien o parecía una completa loca por "arreglarlo" mucho-.


-Bella, como siempre –Ni siquiera me miró, seguía presionando los botones y eso comenzaba a fastidiarme-.


-Te creería si me miraras y dejaras de prestarle más atención a eso que a mí –Hice una mueca de disgusto- ¿Estás escuchándome Justin?


-Oh, sí, lo siento –Lo cerró rápidamente y me miró sonriendo- Te vez hermosa, pero no sé por qué te arreglas tanto si solo vas a ir a una pequeña cita con el médico.


-Lo hago para ti –La verdad no era la gran cosa. Un pantalón de mezclilla, una blusa de cuello largo, mi abrigo de color gris y unos botines negros-.


-Genial, vamos que se nos hace tarde –Dio la media vuelta y se esfumó por el pasillo- Te espero abajo.


Era frustrante tener que lidiar con esa actitud de Justin algunas veces. Pero si quería dejar de discutir, tenía que pasarlo por alto. Bajé las escaleras y mientras iba hacia la cocina tomé un vaso con agua. Después me integré a la brisa que comenzaba a helar mientras los últimos rayos del sol se perdían en el horizonte. Salí al jardín trasero y ahí estaba Justin, con su torso desnudo, como siempre.


-¿No tienes frío? –Aún no comenzaba a helar mucho y mi nariz ya estaba fría-.


-Solo un poco, casi nada –Vaya, no sentía el frío-.


Me tomó en sus brazos y yo acurruqué mi rostro en su pecho desnudo. Era tan cálido que pareciera como si tuviese una chimenea enfrente de mí. Sus hermosas alas aparecieron de nuevo, haciéndome recordar lo hermoso que eran sus orígenes. Era un gran milagro tenerlo a mi lado, y sobretodo llevar dentro de mi vientre un angelito como él. Me sentía la mujer más afortunada del mundo.

El frío se filtraba descaradamente en mis zapatos y mis calcetas, y los dedos perdían sensibilidad ante tal acción. Era insoportable pero tendría que aguantarlo, aparte de que disfrutaba andar por los aires en sus brazos. Era una sensación extraña pero me agradaba.

Al llegar al techo del pequeño edificio, él se colocó su camiseta y un suéter. Bajamos por las escaleras y nos dirigimos al piso 2. Doctor J. Adam, J. Adam, J. Adam...


-Ahí está –Señalé una pequeña matrícula de color amarillo que brillaba ante las luces blanquecinas del pasillo. Fui hacia la puerta que tenía ésta matricula y miré a Justin-


¿Qué tu doctor no era Larry? –Preguntó arqueando una ceja. De pronto se abrió la puerta que estaba enfrente de nosotros y Adam nos saludó sonrientemente. Volví mi mirada hacia Justin y él solo se puso tenso y serio. ¿Qué le pasó? No lo sé, pero creo que esto se iba a poner algo incómodo.

Embarazada de un Angel |jb| Adaptada|Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora