Capitulo 2.

19.2K 821 24
                                    

—Johanna, antes de irnos al aeropuerto, ¿podemos dejar a Andrea a su casa? por favor. —le pregunte casi suplicándole. 

—Claro no hay ningún problema, pero tenemos que darnos prisa, porque entones perderemos el vuelo a Londres. —me contesto muy dulcemente. Le sonreí. 

DEFINITIVAMENTE SE PARECÍA A LA MADRE DE LOUIS. 

—Bien, me despediré de mis "padres" —le dije haciendo comillas en la ultima palabra.

—De acuerdo, pero apresúrate, cariño. —dijo tomando mis maletas y trasladándolas al taxi.

—Ingrid, Marco. —esos eran los nombres de mis "padres" —Me tengo que ir, les llamaré cuando llegue ¿vale? —le dije con un nudo en la garganta, a pesar de que me trataran pésimo y me odiaran, les tenía cariño. Ellos me habían criado, de todos modos.

—De acuerdo, ya ve y pásala genial. —contestó Marco. —Tú siempre quisiste esto, ser libre.

—No te preocupes en llamarnos, vas a estar con tu verdadera madre. —dijo Ingrid.

—De acuerdo, adiós, los quiero. —confesé. Ellos no me respondieron nada, solo asintieron con una sonrisa e hicieron un gesto para que me fuera.

Salí de casa y me instalé en el taxi, junto con Andrea que la iría a dejar a su casa para yo irme a Londres. 

Cuando llegamos a casa de Andrea, ambas salimos del taxi para poder despedirnos.

 —Te echare mucho de menos. —dijo abrazándome.

—Yo igual te echare mucho de menos, pero te juro que te llamare, cada una hora —ambas reímos—, y como sabes yo tengo mis ahorros y te mando pasajes, ¿vale? —dije dándole un gran beso en su mejilla.

 —Bien, te quiero mucho ____. —algunas lágrimas se aproximaban a sus ojos.

 —No llores —susurré—, me tengo que ir, adiós. —la abrace por ultima vez y me subí al taxi. Mordí mi labio tratando de contener las lágrimas. 

Conocía a Andrea desde que tenía seis años. Ese era el tiempo suficiente como para considerarla mi hermana y parte de mi vida cotidiana. Hacíamos absolutamente todo juntas.

 Llegamos a el aeropuerto, sin decir ninguna palabra con Johanna. No tenía ganas de hablar en el taxi.

 —____, nosotras tenemos que hablar. —me dijo Johanna.

 —Si, pero mejor hablemos en el avión, porque nos podemos quedar abajo —sonreí de medio lado. La verdad era que aún no quería oír lo que ella tuviera que decirme. —Además es mucho de viaje.

 —No pareces triste porque te saqué de tu casa y te llevaré lejos. —me miró fijamente a los ojos con el ceño fruncido.

—Realmente, no estoy triste, pero tampoco estoy feliz, verás, no sé si tu sabes que mis padr... digo Ingrid y Marco me trataban pésimo, me decían cosas fatales, y me alegro por que al fin me aleje de ellos y de sus criticas —me encogí de hombros tratando de mostrarme indiferente. —Pero debo admitir que tampoco estoy feliz por que dejare un lugar en el que viví diecisiete años y dejaré a mi mejor amiga.

—Lo siento. —contestó ella apenada, lo note en su voz. —Pero supe que te trataban pésimo y no quiero que te traten así, por eso he decidido venir a buscarte... —la interrumpió una voz.

—¡VUELO CON DESTINO INGLATERRA, LONDRES! —sonó la voz en un parlante.

—¡Ese es el de nosotros! vamos Johanna. —dije corriendo al avión sonriendo junto a Johanna. 

Es ahí donde recién entré en razón. Malditamente me iría a Londres, donde siempre había soñado vivir. Tal ves la vida no era tan mala como yo pensaba.

—Cariño, ve a buscar nuestros asiento mientras yo guardo las maletas, ¿vale?

—¡De acuerdo! —sonreí nuevamente.

Subí al enorme avión y busque nuestros asientos, cuando los encontré y me instale, Johanna llegó minutos después y se sentó a mi lado.

—De acuerdo primero y antes de todo, te quiero pedir una enorme disculpa. Cometí un gran error al darte en adopción, pero espero que lo entiendas, no tenia dinero, tengo otros hijos, y no podía alimentarte, pensé que la mejor opción era esa. —algunas lágrimas se aproximaron en sus ojos. —Pero me equivoque, y ahora que te tengo junto a mi no te quiero volver a perder. —ella ya estaba llorando, yo no aguanté y la abracé.

Quizá tenía razón, de cierto modo la entendía. No tener dinero, no ayudaba para nada.

—Johanna no te preocupes, las cosas pasan por alguna razón, y créeme que a pesar de que me trataran mal, nunca me falto nada, lo único que me falto fue amor, pero ese amor lo llenó Andrea. Por favor, no sigas llorando.

—De acuerdo... —se secó las lágrimas con una sonrisa débil.

—Y cuéntame ¿tengo un hermano mayor? —cambié de tema radicalmente. Todo esto me parecía tan... realmente no encuentro la palabra para expresarlo.

—Si pero no te contaré de él, tu lo veras con tus propios ojos... oye tengo que decirte que... uhm, no podrás vivir conmigo, sino que con tu hermano mayor el te cuidara, junto a sus amigos que viven juntos, mi casa no es muy grande que digamos. —hizo una mueca. —Además, sé que te encantará vivir allí, lo hice por tu bien.

—No te preocupes, solo espero llevarme bien con él. —le sonreí imaginándome vivir con él. 

—Y créeme ____ que si lo harás. —cerró sus ojos y soltó un suspiro.

—Como tu digas. —contesté encogiéndome de hombros.

Miré por la ventana y comencé a contemplar las nubes que pasaban. Ni siquiera me había dado cuenta cuando el avión había comenzado a volar.

—Será mejor que te duermas, es un viaje muy largo. —habló de repente haciendo que diera un pequeño salto en el asiento.

—Si creo que será mejor. —dije y me acomodé para dormir.

La hermana de mi ídolo.Where stories live. Discover now