Ella, Madison Black, dejo sus sueños por un accidente
Él, Zach Davies, dejo a su familia atrás por un accidente
Ella llega,
Él regresa
El destino quiso que bailaran juntos
Muchos se oponen
Muchos los apoya...
El sábado todo estaba listo en la mansión Black, el cumpleaños de Sarah, la abuela de Maddie, había mantenido a todos muy ocupados.
Desde su encuentro, Zach y Maddie no se habían cruzado, cosa que la castaña agradeció, pero eso no le impedía recordar sus manos recorriendo la piel desnuda de su abdomen.
— ¿Para qué es eso?
Preguntó Maddie a Doreen mientras veía como montaban un entarimado alto junto a la pista de baile, las mesas redondas estaban alrededor de esta.
— Tu abuela quiere que se amenice durante la cena
Maddie asintió y siguió su camino a su habitación donde tomó una larga ducha, faltaba bastante para la fiesta por lo que tomó una siesta.
Cuando se despertó ya estaba poniéndose el sol así que supo que estaba retrasada.
30 minutos después bajaba por las escaleras enfundada en su vestido negro con blanco.
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Ahí ya la esperaba Stefan con su traje se veía muy guapo pero a la vez incómodo, Maddie sonrió, él único que aceptaba de buena forma al rubio era su padre.
— ¿Tienes mucho esperando?— Stefan sonrió aliviado al ver a su novia frente a él.
— No, acabo de llegar pero tu abuela me dijo que podía empezar a repartir las copas que estaban en la cocina
—Tranquilo, esta un poco alterada por sus años.
Maddie lo tomó de la mano y lo llevó a la mesa donde se sentarian junto con su familia.
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Su padre, Doreen, su abuela, Melissa y los gemelos, los abuelos de Tony, Stefan y Maddie completaban la mesa.
Su abuela recibía a sus invitados más feliz que una quinceañera.
Maddie, por su lado, saludaba a sus amigos Chel, Natalie, Ryan, Eileen y Nathan y Les. Buscó discretamente a Zach pero no lo vio por ningún lado y sabía muy bien que su abuela lo había invitado.
La cena estaba deliciosa y todos los invitados parecían disfrutar bastante, el clima era perfecto y las conversaciones en las mesas se notaban animadas.