V - Confrontación entre Espías

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Dargan había puesto escuchas en los teléfonos del colegio y acabó oyendo una conversación extraña, mientras fingía que trabajaba, pidiendo la evacuación de la escuela. En ese momento, sintió que algo estaba equivocado. Fue cuando miró a aquella mujer que estaba usando las gafas venidas de su planeta y se sorprendió. Iba a atacarla cuando un grupo de niños surgió en su camino, estorbándolo todo. Con todo aquel movimiento, vio que era hora de salir de allí, por eso decidió aprovechar el momento. Cogió la maleta de herramientas y anduvo en dirección a la salida, intentando acompañar la desbandada de los alumnos. Pero en el camino la agente le agarró por el brazo.

El ruido de los helicópteros ya podía ser oído y varios coches se dirigían al lugar, llevando al jefe Steighem y agentes.

— ¿Dónde piensas que vas? – Ann intentó impedir su fuga.

— ¿He hecho algo malo? – Preguntó Dargan, intentando disimular.

— ¡Menos palabras! La verdad es que ambos sabemos quién eres tú...

Ella sacó un arma del bolso y le apuntó, lista para tirar en caso de que él se resistiera. El director y los profesores, que fueron los últimos en salir, se depararon con aquella escena. Se asustaron al ver a la nueva secretaria de arma en mano, apuntándole a un desconocido. Preciando por sus vidas, corrieron lo más rápido que pudieron hacia el portón de salida.

Dargan levantó las manos, todavía intentando permanecer en su papel de humano:

— Ten calma, puedes hacerle daño a alguien con eso.

— Haz un movimiento y acabo contigo...

Él continuó con las manos en alto, hasta que un ruido desvió por un segundo la atención de la agente. En ese instante, Dargan se desvió y se teletransportó detrás de Ann. Le quitó el arma de la mano y ambos empezaron a luchar con gran habilidad. Dargan ahora no quería salir de allí, curioso al conocer a aquella mujer y cómo sabía sobre su presencia en aquel momento.

Aun sin arma, Ann era entrenada para el combate. El extraterrestre respiró hondo para ganar fuerzas y le dio un golpe en el estómago a la mujer que pareció ni sentirlo al contestar con otro de abajo hacia arriba en la mandíbula de él. Ella no espero y le saltó encima, agarrándole el cuello. En ese momento, él se agachó y proyectó el cuerpo de ella por encima de sí. Ann cayó al suelo, sintiendo el impacto de la caída. Dargan esperó a que se levantara, percibiendo su dominio de la lucha.

Ambos pararon un instante para recuperar fuerzas.

— ¿Quién eres tú? ¿Cómo has conseguido esas gafas de reconocimiento de trasmutación?

— Soy de la agencia de capturas extraterrestres y estoy aquí para arrestarte.

Él sonrió.

— Pero vas a necesitar a muchos agentes para eso.

— Creo que puedo contigo.

— Has elegido el blanco equivocado y creo que nosotros dos estábamos espiando el mismo alienígena. Desafortunadamente no puedo dejarte vivir para que intercambiemos informaciones.

— Hablas demasiado para alguien que está listo para ser capturado. Haremos muchos experimentos contigo.

— Perdóname, tus amigos están llegando y tengo que irme.

En el último instante, Dargan le puso un artefacto a Ann sin que ella lo notara. Después apretó el reló y desapareció delante de los ojos de ella.

Ann se miró la mano izquierda y había un brazalete en su muñeca con una luz roja que hacía intermitencias. Intentó quitársela a toda costa y su mano ya sangraba, tamaño era el esfuerzo que hacía. El alienígena había dicho que el encuentro sería fatal. Por eso imaginó que aquello era una bomba.

Los Hijos del Tiempo 3 - La Batalla de los DiosesWhere stories live. Discover now