La llegada a Hogwarts.

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Pasaron cuatro días de aquel hecho aislado cuando el momento de iniciar las clases llegó, un viaje largo nos espera saliendo de las costas de Bulgaria hasta el norte de Noruega y Suecia; llegamos al puerto más grande de Bulgaria, sosteniendo nuestro equipaje, llevando grandes abrigos para el frío y reencontrandonos después de mucho tiempo a nuestros compañeros, nos hundimos discretamente en una montaña de tierra atravesándola y chocando con el mar abierto, el barco está a punto de salir cuando nos despedimos de los padres de Viktor, mi fiel águila duerme en su jaula luego de un largo viaje donde entrego mi carta de saludos a mi familia, del único que obtuve respuesta fue de Draco quien espera verme en vacaciones de navidad, por otro lado me extraño que mi tía no me haya respondido. Nos metimos dentro mostrando nuestras credenciales de pertenencia al colegio y fuimos directo con Artemisa al cuarto que compartimos ya que somos de las pocas chicas de nuestro año.

El viaje es un poco largo, son varias horas hasta llegar al colegio, salimos muy temprano desde Bulgaria y llegamos al otro día al colegio, por lo que solemos ponernos los más cómodos posibles, nuestras habitaciones están equipada para todas las situaciones, una vez nos vimos envueltos por una gran tormenta en mar abierto y nos quedamos varados dos días hasta que pudimos pasar con ayuda de la magia, a veces la magia no es la solución para todo. Varias horas luego de nuestra salida del puerto búlgaro, ya en mar abierto y a pocas horas de llegar al colegio la puerta del camarote fue golpeada.

—Chicas el director quiere hablar con nosotros ante de llegar al colegio, por favor vayan al comedor—Dijo Viktor del otro lado de la puerta.

Con Artemisa nos pusimos un abrigo para poder salir al pasillo y nos encaminamos juntos con Viktor hacia el salón de reuniones del barco, por fuera parece ser un simple barco, pero por dentro encontramos más comodidades de las necesarias en varias ocasiones, es un poco grande pero tantos años recorriéndolo ya nos sabemos todos los caminos. Al llegar y tomar asiento junto a nuestros compañeros nos percatemos de que solo estamos los de los ultimos años presentes, más de la mitad de la sala esta vacía, pocos segundos de incertidumbre más tarde el director entro a la sala con un gran abrigo de piel gris y marrón, unos pantalones gruesos de cuero, unas botas gigantes negras gastadas y su típico sombrero contra el frio de piel de buey.

—Se preguntaran porque los llame, primero quiero decirles que todos los padres de ustedes saben los que lo voy a decir y me dieron su permiso para comunicarcelos, habrá un gran evento que comenzará en épocas de hallowen, para eso debemos prepararnos, debemos tener más experiencia que la vivida y planeada, por eso este mes en el  colegio deberán con discreción aprender en clases extras magia un poco más avanzada, no puedo decirle de que se trata todavía pero cuando llegue el momento a más de uno le va a gustar la idea.

El murmullo que se generó durante varios segundos terminó por extenderse a cada rincón del barco y posteriormente de la escuela, ese mes fue el más cuestionado por todos los de último año, tenemos clases que no podemos explicar, hechizos complejos que quizás jamás usemos, posiones curativas de alta complejidad, magia oscura que no es muy bien vista utilizar, aprendimos a desarrollar más la magia sin hablar e incluso aprendimos más de duelo de dos contra dos. Las prácticas de quidditch se suspendieron para generar más espacios de tiempo, el frío que hizo la nieve endurecer solo puso otro obstáculo a los entrenamientos, las interminables charlas entres compañeros sobre para que nos preparamos cada vez comenzaron a ser más absurdas, llegaron a pensar en propuestas tan ilógicas como un mundial de duelo entre adolescentes, debo confesar que yo también tuve de esos pensamientos ilógicos pero solo por un momento hasta caer en la realidad.

Cuando la comida cada vez se sirvió más caliente, la fogata en nuestras habitaciones llegaron al techo, las tormentas de nieve de este año parecen querer tumbar los largos muros del colegio que casi no sirven para nada, las últimas plantas están quedando tapadas por la nieve y el lago interno del colegio está congelado al punto de que podrían traer un drago que su aliento no lo derretiría.

Sadira la hija de VoldemortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora