VII - Cacería

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Las naves de Sivoc y Merko se posicionaron cerca de la luna para mapear el planeta y buscar señales precisas de la localización de la Génesis.

— Mantén los escudos antirradares de la nave. No queremos ser detectados por los enemigos — ordenó Sivoc.

El capitán Merko reiteró esta orden a la Star Hunter. Las naves alienígenas poseían un poderoso sistema de camuflaje que las protegía incluso de otras naves de su federación, dejándolas invisibles.

Drako miraba los radares por un holograma que se elevaba encima del panel de control.

— Señor comandante, veo en nuestros sistemas la posición de la nave del enemigo. Esta y algunos vehículos menores están sobrevolando el planeta.

— ¿En qué región están? – Sivoc cuestionó, ya pensando en las próximas estrategias.

— En el lugar correspondiente al futuro continente africano.

Merko y los otros ya estaban en el puente de la nave de Sivoc, organizando el ataque a las fuerzas de Mirov.

— Llévanos lo más rápido posible a un punto seguro, dentro del océano. Así será más difícil que nos localicen. Pídele al inmediato de la Star Hunter que nos acompañe.

Los comandantes de las dos naves pensaban juntos en una manera de abordar al enemigo sin perjudicar a los seres humanos y al pasado terrestre.

Mientras tanto, Mirov seguía con los planes de gobernar el planeta. Después de ser reverenciado entre los humanos, quería modificar el genoma humano para que evolucionaran física y tecnológicamente. Para eso, ordenaría a los genetistas que implantasen embriones en los úteros de mujeres embarazadas, sustituyendo a los allí existentes, iniciando así una generación evolucionada como tanto deseaba, a su semejanza. No le importaba lo que ocurriría en el futuro. Él quería moldear el presente, sin pensar en las consecuencias. Para eso tenía una oportunidad única en las manos de transformar a toda la raza humana y dominarla. Además de eso, al hacer sus experimentos de recombinaciones genéticas entre los humanos del futuro y del presente, estaría eliminando toda la historia conocida... Tal vez extinguiera el propio planeta que le renegó, sin importarle las consecuencias.

"Estoy construyendo una nueva raza. No creo en paradojas temporales, o lo que me ocurrirá en el futuro. Creo en el poder que tengo en mis manos, en el ahora", Mirov era todo orgullo y furia.

Merko y sus aliados decidieron que deberían atacar a los enemigos, atrayéndoles a una región deshabitada. Esquivándose de una confrontación en un lugar poblado, evitarían al máximo que el futuro fuera modificado. Ya no bastaba el destrozo que Mirov había hecho...

— Nuestros enemigos están expuestos, como si quisieran que les encontráramos. Me parece muy extraño – Nícolas estaba preocupado, sospechando alguna trampa.

— Tal vez estén convencidos de que nadie les perseguirá – respondió Tíbor.

— Estoy de acuerdo con Nícolas. Esto es una cosa extraña. Ellos deberían imaginar que vendríamos tras ellos. Asesinar al rey Zador fue un crimen imperdonable – intervino Merko.

— ¿Y las atrocidades que hicieron con la reina Isadora? Tienen que ser castigados – sólo de recordar, Zara se enfurecía.

— Tenemos que tener cuidado – Sivoc alertó a todos. – Tal vez hayan preparado alguna emboscada. Mirov no juega para perder y su corazón debe estar lleno de odio por haber sido obligado a huir del planeta Vida.

— A esa altura, ya sabe que saboteamos sus planes de destruir a la raza humana original o, por lo menos, que los humanos están vivos y se desarrollan normalmente – Nícolas constató.

Los Hijos del Tiempo 3 - La Batalla de los DiosesWhere stories live. Discover now