El último pasado (Extra, Bill)

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Cortaba, degollaba y se deleitaba lanzando una risa de por medio. Así era aquel hombre, así era ese samurai tan famoso en aquellos tiempos. Bill Cipher.

(...)

El agua fría recorría su espalda llena de cortaduras, rasguños y algunas quemadas, un rubio fuerte, eso era, temido por más de la mitad de corea y amado por la otra mitad siempre ambisioso por el poder y fuerza tanto que esto lo llevó a su perdición.
-¡General! -Gritó un hombre de hanbok azul que se asomaba por la puerta corrediza del baño en donde dentro se encontraba la tina de madera con agua fría en donde se bañaba el rubio -Están atacando -Dijo este mientras cubría sus ojos para no mirar al otro salir.

-Tendré que portar el traje -Dijo con voz grave antes de enrrollarse en una tela parecida a las toallas hoy en la actualidad, su traje era rojo para camuflajear las heridas de los enemigos (que muy pocas veces tenía) y claro igualmente disimular la sangre ajena a la hora de asesinar, un asesino a sangre fría. Había estado observando que últimamente el chamanismo comenzaba a despertar en el apasiguado Corea lo cual no era de mal ya que podía utilizar de aquello como un recurso para lo que buscaba, fuerza. El enemigo era fuerte, demasiado y en aquel tiempo cuando el joven Joseon era tan sólo un niño de 14 años y él un adulto de 31, no lo miraba como un obstáculo.

-William... Necesito fuerza -Dijo frustrado despúes de otro combate dirigiendose al antes mencionado, necesitaba más, más de aquello.

-Pero Bill, eso no se consigue de la noche a la mañana -Dijo el otro mientras vertía un poco más de té verde en la taza de porcelana.

-Tiene que haber un método... -~Y vaya que lo hay~ escuchó en su interior, se llevó los dedos a la barbilla mientras entrecerraba sus ojos ambarinos pensando en lo que había escuchado y claro, ahí la respuesta.

Chamanismo

Rendir tributo a los espíritus, curar a base de limpias, invocaciones y demás eso era lo que necesitaba y conocía muy bien a uno de los practicantes más jóvenes, Joseon.

Decidido y consumido como los deseos tal diablo tienta al débil fue a meter las narices en quien sabe donde. Terminó su té y tras inventarle una buena excusa al otro hombre de cabellera azulada salió en caballo hasta la casa o bien chosa del aún joven emperador Joseon. Quien pensaría que aquel niño subiría a tal rango.

Bajó del potro e hizo sonar el metal rojizo de la armadura llevandose las manos a los costados y mirando si de verdad era buena idea meterse ahí, no creía que fuera nada malo incluso sería practicante mas su trabajo le consumía demasiado. Tocó un par de veces a lo que se asomó un niño de razgos coreanos como todos por ahí, lo miró de pies a cabeza para después decirle.

-Ya sé lo que buscas ven -Abrió la puerta dandole paso así al rubio quien aún seguía con la duda en la boca, la casa estaba repleta de cuadros con dibujos de diferentes espíritus de varios colores, formas y cada uno tenía debajo una canasta con 'ofrendas' que no desprendían un muy grato olor, hizo una mueca de disgusto no es que tuviera algo en contra de eso pero no le gustaba la idea, normalmente consideraban esas prácticas malas debido a los contactos con el otro lado, o bien recurrentemente lo confundían con el satanismo.

-¿Cómo sabes que es lo que quiero? -Preguntó a la luz de las velas que había por varias partes del lugar.

-En tus ojos se ve reflejado la angustia y ansias por el poder joven -Dijo el niño. Bill sonrió ladino, habían dado justo en el blanco y tras decir eso el menor corrió a una habitación de la cual sacó un polvo blanco, un cuchillo y unas cuantas plantas. -Necesito que metas estas plantas en tu armadura -Comenzó a trazar un circulo con el polvo blanco en el piso, dentro había un triángulo de un solo ojo y varios escritos dentro del mismo -Necesitaremos algo tuyo que darle -Contestó extendiendole el cuchillo al general, Bill alzó una ceja bastante desentendido -Tendrás más poder del que tu imaginas -Dijo -Y lo mejor sería un ojo -Sentenció. Lo que Bill no sabía es que en realidad la ofrenda era para un espíritu y no para un 'poder', cegado por la avaricia terminó haciendo lo que el chico había solicitado, quedando con un punzante dolor en el ojo derecho o donde antes solía estar tal órgano. -Entra al círculo -Su plan salía de maravilla, si el más fuerte de los samurais moría eso quería decir que no se transformaría en emperador, ya que Bill no sólo era eso sino un sangre noble.

(...)

Para cuando despertó todo era dolor, todo el dolor que ejerció en sus víctimas había vuelto en él, su mirada ya no era la misma, ahora tenía que estar tras un velo ya que fue como venderle el alma al diablo, intentó de mil y un formas volver a su cuerpo, volver a ser aquel samurai tan temido pero sus intentos fueron fracasados, podía cambiar la historia, manipularla como quisiera mas en el momento de hacer el trato con Joseon ya no podía hacer nada porque ahora era un espíritu, uno hambriento de venganza y su primera presa ya la tenía bien marcada en la lista, tendría que depositarle todo el odio posible.

Antes de que Joseon se convirtiera en el nuevo emperador hubo una guerra, en la que el padre de Sonamu estuvo, el samurai Pines, en ese tiempo Dipper Pines era un niño.
Bill pensó que si poseyendo el cuerpo de cualquier otro enemigo degollaba al padre de Dipper este quedaría triste y con sed de venganza, y bien eso hizo.

La historia se escribió, un cuento infantil, uno al que el padre de Dipper le leía a el niño y uno que Bill le leía a Dipper.
















Sonamu (EDITANDO)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें