9: Parte de la manada

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Editado.

A M A N D A

Los Cullen habían llegado, y los gestos de desagrado no se hicieron esperar. Todo el mundo hablaba rápidamente, muchas voces. Tanto en mí cabeza, como en el exterior. Aquello me frustraba. Así que un rugido escapó de mis labios lobunos, todos los hombres lobos voltearon a verme.

Y los vampiros parecían no creer lo que veían. Sinceramente, yo tampoco me lo creía.


Sam me lo había dicho mentalmente, yo me había convertido en una loba. Y no lo entendía para nada. Es decir ¿Cómo rayos era posible? No había forma.

Pues bueno, al parecer si la había

Miré a los Cullen presentes, claramente no habían venido todos. Sólo Carlisle, Edward y Rose. Seguro que Emmett quería venir, pero Carlisle es muy limitativo al tener que cruzar La Push.

Mamá Rose me observaba horrorizada, mientras el viejo Quil les contaba lo sucedido. Yo no sabía que más hacer, ni como volver a mí forma humana. ¿Y sí me quedaba así para siempre?

Venga Amanda, contrólate

Ésta vez miro a tío Edward, pensando si tal vez el podía leer mí mente y entenderme. Hey, Eddy. ¿Qué onda?

Edward sonrió, con el ceño fruncido, claramente extrañado. Lo que significaba que logró adentrarse a mí mente.

—Todo bien por aquí —me respondió amable, causando que todos los demás lo mirásen completamente confundidos.

¿Podrías hacerme un favor?

Edward asintió.

¿Podrías preguntarle al imbécil de Sam, como puedo volver a mí forma humana?

El vampiro más guapo del clan Cullen soltó una risa divertida y volvió a asentir. Luego se puso serio y volteó a ver al alfa de la manada.

—Sam, ella quiere saber cómo puede volver a su forma humana —le dijo, señalándome. A lo que Sam se acercó a mí, con el semblante serio.

—Escúchame, no va ser fácil. Primero que todo, cálmate y concéntrate en tu lado humano. Visualiza como te transformas en humana —¿Visualizar? ¿En serio? Eso no iba funcionar.

De todas formas, suspiré y obedecí. Leah me colocó una manta oscura sobre mí lomo mientras yo intentaba visualizar y no reírme en el intento.

Concéntrate, Amanda. Eres humano, ya no hay rabia en ti. Controla ese lado animal, regresa a tu estado natural.

Sorprendentemente, sentí cómo un gran peso se iba de mis hombros. Mí estatura disminuyó y de pronto fuí más pequeña que Sam. Oh, sí funcionó.

¡Sí funcionó!

Tío Edward rió al escuchar mis festejos incrédulos. No me lo creía.

Volví a la normalidad, sentí mí cabello caer libremente. Miré mis manos, no patas, manos. Ya no había pelaje negro, sino una suave piel blanca típica de vampiro. Cómo diría Jake, los caras pálidas.

Príncipe y Princesa Vulturi.Where stories live. Discover now