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Toda ilusión que Lucifer había impuesto se deshizo mostrando su localización cercana al castillo. Leviatán encontró a ambos bastante cerca y contemplo curioso la daga en el cuerpo del fallecido. La misma daga que años atrás habían acusado de tratar de asesinar al rey y que había desaparecido finalmente había aparecido culminando su trabajo. La daga de Wuaira había protegido a su hijo. O eso pensó Leviatán porque en un segundo que desvío la mirada el objeto desapareció igual de misteriosamente que había aparecido. - Adiós Reina Wuaira ...

Había luz, mucha luz, tanta que obligó a Sebastián a abrir los ojos. No le dolía nada pero se sentía muy cansado. Algo había enredado en su cintura. Se alzó un poco viendo que aquel pequeño enredo era Ciel. Pero no era la imagen que quería ver. Ciel estaba entubado, un tubo se introducía por su garganta ayudándole a respirar conectado a una rudimentaria máquina y otros tantos tubos conectados a sus brazos.
- Ciel... - al terminar de incorporarse el menor se rodó un poco mostrando aquella marca morada que estaba extendida por prácticamente todo su cuerpo. Leviatán entro con rostro abatido. Lo sabia, sabia lo que iba a decir y aun así le dolió.
- Kain no puedo curarlo
- ¿Cuanto le queda?
- Unas horas quizás, un día como mucho. - la expresión de Leviatán cambio a una más amable - Solo pudimos calmar a Ciel cuando lo pusimos a tu lado.- Se rió un poco acariciando la cara del niño lo colocó boca arriba y arreglo los tubos - Lo siento Kain. No puedo hacer nada por el. No se cual es el veneno...
- Mi padre se encargó de que así fuera - Se giró mirando al niño mas de cerca
- Se que esto va en contra de "solo amigos" pero eres un incubo. Igual absorbes energía que la cedes - Suspiro un poco mientras se marchaba - No se si funcionara pero no hacer nada es la peor opción. - Salió del cuarto
No era una idea tan descabellada pero no quería violar a Ciel. Con cuidado retiró todos aquellos aparatos y Ciel comenzó a jadear.
- Espera un poco - Dio un pequeño beso cedió algo de energía haciendo que respirase con algo de normalidad - funciona - susurro para sí. Comenzó a desabrochar la pequeña ropa del niño ansioso. No negaría que lo ansiaba pero no lo deseaba esa situación. Con cariño y extremo mimo cubría el cuerpo del menor con el suyo ya el niño completamente desnudo - Se que eres tímido, no te preocupes - la mayor parte del cuerpo estaba morada pero parecía reaccionar a la energía que Sebastián le proporcionaba con sus besos. Beso con más decisión los labios del menor - Ciel te quiero - Volvió a besar más apasionante, no podía evitar que su cuerpo reaccionase y sentía su propia virilidad hacerse presente. - Por eso espero que me perdones por esto que voy a hacer - Comenzó a acariciar el trayecto entre el pecho del niño y sus caderas - Pero no te voy a permitir morir otra vez - comenzó a masajear el miembro de Ciel mientras seguía con sus besos y caricias incitando el cada vez más reactivo cuerpo del menor. Poco a poco desaparecía aquella marca y dejaba la impoluta piel de Ciel a la vista.
Como un pequeño animal tratando de hacerse el muerto para no ser devorado Ciel se mantenia estático pero esa misma rigidez delataba que estaba consciente. Poco a poco la virilidad del niño se erguía ante los deliciosos mimos de su de su demonio y la voz del menor comenzaba a sonar como un dulce instrumento. Era totalmente insensible todo el menor a su entera disposición. Esa sumisión fingida lo excitaba y retaba a buscar el límite.

Ciel no podía evitarlo, había despertado entre terribles dolores pero aquellos íntimos mimos lo hacían sentir mucho mejor. La vergüenza era inmensa al sentir la mano de su demonio acariciar su intimidad, no podía evitarlo, no podía frenar la cálida pasión que lo inundaba rápidamente. Ya no había secretos para su demonio, había recorrido cada centímetro de piel. Repentinamente una húmeda y cálida boca atrapó su miembro asustando al menor, este en su defensa lanzó una patada que no tardó en uncontrarse con el otro y retrocedió en lo que ahora sabía que era una cama.
- Ugg No hagas eso - Doblado sobre si y agarrándose el vientre miraba entre dolido y divertido - Eres tu el que fingía no yo - Ciel no sabia que hacer o decir, se sentía totalmente estúpido.
- Yo... yo no ...- balbuceaba tratando de encontrar una respuesta. Jamás le diría que siguiese aunque eso era lo que deseaba. Más se turbó su mente al ver el indecoroso bulto en el pantalón del mayor, aunque para entonces sus mejillas ya eran comparables con el intenso rojo de un rubí.
- No te intimides tanto me hace sentir como si fuera un monstruo - como no se iba a asustar si despertaba siendo violado por su demonio. No. Definitivamente no dejaría que Sebastián lo tocase más ¿porque lo había hecho? Estaba siendo violado. Sebastián se estaba aprovechando de que estaba inconsciente.
El mayor trato de volver a la tarea con cierta brusquedad se cernía , ese brillo peligroso en sus ojos revelaba que sería engullido si no reaccionaba. Una patada en cierta parte demasiado sensible lo hizo caer de la cama con un alarido al tiempo que Ciel huyo.
- ¡Espera! - Se escuchaba a lo largo mientras corría pasando ante el viejo demonio cetrino.

Kuroshitsuji : Conde CondenadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora