Luna de Miel

Capitulo 14; Lo que no quiero

-¿No me vas a decir que te pasa? –Abi la observo con el ceño fruncido –Llevas todo el día muy extraña y no has querido ir a la playa

-Simplemente no me apetece –Aurora le sonrió forzosamente ¿La playa? No, necesitaba alejarse de Mario, ahora mismo si le veía, si tan solo cruzaban una única palabra su cabeza volvería a confundirse Mas aun –Sigamos con las compras

-Mira esa tienda –Abi señalo una de lencería –¿Vamos?

-Ehm si –Aurora se sonrojo levemente ¿lencería? Inspiro aire profundamente y siguió a su amiga al interior de la tienda

Estuvieron largo rato probándose prendas y las dos se llevaron bastantes cosas, sorprendentemente Aurora se sentía muy cómoda con la lencería.  Muy sexy.  Antes se hubiera sonrojado al verse con algo de eso puesto pero ahora, ahora era distinto.  Se sentía mas mujer, distinta.

-¿Nos vamos? –Abi la espero en la puerta de la tienda con las bolsas

-Si –Aurora camino junto a ella por el centro comercial –He pensado en llamar a mi madre

-¿Quieres hablar con ella? –Abi la miro sorprendida

-No lo se –Aurora frunció el ceño –Pero no puedo estar escondiéndome siempre, necesito saber que es lo que esta pasando allí

-Si crees que lo necesitas, llámala –Abi le sonrió –Solo procura que esa llamada no te haga daño

Al llegar al hotel decidieron tomar algo en una cafetería de la playa antes de separarse y estando sentadas y charlando relajadamente fue cuando Aurora se encontró con sus ojos

-Buenas tarde señoritas –Mario se paro ante la mesa de ellas y les sonrió -¿Me permiten acompañarla?

-Claro –Abi asintió sonriente

-Yo tengo que irme –Aurora se levanto de su lugar rápidamente, cogio sus bolsas y miro a su amiga ignorando a Mario –Tengo una llamada que hacer

-Ten cuidado –Abi la observo preocupada, ella asintió y se marcho rápidamente

-¿A que ha venido eso? –Mario miro a Abi con el ceño fruncido

-Yo podría preguntar lo mismo –Abi levanto una ceja -¿Por qué Aurora salio como alma que lleva el diablo cuando llegaste?

Aurora entro a su habitación y dejo las bolsas a un lado, su pulso aun estaba acelerado.

Ver a Mario no había hecho sino recordarle la sensación que sentía cuando sus manos la tocaban y el miedo se volvió a apoderar de su cuerpo.   Se quito la ropa mientras caminaba hacia el baño y se sumergió bajo el agua de la ducha.   Cerro los ojos y simplemente dejo en blanco su mente, tenia que relajarse, que pensar.  Debía tener la mente clara para hacer la llamada

Cuando salio de la ducha envolvió su cuerpo en una toalla y camino por la habitación de un lado al otro.  Al fin reunió el valor suficiente, tomo el teléfono de la mesa y lo miro fijamente.  Marco el numero y lo llevo a su oído, pito una, dos y tres veces.  Y entonces;