𝙏𝙤𝙙𝙤 𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙞𝙢𝙥𝙤𝙧𝙩𝙖 𝙚𝙨 𝙚𝙨𝙩𝙤.

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La canción de arriba es la que estuve escuchando mientras escribía el capítulo y con la que me imaginaba que todo pasaba mientras sonaba de fondo. Es muy bonita y creo que encaja muy bien con todos los sentimientos que salen en este capítulo, sobre todo queda muy bien con el momento más importante del capítulo, que ya van a ver cual es, yay. 

Al final del todo voy a decir algo muy importante, así que les agradecería que lo leyeran.

Y dicho esto, yo quedé bastante contenta con este capítulo y espero que os guste a vosotros también. <3

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Aaron volvió a colocar una de sus manos sobre la frente de Daryl, controlando que la temperatura de este no fuera subiendo con el paso de los minutos. Daryl había conseguido dormirse durante unos diez minutos, antes de que otro fuerte dolor de estómago le despertara. Erik y Aaron trataron de ayudarlo como podían con pastillas para las náuseas, toallas frías para la temperatura y una gran cantidad de mantas y cojines para su comodidad. Pero nada parecía hacerle sentir mejor. 

— Deberíamos llamar a Denise. — Dijo Aaron, dirigiendo la mirada hacia las calles de Alexandria a través de la ventana de la cocina, mordisqueando una pequeña parte de su labio inferior, algo preocupado por el estado de Daryl. Erik, quien se encontraba en la misma habitación que él, pero con la mirada fija en el salón para vigilar a Daryl, negó con la cabeza. 

— Aún no han cerrado del todo los muros, seguro que aún hay algún caminante suelto por las calles. Además, todo está lleno de humo, no lo podríamos ver bien en caso de que así fuera. — El pelirrojo volvió la mirada hacia su novio, quien ahora tenía la mano sobre su propia frente, agobiado por la situación en la que se habían encontrado todos en apenas menos de dos minutos. — No deberíamos sacar a Daryl de aquí, podría ser peor. 

— ¿Y qué se supone que tenemos que hacer aquí dentro? — Le respondió, con algo de preocupación notable en su voz. Aaron era un chico práctico, al igual que Erik. Juntos se las habían arreglado lo suficientemente bien, sobrellevando cualquier situación que se les viniera encima. Pero la amenaza de los caminantes y tener a Daryl en esa situación, le estaba sobrepasando un poco. No era capaz de encontrar una solución a lo que estaba pasando, y eso, siendo alguien tan autoexigente como era, le estaba agobiando. Por suerte, tenía a Erik al lado, quien siempre había mostrado ser algo más calmado en este tipo de situaciones. — ¿Tenemos que dejar que Daryl se muera de dolor en nuestro salón?

Erik suspiró, volviendo a mirar a Daryl. Hizo una mueca mientras miraba al chico, tumbado en uno de los sofás con su brazo derecho por encima de su frente, cubriendo sus ojos. El pelirrojo sabía mejor que nadie que Aaron se había encariñado rápidamente con él, y ya le consideraba uno de sus amigos más cercanos en el pueblo, aún y ser el nuevo. Ya había pasado un mes desde que Daryl había llegado, y las veces en las que Erik había podido pasar el rato con él, Erik se había dado cuenta enseguida de que, bajo su apariencia distante y solitaria, casi intimidante, se escondía una buena persona con un gran corazón, solo hacía falta conocerlo de verdad, más allá de su apariencia. Negó de nuevo con la cabeza, aún con la mirada en Daryl para después volverla hacia su novio. 

— Aquí no va a morir nadie hoy, ¿está bien? — Erik trató de sonar lo más positivo posible y apretó cariñosamente el brazo de Aaron, tratando de animarle y de alguna manera, hacerle saber que estaba ahí, antes de dirigirse hacia el salón. 

Daryl entreabrió los ojos al escuchar los pasos que se acercaban hacia donde se encontraba, apartando su brazo de delante de su visión, dejándolo caer sin fuerzas. Alzó la mirada, viendo como Erick se agachaba un poco para quedar a su altura, el cual le dedicó una sonrisa amable. Daryl hizo una pequeña mueca en un intento de sonreírle de vuelta, pero le era imposible en aquel momento. Inspiró y expiró con fuerza antes de fruncir un poco el ceño al ver que su visión estaba algo borrosa. — ¿Cómo te encuentras? — Le preguntó Erik, recolocando un poco los cojines que se encontraban al rededor de su cabeza. 

Un cuento torcido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora