Agua y Fuego

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La habitación estaba bañada por esa pelea entre los dos más grandes astros de todos; él sol y la luna luchaban, o danzaban, para bañar todo de esa sutil luz naranja que anunciaba el final del día y el comienzo de la noche, las pesadillas y el dolor.

–Hanzel...

Su momento estaba terminando, lo sentía en el vibrar de sus huesos –tal y como si estos comenzaran a mutar– y se aferró a ese cuerpo levemente más alto que él suyo para poderse sostener un poco más a su conciencia.

–Te lo prometí, tranquila... –suaves palabras susurradas en su oído, las cuales no se sentía capaz de creer del todo–. Duerme... Te veo en la mañana.

Pánico y desolación le golpearon el pecho para dejarse guiar cual títere a aquellas palabras a su peor pesadilla. Todo se volvió negro, su cuerpo inerte fue acomodado en algún lugar con sumo cuidado y sintió como su cuerpo se helo con tal magnitud que, por breves momentos, se sintió dejar de respirar.

–¿Qué le paso? –Escuchó la voz preocupada y adolorida de Jerkan–. ¿Estará bien?

–Sí, lo estará –Hanzel no parecía tan seguro de ello–. Pero antes de que el sol se oculte por completo, necesitamos hablar tú y yo, de hombre a hombre, no permitiré que las cosas cambien por tu culpa.

Gritaba internamente a su cuerpo por liberación, por poder ir hasta Hanzel y aclararle que ponerse así no ayudaría en nada, quizá incluso a intentar saber que ocurría, sin embargo, quizá el estar inconsciente de manera corporal y no mental podría serle de mucha ayuda ahora.

Temía por preguntarle a Hanzel que es lo que le ocurrían todas las noches, porque se olvidaba de todo, más sabía –por esa mirada triste e incluso, quizá, culpable– que él no le diría nada. Todo ese dolor junto con la carga la guardaba para él solo, no lo compartía y todo apuntaba a que así quería que siguiera.

¿Pero hasta cuándo?

–Habla entonces –Jerkan apresuro su habla–. No creo que el sol tarde mucho en irse, así que tú dirás.

–Gretel y yo no somos humanos, no por completo –su secreto, de ambos, lo único que guardaban celosamente para sus almas debía ser expuesto y tenía una idea de cuán difícil debía ser para su hermano hablar de ello–. Nosotros somos híbridos de dragón.

–No lucen como dragones...

Cada hibrido tenía los rasgos característicos de su línea sanguínea, pero ellos la ocultaban sin voluntad alguna mientras el sol estuviese en lo alto.

–No, eso es por la maldición –cada palabra de su hermano parecía helar más y más su alma–. Una bruja nos ha maldecido y, bueno o malo, ahora podemos pasar inadvertidos para ustedes y para el mundo entero. Ni siquiera Marick pudo saberlo, incluso tuvo mucho trabajo en sentirnos la primera vez, aunque aun así no pudo saber exactamente lo que nos tenía atados así...

–¿No lo saben?

Ese chico debía estarse preguntando más, mucho más. Todo era una maraña de datos que parecían incluso imposibles.

–No, por completo no y... Hay cosas que le he ocultado a Gretel, cosas que no debe saber, que no puede saber, no aun...

¿Necesario o inevitable?

Tantas preguntas sin respuestas, momentos olvidados, sentimientos estancados, lágrimas contenidas, felicidad escondida... ¿Qué es real y qué no lo es? ¿Qué puede ser tan especial o dramático que deba intentar ocultarse?

–Quieres mi silencio –Jerkan le entiende, tal y como si todo estuviese resumido o su mente le indicara a que se refería con ello. Era sorprendente.

Después de los Dulces 「Yaoi/Gay」Where stories live. Discover now